El 16 de febrero, el senador atlanticense Luis Eduardo Díaz Granados aseguró ante los medios que “Cambio Radical es un partido consolidado, conducido por un dirigente nacional como Germán Vargas Lleras”. Dijo esa frase un día después de una reunión convocada por el senador Arturo Char, a la que asistió la mayoría de la bancada de ese partido. De puertas para afuera, el encuentro sirvió para discutir visiones compartidas sobre el país. Pero en realidad tuvo el propósito principal de armonizar la relación entre Germán Vargas Lleras y los congresistas que lo reconocen como máximo líder del partido, por un lado, y los políticos cercanos a la casa Char. Aunque estos últimos son parte estructural de Cambio Radical, recientemente han tenido posiciones diferentes a la del resto de su colectividad. Es probable que las diferencias políticas vuelvan a aflorar en un tiempo, pero por ahora Germán Vargas sigue tirando línea en el partido. El mismo senador que aseguró que había cordialidad en el partido hace unos días dejó ver los encontronazos que hay en Cambio Radical entre dos sectores. El de los vargaslleristas purasangre, entre los cuales se encuentran figuras reconocidas como los senadores Rodrigo Lara y Germán Varón, y el de los políticos ligados a la casa Char. Díaz Granados, quien ha hecho su carrera política en todos los escaños de rigor, a última hora le salvó al Gobierno la aprobación del Plan de Desarrollo en las comisiones económicas.

Su llegada de último momento a la votación no habría generado controversia si Cambio Radical hubiera avalado el respaldo al plan. Sin embargo, en el partido de Germán Vargas había la clara instrucción de no votarlo. Entre otras razones, porque el exvicepresidente y la mayoría de su bancada están en desacuerdo con los artículos que buscan darle facultades a Iván Duque para crear, fusionar o suprimir entidades del Estado. Pero Díaz Granados adelantó un vuelo de Barranquilla a Bogotá, votó a favor y corrió a contarle al secretario general de Palacio, Jorge Mario Eastman, que así lo había hecho. Asimismo, reconoció haber tomado esa decisión después de hablar con Fuad Char. En contra de su propia colectividad, también votó el senador Miguel Amín, quien se estrenó en el Congreso con el aval del Partido Liberal, pero que es íntimamente cercano a la casa Char. Le puede interesar: Germán Vargas le ganó a Char pulso por la presidencia de la Camara Los Char y el ala vargasllerista de Cambio Radical ya habían tenido un encontronazo a finales del año pasado. Vargas y Aurelio Iragorri, presidente de La U, habían acordado elegir un magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE) en coalición y tenían un candidato para ello. Sin embargo, los Char le apostaron a otra figura y rompieron el acuerdo. Cada partido terminó con un magistrado y perdieron la posibilidad de tener uno tercero en conjunto. Ninguno de esos episodios tuvo lugar antes de la campaña presidencial en la que a Germán Vargas no le fue bien. Entonces la relación entre él, Cambio Radical y los Char parecía indisoluble. La casa Char, fundada por el patriarca barranquillero Fuad Char y liderada por sus hijos Arturo y Álex –senador y alcalde de Barranquilla, respectivamente– tiene influencia en el Caribe colombiano. En los últimos años, sus máquinas electorales habían servido para que el poder de Cambio Radical se viera materializado en elecciones de alcaldes y gobernadores, por un lado, y a nivel nacional, por el otro. En una especie de contraprestación, y como acto de confianza, mientras estuvo en el Gobierno, Vargas Lleras les ayudó mucho políticamente. Por la cartera de vivienda, a cargo del vicepresidente durante el segundo gobierno de Santos, pasaron figuras charistas como la exalcaldesa de Barranquilla Elsa Noguera y el exfuncionario Jaime Pumarejo. En el ICBF respaldó a Karen Abudinem, quien también trabajó con Álex. Con esa relación, la fuerza de Cambio Radical y los Char se consolidó en el Caribe al punto de que hoy esa casa cuenta con una especie de bancada propia. En el senado y tan solo en Cambio Radical, además de la curul de Arturo, tienen la de Antonio Zabaraín y Luis Eduardo Díaz Granados. En la Cámara tienen al menos tres representantes: José Gabriel Amar, Modesto Aguilera y Karina Estefanía Rojano. No es una fuerza insignificante si se considera, asimismo, que su partido tiene 16 senadores y 30 representantes, y que además de estos congresistas propios, los Char tienen influencia sobre parlamentarios de otros partidos. Vea también: Fico, Peñalosa y Char: ¿les suena la idea de quedarse hasta 2022? Por cuenta de ese poder, después del episodio del CNE y de lo sucedido con el Plan de Desarrollo, la semana pasada Germán Vargas tuvo que enfrentar otros dos pulsos y los terminó ganando. El primero de ellos, la escogencia del nominado a presidente de la Cámara, cargo que le corresponde a este partido desde el próximo 20 de julio. Los Char venían negociando con el Gobierno la posibilidad de que desde el Ejecutivo se apoyara al representante César Lorduy. Sin embargo, Vargas llamó a casi todos los miembros de la bancada para apostar por el representante Carlos Cuenca. Al final, Lorduy renunció y ganó Cuenca. La importancia del cargo de presidente de la Cámara se debe a que él es quien termina definiendo parte de la agenda del Congreso. El segundo pulso tuvo que ver con las objeciones a la ley estatutaria de la JEP. Durante las últimas semanas, el mundo político estuvo pendiente de lo que decidiera Cambio Radical sobre el tema, pues podría inclinar la balanza a favor o en contra de la decisión del Gobierno. Las cuentas estaban apretadas, y después de una discusión compleja, el senador Germán Varón aclaró que no cuestionaría leyes ya avaladas por la Corte Constitucional, como sucedió con la estatutaria. En Cambio Radical dan por entendido que lo que dice Varón coincide, casi siempre, con lo que piensa Vargas. Con el apoyo de otros parlamentarios, como el senador Richard Aguilar y el representante José Daniel López, la votación se precipitó y la mayoría (22 congresistas, de 27 presentes), decidió en últimas que el partido va a rechazar las objeciones. Con esa decisión, el Gobierno tiene las de perder en el Congreso. Pero más allá de poner a tambalear un proyecto específico, la decisión de Vargas le da un golpe al uribismo. El Gobierno había estado dedicado a conquistar uno a uno los votos para aprobar las objeciones y otros proyectos. En el Congreso lo estaba representando el senador Álvaro Uribe, quien además tiene una cercanísima relación con Fuad Char. Tanto, que trató de incidir sobre él para que en la segunda vuelta Germán Vargas apoyara a Iván Duque. Vargas no lo hizo y decidió que su partido se declarara independiente. Le puede interesar: Revelaciones olvidadas de un cartel de la toga en Barranquilla Él, en sus columnas de El Tiempo, ha criticado temas como la ley TIC, la falta de continuidad en las políticas de atención a la primera infancia y la ausencia de compromiso con una reforma a la justicia. También ha sido explícito en señalar que sin representación, es difícil mantener la gobernabilidad. Sus escuderos han criticado que la ministra del Interior no haya puesto a andar las mesas de trabajo con los partidos. Con Cambio Radical el compromiso era impulsar la reforma a la justicia, la ley de cielos abiertos y el Ministerio de la Familia, entre otros. En lo que se refiere a los Char, es probable que en esta oportunidad hagan caso y voten en bancada. Sin embargo, el comportamiento de esta casa política frente al Gobierno también estará ligado a que este cumpla lo que en ella se consideran promesas, como resolver la situación de Electricaribe, la doble calzada Ciénaga-Barranquilla y la alianza público-privada para reactivar el río Magdalena. Es muy probable que en Cambio Radical las tensiones vuelvan a aflorar en poco tiempo. Aún está pendiente que el Congreso vote el Plan de Desarrollo en plenarias. Después vendrán las discusiones sobre avales para candidatos a alcaldías y gobernaciones. Pero por ahora, Germán Vargas demostró que, a pesar de las circunstancias, él sigue mandando en el partido.