La frase que dice que “en política no hay muertos” quedó reflejada en una imagen de la semana pasada. Una foto se volvió viral por la extraña reunión de los más enconados rivales políticos: Álvaro Uribe, César Gaviria, Aurelio Iragorri, Ernesto Macías y Germán Vargas. La sonrisa de este último contrastaba con el rostro apagado de Uribe, quien momentos antes había visto cómo a su candidato a la Contraloría, José Félix Lafaurie, se le esfumaban sus posibilidades de triunfo.Hasta hace unos días, pocos pensaban que Uribe podría perder en su propia cancha. Con su partido en el gobierno y él firme en el Senado, se veía muy difícil que Lafaurie no se coronara como el reemplazo de Edgardo Maya. Sin embargo, la semana terminó con el respaldo de casi todas las fuerzas políticas al exauditor Felipe Córdoba. Detrás del giro había un protagonista: Germán Vargas Lleras. Más de uno dijo que el escenario había sufrido un “cambio radical”.Lo que está viviendo el exvicepresidente por estos días parece evocar el mito del ave fénix, que resurgió de sus cenizas. El 27 de mayo apareció como gran perdedor en todos los análisis sobre las elecciones. El pulso había sido tan intenso que muchos alcanzaron a pronosticar que Vargas estaría en la lona por un buen tiempo. “Para mí han sido 30 años de haberle servido a este país”, llegó a decir resignado.Puede leer: Duque ‘muestra los dientes’ a los partidos políticosSin embargo, apenas una semana después de la posesión de Duque, se podría decir que recuperó su juego y está en las mejores posiciones en la partida de ajedrez que se está configurando. Pocos le vaticinaron una recuperación tan temprana.Vargas trabajó ese resurgir con paciencia y constancia. Los primeros días después de las elecciones prácticamente desapareció sin dejar rastro. Pasaron casi dos semanas hasta que el país volvió a saber de él. El exvicepresidente decidió anunciar discretamente su regreso. En su cuenta de Twitter publicó un sorpresivo trino en el que dijo: “Invito a todo el mundo a que tome precauciones frente a la influenza y a que se vacune. A mí me tuvo nueve días en la lona, sumado al ‘knock-out’electoral casi no me repongo”, escribió.

Una foto se volvió viral por la extraña reunión de los más enconados rivales políticos: Álvaro Uribe, César Gaviria, Aurelio Iragorri, Ernesto Macías y Germán Vargas.Durante los últimos dos meses Vargas Lleras fue alcanzando pequeños logros paso a paso. El primer terreno que tenía que recuperar era su propia casa. Su partido Cambio Radical había quedado golpeado y dividido por la derrota electoral. El exvicepresidente comenzó a convocar a sus congresistas a largas reuniones para preparar la agenda legislativa.  Le sugerimos: Paso a paso de una derrota, Álvaro Uribe perdió el pulso por el contralorHasta ahí, Vargas tenía la segunda fuerza del Congreso, pero una vez selló la alianza con el Partido de la U el pasado 17 de julio, su coalición se convirtió en determinante. De hecho, hay quienes dicen que Vargas regresó definitivamente en la pelea por las comisiones y mesas directivas del Capitolio. Y que fue el 20 de julio cuando coronó el poder que hoy tiene allí.Vargas logró mayorías en dos escenarios fundamentales para el gobierno de Duque: la Comisión Primera (por donde pasan las reformas constitucionales) y la Tercera (a donde llegan las económicas). El caso de la Comisión Primera es bastante diciente. La coalición de Vargas y La U logró poner allí a seis senadores clave, mientras el Centro Democrático apenas tiene cuatro. Eso significa que difícilmente, sin el apoyo de estos, pasarán los proyectos prioritarios para el gobierno: la reforma a la justicia, las normas anticorrupción y los cambios que quiera hacerle al proceso de paz. Se da por descontado que los otros miembros –Angélica Lozano e Iván Name, de los Verdes; Alexánder López, del Polo; Carlos Antonio Lozada, del partido Farc; y Gustavo Petro– le harán oposición a Duque. Vargas también aseguró para Cambio Radical la presidencia de la Cámara de Representantes en el segundo año y del Senado en el tercero.La victoria no solo es de fondo, sino de forma. Como Vargas radicó primero la reforma, la que presente el gobierno se tiene que acumular con la de él. En los próximos días hará lo mismo con su paquete anticorrupción y la reforma a la justicia.El exvicepresidente también le está apuntando a otro escenario que podría poner en aprietos al nuevo gobierno. El domingo pasado se estrenó en la sección editorial de El Tiempo para dejar saber que no le apostará a la reforma tributaria que piensa adelantar Duque y explicar por qué decidió presentar la suya. “No podemos seguir aumentando los impuestos ni a las empresas ni a las personas”, dijo.Vargas se le adelantó a Duque. Por un lado, porque lo hizo pocos días después de la posesión, con lo cual dejaba el mensaje de que estaba más listo para gobernar que quien había llegado a la Casa de Nariño. Por el otro, quienes lo conocen saben que es un hombre calculador que no se metería a una apuesta tan grande si las sumas no le dieran para pensar que puede ganarla o, al menos, influir de manera significativa en el resultado final.La victoria no solo es de fondo, sino de forma. Como Vargas radicó primero la reforma, la que presente el gobierno se tiene que acumular con la de él. En los próximos días hará lo mismo con su paquete anticorrupción y la reforma a la justicia.Puede leer: Uribe, Gaviria y Pastrana: sin quererlo, Duque hizo el milagroEl nuevo tablero de ajedrez deja al vicepresidente, sin ser congresista, como uno de los grandes protagonistas de la legislatura que comienza.Dos elementos juegan a su favor. El primero es Uribe. Por el poder que tiene el exmandatario es muy difícil que en el Congreso algún otro parlamentario pueda debatir con él de tú a tú. Si se tiene en cuenta que los otros pesos pesados como Jorge Enrique Robledo y Gustavo Petro nunca negociarían con el uribismo, lo más seguro es que el jefe del Centro Democrático termine por buscar acuerdos con él. Eso se vio el jueves. En horas de la tarde, Uribe se dirigió al Edificio Seguros Tequendama, donde queda la sede de Cambio Radical. En los corrillos políticos se comentaba que desde hace mucho tiempo nadie sacaba al expresidente de su oficina en el Capitolio.El segundo factor es el propio Duque. El nuevo presidente le apostó a un gabinete técnico sin mayor representación de las fuerzas políticas. Esos puestos que los opinadores suelen ver como mermelada son esenciales para la gobernabilidad del Ejecutivo. Partidos como el Liberal y el Conservador, que apoyaron a Duque en la campaña pero no tienen ninguna ficha en la Casa de Nariño, se sienten en libertad de hacer coaliciones con quienes quieran. El respaldo de César Gaviria con el liberalismo y del Partido Conservador, en pleno, a Felipe Córdoba así lo confirmaron.Hasta la semana pasada, los chismes políticos le pronosticaban a Vargas un retiro digno como embajador en España. La realidad de esta semana demostró que no cruzará el charco, sino que nadará en las aguas que mejor sabe navegar.