De la imagen de criminal todopoderoso que sobrevivió a una guerra con Pablo Escobar hoy no queda ni la sombra. Ahora es un anciano “extremadamente frágil”, que tiene que usar caminador y que, continuamente, sale de su celda a la enfermería de la prisión en Estados Unidos. Así retrató la defensa a Gilberto Rodríguez Orejuela ante un juez de Miami para buscar la libertad anticipada del fundador del cartel de Cali, que este martes cumple 25 años preso.
El Ajedrecista, a sus 81 años, sufre una larga lista de padecimientos. Poco después de su extradición a Estados Unidos, en 2004, sufrió un infarto. Y desde entonces le han diagnosticado cáncer de colon, de próstata, hipertensión, gota y trastornos psiquiátricos. El capo permanece en la cárcel federal de Butner, en Carolina del Norte, donde ya hay decenas de reclusos contagiados de coronavirus. Y su defensa también se jugó la carta de la pandemia para reforzar la petición de libertad, a fin de que pase sus últimos años de vida junto con su familia en Colombia. Pero el juez Federico Moreno desestimó aplicarle a Rodríguez Orejuela la Ley del Primer Paso, aprobada en Estados Unidos en 2018 para descongestionar cárceles, con la que ya han salido más de 3.000 reclusos. El capo intentaba por segunda vez beneficiarse de la norma que cobija a delincuentes de bajo riesgo. Pero en la corte del Distrito Sur de Florida pesó más el recuerdo del peligroso señor de la droga que la imagen del anciano enfermo que presentó su defensa, encabezada por el abogado David Oscar Markus.
Rodríguez Orejuela cayó el 9 de junio de 1995. El Bloque de Búsqueda lo encontró en una caleta de una lujosa casa en Cali. En ese momento era el narcotraficante más poderoso, tras sobrevivir a una guerra declarada del cartel de Cali contra Pablo Escobar, que incluyó la bomba contra el edificio Mónaco, en Medellín, donde vivía la familia del capo antioqueño. Su organización incluso patrocinó a los Pepes, el escuadrón que lo persiguió. Después de la muerte de Escobar, el Ajedrecista y su hermano Miguel se convirtieron en los narcos más buscados, y se calcula que movieron hasta el 80 por ciento de la producción mundial de cocaína.
La Justicia colombiana condenó al Ajedrecista a 12 años de cárcel, pero solo pagó siete. Quedó libre tras una polémica decisión de un juez, que le rebajó la pena por buena conducta. Pero meses después lo capturaron de nuevo y lo extraditaron a Estados Unidos, donde enfrentó un juicio por el envío de cientos de kilos de cocaína. Así se convirtió en un trofeo de las autoridades gringas. El capo colombiano más poderoso estaba recluido en una prisión federal. Al Ajedrecista le han diagnosticado cáncer de colon, de próstata, hipertensión, gota y trastornos psiquiátricos. Durante más de una década nadie lo volvió a ver, tampoco a su hermano Miguel, de 76 años, preso en otra prisión de Carolina del Norte. Ambos reaparecieron en Colombia hace cuatro años, por medio de pantallas, en audiencias en las que procesaban a sus familiares por lavado de activos. Ahí se veía a Gilberto Rodríguez como un anciano canoso y deteriorado. “Una condena de 25 años a mi edad es cadena perpetua”, le dijo a SEMANA en los tiempos de su extradición. Según su sentencia, el Ajedrecista quedaría libre en 2034, a sus 95 años. Con las negativas de la Justicia estadounidense y el estado de salud que reporta su defensa, lo más probable es que el capo pase sus últimos días en prisión.