Gilberto Rodríguez Orejuela, uno de los máximos jefes del cartel de Cali, murió este miércoles en una cárcel de Estados Unidos. El capo colombiano, conocido como El Ajedrecista, se convirtió en el mayor exportador de cocaína en el mundo, llegando a suministrar el 70 % de la droga que llegaba al país norteamericano y el 90 % de la vendida en Europa.

En Colombia existió una competencia dura por el negocio ilícito. Pablo Escobar, el rostro del narcotráfico colombiano, dominó la exportación de droga en los años 80. Por esto, la existencia paralela del cartel de Cali y el de Medellín provocó una dura guerra que quedó en la memoria de los colombianos.

Rodríguez Orejuela fue detenido en España junto a Jorge Luis Ochoa Vásquez, cofundador del cartel de Medellín. Eran acusados de extender redes de narcotráfico en Europa y Estados Unidos pedía la extradición de los capos. A pesar de esto, el país ibérico los envió a Colombia, donde poco después fueron dejados en libertad.

En noviembre de 1987 comenzó la hostilidad a raíz de una presunta lucha por el mercado en las principales ciudades de Estados Unidos. Ochoa fue detenido en Valle del Cauca, muy cerca a Cali. Según varias fuentes, el arresto fue producto de un aviso a las autoridades proveniente de la organización liderada por Rodríguez Orejuela.

Ochoa no estuvo preso por mucho, pero poco después cayó un cargamento de droga en la Florida, costa de Estados Unidos en el Océano Atlántico. También se cree que fue un aviso del Cartel de Cali, el cual estaba saboteando de frente al de Medellín.

Luego se conoció sobre el asesinato de Rafael Cardona Salazar, asesinado en un concesionario de automóviles de su propiedad en Envigado, municipio antioqueño. El crimen fue perpetrado por hombres vestidos con indumentaria del Ejército Nacional, pero varios medios internacionales calificaron lo ocurrido como producto de la guerra entre carteles.

La guerra también se alimentó de un lío de faldas entre Jorge Elí ‘El Negro’ Pabón, del cartel de Medellín, y Alejo Piña, muy cercano a Hélmer Herrera, uno de los líderes del cartel de Cali. Según cuenta John Jairo Velásquez, alias Popeye, su compañero en la capital de Antioquia se enteró que quien habría sido su esposa estaba viviendo con Piña.

Por esto, Pablo Escobar acordó que se debía matar a Piña y se lo pidió a los Rodríguez Orejuela, pero esta solicitud no cayó bien.

En respuesta, en 1987, Herrera envió un campero bomba en uno de los costados del Edificio Mónaco, residencia de Pablo Escobar y su familia en Medellín. Al interior del apartamento, la esposa y el hijo del capo sintieron el estallido. Escobar, en el momento, se encontraba fuera de la ciudad.

Escobar respondió el atentando contra los socios y aliados de Herrera. Incluso, en 1990, el capo antioqueño envió hombres armados a un partido de fútbol privado al que asistió el narcotraficante caleño. El saldo fue de 17 muertos y el atentado fue calificado como una masacre, pero Herrera salió ileso.

Junto a eso, el cartel de Medellín atentó contra droguerías de propiedad de los Rodríguez Orejuela, intentando lastimar la estructura empresarial de la organización criminal.

En 1991, Escobar volvió a atacar a Herrera, pero la ofensiva del cartel de Cali fue más efectiva. El narcotraficante es acusado de haber conformado el grupo Perseguidos por Pablo Escobar, “Pepes”, grupo paramilitar que buscaba acabar con el capo antioqueño. Incluso, se dice que colaboraron con su muerte en 1993.

Hasta ese momento, las autoridades colombianas reportaron que la guerra entre ambos carteles provocó al menos 80 muertes en Colombia y varias docenas en Nueva York y Miami, dos ciudades clave para la comercialización de cocaína proveniente de las estructuras criminales.