El presidente electo Iván Duque ya regresó a Colombia. Fue recibido con dos buenas nuevas: el escudo de Antioquia, categoría de Oro que le entregó el gobernador Luis Pérez, y el lanzamiento del libro sobre la vida de su padre, Iván Duque Escobar. Mientras estuvo fuera del país aprovechó para hacer una gira no oficial, se encontró con altos dignatarios y tanteó el terreno en Estados Unidos y España.En contexto: Uribe y los dos Iván DuqueEl hecho de que Duque hubiera escogido estos dos países para visitar como presidente electo da luces sobre sus prioridades en materia de relaciones exteriores y sobre los temas que más le interesan: cultivos ilícitos, seguridad y la crisis en Venezuela.El viaje duró casi dos semanas. Duque se reunió con el senador republicano Marco Rubio y con el representante demócrata por el estado de Arizona, Rubén Gallego. Sabe que Colombia necesita el espaldarazo de los congresistas estadounidenses de los dos lados del espectro político, sobre todo en tiempos en los que las cifras de cultivos ilícitos tienen al país al borde de la desacreditación.También se encontró con el secretario de Estado, Michael R. Pompeo, y con el vicepresidente Mike Pence. Las dos reuniones tuvieron como tema común la reducción de los cultivos de coca en Colombia que en 2017 llegaron a 209.000 hectáreas, según el informe del Departamento de Estado. Esta es la prioridad de Estados Unidos y Duque la ha asumido como propia, prometió dar resultados lo más rápido posible, y dijo que la aspersión de glifosato por medio de drones propuesta por Santos es una buena idea. Al prometer tanto, Duque pone la vara alta frente al país gobernado por Trump.Puede leer: Cultivos ilícitos, JEP y Venezuela, temas de Duque en WashingtonLas reuniones fueron de alto nivel, sin embargo, los efectos no son los de la visita de un jefe de Estado. Duque aprovechó para conversar con sus grandes amigos en el Banco Interamericano de Desarrollo, y por supuesto para afianzar relaciones que le servirán como presidente.“Lo que están intentando hacer es mostrarle a la gente que hay una versión del uribismo que se mueve en lo internacional con más eficiencia de lo que sucedía en la época de Uribe. Y esto lo logra parcialmente”, le explicó a SEMANA la politóloga Sandra Borda.Dentro de la gira no oficial de Duque la crisis venezolana estuvo como un tema prioritario. El presidente electo está tratando de unir fuerzas desde ya para que la comunidad internacional presione una salida democrática lo más rápido posible. Una muestra de ello fue la reunión que tuvo con Luis Almagro, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, uno de los críticos más duros del gobierno de Nicolás Maduro.

“El informe que ha presentado (Almagro) a la comunidad internacional será vital para que la Corte Penal Internacional pueda avanzar en investigaciones rápidas, después de haberse adelantado la observancia preliminar frente a las denuncias que presentamos hace un año. Consideramos supremamente valioso que ese reporte reciba una coadyuvancia de varios Jefes de Estado”, dijo Duque. Que sea un presidente el que impulse una petición de estas no es igual a que un grupo de congresistas de la región lo haga, como sucedió el año pasado.Sin embargo, que Duque sin haberse posesionado esté enviando este tipo de mensajes podría complicar más las cosas con el vecino país. Como lo dijo el excanciller Julio Londoño en su columna de opinión, matricularse indefinidamente como el gran contradictor del gobierno de Maduro no parece conveniente, por dos razones fundamentales: no va a cambiar el sistema a corto plazo y no se puede olvidar que se comparten 2.219 kilómetros de frontera viva.“Tarde o temprano, tendremos que volver a aproximarnos. De otra manera, habríamos vivido enfrentados con Venezuela. Desde la rebelión de Páez en 1830 hasta la llegada de Chávez en 1999, pasando por los gobiernos de los dictadores Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, nuestras relaciones siempre han estado colmadas de altibajos similares a los de una montaña rusa, que incluso varias veces nos han colocado al borde de la guerra”, aseguró Londoño.Este tema será álgido en el gobierno de Duque porque deberá enfrentar tanto los problemas internos como los externos que causará la migración y su posición frente al régimen. A esto se le agrega la salida anunciada de Unasur. Amenaza o realidad, esto envía un mensaje claro a Venezuela que se traduce en el retiro del apoyo a un organismo que el uribismo considera cómplice del régimen. En el sonajero para la cartera de Relaciones Exteriores está Carlos Holmes Trujillo, la decisión definitiva que tome Duque será vital porque son muchos los retos que tiene en esta materia.Por otro lado, la visita de Duque a España tuvo un tinte diferente a la de Estados Unidos. Se reunió con el rey Felipe VI, y el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez. Y participó en eventos en los que se dieron cita personajes como el expresidente Barack Obama y el nobel del literatura Mario Vargas Llosa –quien valga decir lo apoyó en campaña y ahora lo presenta como un demócrata liberal-.

Fue incluso al Santiago Bernabéu, donde se encontró con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid. Su visita al estadio y su conversación con el empresario ante las cámaras dejó algunas imágenes pintorescas como el juego de Duque con el balón, o la respuesta del exjugador Emilio Butragueño. Pero también generó suspicacias, el presidente del Real Madrid ha hecho millonarios negocios en Colombia.Confidenciales: La lección que se llevó Iván Duque de Emilio ButragueñoLos expertos coinciden en que si bien las relaciones de Colombia con Estados Unidos y España son muy importantes, y así se ha demostrado a lo largo de los años, Duque tiene que poner el foco en otros países tanto de la región como de Europa.Para Rafael Piñeros, coordinador de Gobierno y Relaciones Exteriores del Externado, Duque debería mostrar más interés en los países latinoamericanos. Por ejemplo ahondar en la Alianza del Pacífico, o reunirse con los mandatarios de México, Chile y Perú.“Hubiese sido más fácil una evaluación de la gira si va a lugares más difíciles, como por ejemplo Bruselas, que es el centro de la Unión Europea y es donde está ubicada toda la presión que se va a ejercer para continuar con la implementación de la paz. Eso hubiera sido importante para ver cómo están midiendo la llegada de Duque al gobierno”, explicó Borda.