Alivios económicos y permiso para trabajar los fines de semana son algunas de las peticiones de los artistas e integrantes del gremio de eventos sociales en la capital del país, como dueños de banquetes, meseros y artistas que se encadenaron frente a la Alcaldía Mayor de Bogotá para pedir una solución a la crisis, ya sea poder trabajar o subsidios para sostenerse en medio de la pandemia y las medidas decretadas.
La protesta completa 20 horas, en las cuales hombres y mujeres, bajo el sol y el frío, pasan las horas leyendo libros para que su manifestación no se haga insostenible. Eso sí, dicen que es injusto que la alcaldesa no atienda su problemática y que debería dar una directriz para que el secretario de Gobierno los escuche.
Incluso dicen que muchas personas tuvieron que sacar sus implementos de trabajo de los locales en los que tenían sus negocios y llevarlos a casa y que incluso, por la difícil situación, algunos están viviendo en una habitación pues no tienen cómo pagar arriendos completos.
Los representantes de este gremio dicen que cuando estaban trabajando para volver a reactivarse, de manera paulatina y bajo todas las medidas de bioseguridad, el Distrito anunció una nueva cuarentena por el tercer pico de la pandemia, hecho que les cayó como un baldado de agua fría, ya que los planes piloto rigen para este gremio los fines de semana, días en los que se dan los eventos sociales.
Por eso le piden a la administración distrital que el modelo 4/3 sea modificado y no se aplique los fines de semana, sino entre semana, para empezar a reactivarse. En esa medida, proponen que lo mejor sea una alternancia en la que no siempre sean los mismos los afectados.
Otra de las medidas que piden se implemente de nuevo es el modelo 24/7, que aseguran fue exitoso para el sector y les permitió reactivarse. No entienden por qué después de la implementación del piloto esta medida no se volvió a activar.
Olvidado, así se siente este gremio, que incluye locutores, cantantes y músicos. Ellos aseguran que estar encadenados no es solo una manera de protesta, sino la muestra de cómo se sienten sin una respuesta o solución por parte de la administración de Claudia López.
Destacan que han intentado sobrevivir con sus ahorros y hacen maravillas para que les rinda, pero con el paso de los días ven más difícil la situación y, aún peor, más lejana una solución. Temen porque pueden ser desalojados de sus locales y, algunos, hasta de sus viviendas.