El Pulpo salió del anonimato el 8 de septiembre de 2008 cuando el entonces presidente Álvaro Uribe durante un consejo comunal se refirió a él como uno de los narcotraficantes más peligrosos del país y ordenó su captura. Hasta ese momento, Luis Pérez Mogollón era un perfecto desconocido en buena parte del país. Sin embargo, en su natal Cúcuta, en Norte de Santander, y a lo largo de la frontera con Venezuela era muy popular, no solo porque infundía miedo la leyenda que lo precedía, sino porque daba mercados a la gente pobre y regalos en Navidad a los niños de los barrios populares. Durante años las autoridades infructuosamente intentaron arrestarlo y lo máximo a lo que llegó la Justicia fue a abrir seis investigaciones preliminares en su contra por diversos delitos, incluidos narcotráfico y lavado de activos. El Pulpo fue asesinado de dos disparos en la cabeza el pasado 8 de abril en un restaurante de Cúcuta y la pregunta que desde entonces quedó rondando fue ¿quién lo mató? En el mundo de la mafia son muchos los que aseguran que detrás del crimen estuvo Diego Pérez, alias Diego Rastrojo, jefe de la temida banda Los Rastrojos. Las autoridades también tienen esa sospecha como hipótesis principal del homicidio. Pérez habría muerto porque rechazó la oferta de Diego Rastrojo de aliarse con él en la guerra que desde hace meses este desató contra su antiguo socio, Javier Calle Serna, conocido como Comba. "Lo que hizo Rastrojo fue una especie de golpe de Estado dentro de la misma organización. Aprovechó que Comba está concentrado en tratar de sacar adelante su proceso de negociación con la Justicia estadounidense y decidió quedarse con todo a sangre y fuego", explica un oficial que ha perseguido desde hace años a este grupo criminal. En las últimas semanas han sido múltiples las especulaciones sobre la entrega de Los Comba a la Justicia de Estados Unidos. La realidad es que eso no ha sucedido. De hecho, la captura de Juan Carlos Calle Serna, uno de los hermanos Comba, en Ecuador a mediados del mes pasado congeló las negociaciones y, aunque estas siguen, no es verdad que ya hayan consolidado su entrega. Lo que sí ha ocurrido es que esa circunstancia fue capitalizada por Rastrojo (que tampoco es cierto que esté en plan de negociar su sometimiento, como se especuló) para ganar terreno. "Lo que ocurre es simple. Diego cree que a diferencia de sus jefes él no ha hecho la plata que quiere y considera que llegó el momento de tomar el mando", afirmó una persona cercana a Rastrojo. Rastrojo está dispuesto a apoderase de toda la organización y el negocio a sangre y fuego. Prueba de ello es el impresionante arsenal que la unidad especial de investigaciones de la Dijín le decomisó el pasado 20 de abril en Cali. Más de 160 fusiles de asalto, cuatro ametralladoras M 60, granadas y morteros fueron parte de esa operación de la Policía. Con ese decomiso, en los últimos dos años ya van 1.300 fusiles incautados a la banda Los Rastrojos. Parte de ese arsenal también estaba destinado a alias Mascota, el enlace de Rastrojo con sus socios del frente sexto de las Farc con quienes tiene negocios.Con Los Comba de retirada es claro que Diego Rastrojo ya no es solo el jefe de una banda de más 800 sicarios. Ahora es, con el Loco Barrera, el único nuevo capo, del viejo estilo, visible en todo el país.