Hoy, en plata blanca, el senador Gustavo Bolívar le hace más daño que bien a la candidatura presidencial de Gustavo Petro para 2022. Aunque es uno de sus hombres de confianza y defensor a ultranza de la Colombia Humana, sus constantes salidas en falso lo tienen en la picota y convertido en el Diosdado Cabello de Colombia. Cabello es la mano derecha de Nicolás Maduro, y el hombre más radical y polémico de ese régimen.

Bolívar fue denunciado por apoyar la financiación de la primera línea, un grupo de jóvenes encapuchados, algunos de los cuales, presuntamente, están involucrados de manera directa en hechos de violencia, tal como lo advirtió la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. La situación podría ser más grave de lo que parece. Hay quienes aseguran que el senador petrista estaría en serios problemas si la Corte Suprema concluye que, al ayudar a la primera línea, financió a un grupo delincuencial o terrorista, algo que es delito en el Código Penal en su artículo 345.

“Los hechos y acciones que hemos visto por parte de la primera línea son actos terroristas, de eso no queda ninguna duda, y si un senador o cualquier ciudadano está financiando dicha organización, el Código Penal establece que eso es un delito y debe ser investigado por las autoridades, en este caso por la Corte Suprema de Justicia”, advirtió el senador Ciro Ramírez, del Centro Democrático.

“Yo no estoy financiando la primera línea. Actuar por convicciones, como proteger la vida y la salud de los jóvenes, no da para arrepentimiento”, le contestó Bolívar a SEMANA. Afirmó que se ha asesorado jurídicamente y, en su criterio, no ha cometido ningún delito.

En la corte avanzan las investigaciones por estos hechos, y el abogado Víctor Mosquera deberá acudir en agosto para ampliar su denuncia. La Procuraduría también indaga sobre estos sucesos. La exdiputada Juanita Cataño radicó una queja disciplinaria en la que argumenta que el senador Bolívar habría cometido faltas graves al Código Disciplinario.

“Por uno no pueden pagar todos. Censuramos desde todo punto de vista, sin atenuantes, la violencia. No vamos a patrocinar ni aplaudir, ni estamos de acuerdo, con la violencia que se ejerce desde la primera línea, independientemente de las causas que existan”, se defendió Bolívar.

Un senador conflictivo

Las polémicas en torno a sus actuaciones no son nuevas. Es conocido que el senador envía mensajes incendiarios, y muchas veces falsos, mediante su poderosa cuenta de Twitter. Su tono es confrontacional y polarizante justo desde un movimiento, como la Colombia Humana, que se jacta de defender la llamada política del amor.

Hace unos días, cuando ocurrió el atentado contra el helicóptero en el que viajaba el presidente Iván Duque y sus ministros en Norte de Santander, Bolívar sugirió irresponsablemente, y sin prueba alguna, que se pudo tratar de un “autoatentado”. Lo mismo pasó con el anuncio del estatuto de migrantes para los venezolanos, sobre el que dijo que se trataba de una estrategia del Gobierno Duque para recoger votos de esa población en 2022. Fue una noticia falsa, pues la política migratoria del presidente no concede la nacionalidad ni el derecho al voto. Así mismo, son ampliamente conocidos los mensajes de Bolívar en los que agrede a la fuerza pública. “Malditos policías, cerdos policías”, dijo en una ocasión.

“Yo simplemente estoy en una lucha contra un establecimiento que me parece corrupto, violento y que ha saqueado al Estado. Eso no se puede enfrentar con palabras dulces ni con tibiezas, es una pelea muy desigual”, aseguró Bolívar, en diálogo con SEMANA.

Bolívar es a Petro lo que Cabello es a Maduro. Es su fiel escudero. Además, es quien radicaliza los mensajes, responde duramente los ataques de los contradictores e incentiva a las bases a levantarse en contra de todo lo que rechazan. Reconoce que con Petro han tenido diferencias y que, sobre la primera línea, él mismo le advirtió: “Tenga mucho cuidado”. “Solamente soy un soldado más de una causa. Si no fuera Petro, sino otra persona, también estaría ahí para derrotar a estas mafias corruptas que nos gobiernan”, dijo Bolívar.

En el Pacto Histórico algunos lo defienden. “Hay respaldo a Gustavo Bolívar como un vocero del pacto que no está comprometido con hechos de violencia. No creo que él sea el financiador de la primera línea; simplemente tomó una iniciativa para brindar unos elementos, pero eso no lo hace responsable de un fenómeno social”, señaló Gabriel Becerra, vocero de la Unión Patriótica en esa alianza.

De igual manera, Petro envió un mensaje solidario con Bolívar: “Si los jóvenes no tuvieran cascos y gafas, habría más muertos y mutilados”. “Ellos están jugados desde un primer momento con su público, que es el que está en las calles y en las barricadas”, aseguró el analista político Carlos Suárez, CEO de la firma Estrategia & Poder.

Lo cierto es que si Petro quiere ser visto como un candidato no radical y dejar de asustar a los empresarios y a un amplio sector de la población, Gustavo Bolívar no le ayuda para nada en esa tarea. La moderación no es una de sus principales virtudes y aleja a muchos votantes.

La más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría para SEMANA reveló que, después de Petro (35 por ciento), Bolívar es la persona a la que más ven como el líder político del paro (9 por ciento). Por cuenta de la violencia, el caos y los destrozos, el efecto bumerán ya se siente: Petro perdió cuatro puntos en la misma medición frente a mayo, y el desgaste de las movilizaciones es más que evidente.

El senador Gustavo Bolívar fue denunciado por entregarles dotación a los jóvenes de la primera línea, algunos de los cuales, según la alcaldesa Claudia López, habrían participado en el secuestro de buses con pasajeros en Bogotá.

Del libreto al Congreso

Antes de entrar en política, de la mano de Petro, Bolívar era un reconocido y exitoso libretista, y su nombre provocaba polémica por sus famosas narconovelas. Producciones como Sin tetas no hay paraíso, Pandillas, Guerra y Paz, El Capo y Los Tres Caínes dividieron a la opinión pública y dispararon el rating. Los críticos le cuestionan que sus historias romantizan a personajes que no deben ser ejemplo en una sociedad.

En 2018 llegó al Congreso, después de que fuera contactado por Hollman Morris. Le ofrecieron ser cabeza de lista al Senado por la Lista de la Decencia y él aceptó. “Yo tenía una vida muy cómoda. Espero no arrepentirme después”, aseveró Bolívar.

A pesar de que años atrás había dicho que no le interesaba ser congresista, terminó tentado por el poder. Desde hace años conversaba con Petro y, mediante su fundación Manos Limpias (la misma que convocó la recolecta para la primera línea), hablaban de combatir la corrupción. “En medio de lo que hay hoy en el Congreso me parece que Bolívar es uno de los mejores congresistas del país. Es comprometido, honesto y le ha dado los debates a la derecha con altura”, dijo Morris.

Hasta hace poco, Bolívar tenía dudas de volver a postular su nombre al Congreso en 2022. No obstante, esos planes podrían cambiar si Petro le pide que sea la cabeza de lista al Senado por el Pacto Histórico. Todo esto pese a sus nuevos enredos judiciales por la primera línea y las controversias que suscita, incluso con otros aliados del líder de la Colombia Humana.

En un video que circula en las redes sociales, Bolívar dijo, por ejemplo, mostrando su teléfono celular: “No contaban con que teníamos esta arma hoy en día y aquí yo les estoy haciendo más daño que toda la guerrilla junta, toda la vida, con 15.000 o 30.000 armas”.

Bolívar señala que no se arrepiente de haber estado en política. “El año entrante, cuando sean las elecciones para Congreso y para presidente, y de repente no tengamos las mayorías o no ganemos la presidencia, ahí sí me voy a arrepentir. Habré perdido cuatro años de mi vida luchando en vano”, señaló.