Con su visita al Papa Francisco esta semana, el candidato presidencial de la Colombia Humana, Gustavo Petro, logró enviar mensajes ganadores en diversas direcciones, a menos de 40 días de ir a las urnas.

Por un lado, notificó a los sectores conservadores que lo ven como un izquierdista sectario: es un hombre al que el propio Vaticano abrió sus puertas y mira sin desconfianza.

El Estado vaticano no es precisamente un ícono de la izquierda mundial, aunque algo cambie entre pontífice y pontífice. En esa misma línea, Petro también envió un mensaje a los católicos, tan determinantes todavía en las urnas.

Aunque ya no son los tiempos de la hegemonía conservadora, cuando los presidentes se escogían en los púlpitos, según los historiadores, Colombia todavía sigue siendo un país rural, donde los sacerdotes tienen gran influencia sobre los feligreses-electores.

La audiencia con el papa le quita autoridad a cualquier sacerdote de pueblo que quiera asustar a sus feligreses con el comunismo del candidato. Y no menos importante fue la imagen que dejó Petro no solo ante el papa, sino ante la comunidad internacional al haber llevado al Vaticano unos temas claramente políticos que tienen que ver con el interés de los Estados y de la agenda global.

Aunque no se conoció de manera oficial el contenido de la charla papal, pues la discreción fue parte del acuerdo, hay dos asuntos que sí fueron abordados: la violencia y la pobreza en Colombia, así como los problemas del cambio climático.

La breve declaración emitida por la campaña del candidato al término del encuentro lo confirma: “La conversación giró alrededor del problema y la búsqueda de solución a la violencia en el país y el papel de liderazgo que asumiría Colombia en el contexto latinoamericano para poder consolidar el esfuerzo y superación de la crisis asociada al cambio climático”.

Los tres libros que Petro le regaló al pontífice –Colombia: una historia mínima y Colombia: las razones de la guerra, ambos de Jorge Orlando Melo; y Concentración de tierras en Colombia: una radiografía rural, de Cristina Díaz y Ada Bayona– plantean, de entrada, una discusión política.

Son textos de autores respetables, con reconocimiento académico, que en todo caso denuncian situaciones sociales críticas y plantean quejas históricas, las cuales Petro ha sabido acuñar para su campaña presidencial.

Alejandro Gaviria, en una reseña que hizo sobre Colombia: una historia mínima, destaca la postura de Melo ante el Frente Nacional, sobre el cual expresa que no solo produjo la exclusión política, sino que “creó también un equilibrio extraño, un Estado atrofiado en el cual coexisten cierta estabilidad macroeconómica y un reformismo tímido, pero al mismo tiempo unas poderosas redes clientelistas que siguen operando en la actualidad”.

Gaviria también afirma en su análisis sobre el texto de Melo que “la violencia ha sido nuestro gran fracaso histórico”, pero “no es una maldición y tampoco podemos decir que ha obedecido siempre a las mismas causas”. Sugiere que “la culpa principal proviene de quienes promovieron, por décadas, la violencia como vehículo de cambio”.

Ambos libros de Melo son una reseña crítica de la historia colombiana, que recogen aspectos de la injusticia social, del abuso del poder y de la concentración de la tierra. Para muchos entendidos, estos son claros generadores de violencia.

El libro de Cristina Díaz y Ada Bayona no es menos crítico con la situación del país, pues considera que entre los problemas por resolver para superar la crisis social está el de la concentración de la tierra y que la consecución de la paz en Colombia pasa por este meridiano.

Más allá de la conversación en el Vaticano, los libros que sobre Colombia reposan ahora en la biblioteca papal no dejan de ser una queja, un tema de discusión política, que coincide con el discurso de Petro en la campaña presidencial.

Tampoco hay que olvidar que en varias oportunidades el Vaticano ha formado parte de los intentos de una negociación política con el ELN, organización que ha tenido a tres sacerdotes entre sus filas: Camilo Torres, Manuel Pérez y Domingo Laín, claros defensores de la teología de la liberación, una tendencia que pretendía buscar afinidades entre Jesús y Marx.

Entre las expectativas de Petro, quien defiende la negociación política con el ELN, podría estar la búsqueda de apoyo del Vaticano para ese propósito. El nuncio apostólico en Colombia, Luis Mariano Montemayor, quien ayudó a conseguir la cita con el papa, no es ajeno a estas exploraciones de paz con esa guerrilla.

Cambio climático

El papa Francisco es muy sensible a los riesgos del cambio climático para el mundo y es visto como uno de los grandes líderes de esta discusión en el planeta. El líder de la Iglesia católica le dedicó a este asunto la encíclica Laudato si’, a la que puso como subtítulo “Sobre el cuidado de nuestro hogar común”.

En su texto, que ahora es tema de discusión en los foros mundiales, Francisco ha urgido a los líderes y a los gobernantes para adoptar medidas que mitiguen el peligro de este fenómeno en la humanidad. Y ese es el mismo discurso de Petro en Colombia.

De hecho, cuando el presidente Iván Duque ironizó su cita con el papa diciéndole que debería confesar “sus pecados”, el candidato le respondió: “Hice el compromiso de no comentar públicamente mi conversación con el papa Francisco, del que ya he leído sus dos encíclicas: Laudato si’ y Fratelli tutti”.

En desarrollo de esa tesis, Petro se ha arriesgado inclusive a anunciar que uno de sus primeros actos, si es elegido presidente, será suspender la exploración de crudo en el territorio. No ha sugerido siquiera las medidas que tomaría para suplir los faltantes de recursos que esto generaría por concepto de regalías e impuestos, lo que para algunos podría ser superior a 15.000 millones de dólares.

Si es presidente, Petro podría convertirse en aliado, en interlocutor del papa en Latinoamérica en busca de soluciones para superar la crisis asociada al cambio climático. Ya es líder en Colombia en el tratamiento del tema, no obstante sus tesis tan arriesgadas cuando se conectan con la economía del país.

Exitosa agenda internacional

No se puede negar que los pasos que Gustavo Petro está dando en su agenda internacional han sido exitosos. Es innegable el impacto en la opinión que el candidato de la Colombia Humana logró sobre sus contendores con la visita papal. No puede verse solo como un asunto de forma que haya sido el primero de los aspirantes presidenciales en visitar al pontífice.

Esto pone a Petro a la vanguardia de sus rivales en temas de política exterior. También se da el lujo de privilegiar su gira internacional sobre la cacería doméstica de votos –ya lleva dos salidas en lo que va del año– gracias a la ventaja que les ha tomado a sus contendores en las encuestas sobre intención de voto. Es probable que otros candidatos vayan a Roma antes de marzo, pero no es seguro que su impacto sea superior.

SEMANA supo que Rodolfo Hernández, de la llamada Liga Anticorrupción, se reunió la semana pasada con el nuncio apostólico en Bogotá para pedir su respectiva cita con el papa Francisco.

El diplomático no le confirmó a Hernández la cita, pero le dio esperanzas. Le dijo que, si ocurre, sería un miércoles antes de marzo, que lo llamaría. Dos horas duró la conversación del delegado del papa en Bogotá con el candidato santandereano.

Al parecer, no hay carta abierta para que vayan todos los que quieran, sino que, aun cuando no lo diga de manera expresa, sí hay un filtro de la autoridad papal para llevar invitados a Roma. El precandidato Federico Gutiérrez dijo que no es cierto que tenga previsto ir a visitar al papa por ahora, no se moverá de Colombia antes de la primera vuelta presidencial. Después de la consulta, si gana la contienda, hará una gira internacional.

El jefe de la campaña de la Centro Esperanza, Juan Fernando Cristo, afirmó que no tiene información de que alguno de los candidatos de esta alianza haya pedido cita con el papa.

Más allá del Vaticano, Petro lleva dos visitas este año a España, donde se ha reunido con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, líderes políticos de primer orden y empresarios privados. Además, prepara maletas para asistir a la posesión del izquierdista presidente de Chile, Gabriel Boric, cita a la que también concurrirá el presidente Iván Duque.