El 29 de mayo, tras conocerse los resultados de la primera vuelta y saber que Rodolfo Hernández era su nuevo contendor, Gustavo Petro empezó a sufrir una especie de metamorfosis.
Lejos de los discursos en plazas públicas cargados de emociones y con arengas contra el establecimiento, las instituciones y el Gobierno, que pronunció durante la primera vuelta y que lo han caracterizado durante su carrera política, Petro pasó ahora a mostrarse como un hombre moderado, más cercano al establecimiento y a los sectores tradicionales.
Más que a dirigirse a sus votantes, que es un electorado que le es fiel, ahora les habla a quienes se ubican en el centro y la centroderecha, a quienes les promete “estabilidad” y “cambio responsable”, términos que usaba muy poco antes.
En su “alocución” transmitida en la noche de este martes por sus redes sociales, habló incluso de sanar el Estado y volver a “confiar en las instituciones”, un discurso muy cercano a los sectores conservadores.
“Haremos que estas (las instituciones) vuelvan a trabajar para la gente y no para unos cuantos políticos”, apuntó Petro.
Este nuevo discurso llama la atención si se tiene en cuenta que hace apenas dos meses Petro intentó imponer la narrativa de que en Colombia “no hay democracia”.
“Colombia no es una democracia plena, dice The Economist, yo diría que ni siquiera tenemos una democracia mínima”, señaló el candidato del Pacto Histórico.
Estas afirmaciones las ha acompañado de fuertes críticas contra las instituciones. Por ejemplo, con la suspensión temporal que le impuso la Procuraduría al alcalde de Medellín, Daniel Quintero, por supuesta participación en política, Petro salió a hablar de un “golpe de Estado”.
Y hace apenas algunas semanas acusó a generales de la República –sin que hasta el momento se conozcan pruebas– de alianzas con el Clan del Golfo, lo que provocó una fuerte discusión con el comandante del Ejército, el general Eduardo Zapateiro.
El candidato del Pacto Histórico también ha sorprendido en los últimos días enviando mensajes de confianza a los empresarios. “Yo lo que propongo es justicia social y estabilidad económica. La estabilidad económica hoy significa justicia social, no puede crecer una empresa si la sociedad se empobrece”.
Sin embargo, durante los debates de primera vuelta lanzó fuertes cuestionamientos al sistema financiero al asegurar: “La gente que cotiza en fondos privados manejados por banqueros no tendrá pensión”.
Los mismos de siempre
Durante su “alocución” de este martes, el candidato del Pacto Histórico llamó a los colombianos a no dejar al mando del país “a los mismos de siempre”.
“Este domingo, en muy pocos días, tendremos que elegir entre dos caminos. Uno, engañoso, que nos lleva por la misma ruta oscura, espinosa, de una democracia débil, el mismo camino de difícil acceso para la mayoría que viola nuestros derechos y que dejará al mando a los mismos de siempre. Y otro camino que propone abrir las ventanas a un nuevo comenzar en el que recuperemos la dignidad, en el que todos crezcamos, progresemos y vivamos mejor”, afirmó.
Esta afirmación ha llamado la atención, pues en el Pacto Histórico están hoy buena parte de los líderes tradicionales que han estado en el poder durante los últimos años.
Uno de sus jefes de debate es Alfonso Prada, quien fue director del Sena y secretario privado de la Presidencia durante la administración de Juan Manuel Santos.
También figuran los exministros del gobierno Santos, Luis Gilberto Murillo, Alejandro Gaviria, Clara López Obregón, Guillermo Rivera y Juan Fernando Cristo.
Dentro de las figuras clave de la campaña del Pacto Histórico aparecen Roy Barreras y Armando Benedetti, quienes primero fueron uribistas, luego santistas y ahora petristas. Así mismo, están Luis Fernando Velasco, un veterano congresista liberal, y Temístocles Ortega, quien viene de Cambio Radical.
Petro ha hablado, además, de lograr consensos entre todos los sectores políticos, incluso llamó a Rodolfo Hernández a un “gran acuerdo nacional”.
Pero mientras tanto su campaña se convirtió en una poderosa máquina de juego sucio y “destrucción” de sus contendores a partir de agresiones personales y difundir noticias falsas, como lo demuestran los ‘petrovideos’ divulgados en exclusiva por SEMANA.
Lo más preocupante es que, en caso de llegar a la Presidencia, Petro tendrá que gobernar en el país en el que, según aseguró, “no hay democracia”, junto a las instituciones que denigró en campaña y de la mano de los sectores políticos a los que buscó destruir.