Solo bastó que Gustavo Petro fuera elegido presidente de Colombia para que Ecopetrol y toda la industria petrolera, literalmente, empezaran a sudar petróleo. Además de la coyuntura internacional que ha golpeado el precio del crudo en el mundo, el caso de la empresa estatal más grande del país ha encendido las alarmas.
Esta semana, su caída en la bolsa fue estrepitosa e incluso llegó a perder casi 30 por ciento de su valor bursátil. Aunque este viernes la acción se recuperó levemente, la realidad es dramática: Ecopetrol pasó de valer 113,5 billones de pesos, el pasado viernes 17 de junio, antes de las elecciones, a 87,95 billones luego del triunfo del líder del Pacto Histórico.
El hecho no es menor. Se trata de la compañía pública insigne de los colombianos, que solo este año desembolsó 16 billones de pesos en dividendos para el Estado, la cifra más alta en utilidades en la historia de la empresa y que tienen como destino, principalmente, el gasto social. Pero no solo se están afectando las finanzas de la nación, siendo la mayor accionista.
En segundo lugar, por cantidad de acciones, están los fondos privados de pensiones, pues con el desplome del valor de Ecopetrol se estremeció el ahorro de los cotizantes a pensión. Las causas de la tormenta están en las declaraciones de Petro durante la campaña sobre el sector minero-energético y en lo que contiene su programa de Gobierno. En esencia, el nuevo presidente, si cumple lo que dijo, va a frenar en seco cualquier nuevo contrato de exploración petrolera, lo cual podría afectar a mediano plazo las reservas de crudo. También hay una gran expectativa frente a si Petro violará el gobierno corporativo, haciendo cambios en la junta de Ecopetrol, que ha sido especialmente técnica y alejada de la ideología y la politiquería. Si esto ocurre, los expertos aseguran que se perdería la estabilidad que ha alcanzado la empresa. Otro punto crucial es la posición del presidente electo en torno al fracking. En el sector petrolero aseguran que lo ha “satanizado”.
La industria está con los nervios de punta y solo espera unas señales responsables de Petro, que tranquilicen a los mercados y que permitan que el valor de la acción de Ecopetrol pueda recuperarse rápidamente. Hay que actuar con cabeza fría, sin caprichos, pensando en Colombia y su estabilidad económica. Transición energética sí, pero no a las patadas, poniendo en riesgo la joya de la corona del país.
El 17 de junio, dos días antes de las elecciones, la acción de Ecopetrol valía 2.760 pesos. Sin embargo, luego del triunfo de Petro, llegó a bordear los 2.000 pesos y el viernes cerró en 2.139. Tras la elección del nuevo mandatario, había gran expectativa sobre cómo abrirían los mercados de dólar y acciones, y, en especial, los títulos de las empresas petroleras y mineras, dado que, durante la campaña, Petro había sido enfático en asegurar que realizará un “desescalamiento gradual del modelo extractivista”.
En otras palabras, que planea reducir gradualmente la dependencia económica del país del petróleo y del carbón. Su programa de Gobierno es drástico: “Se prohibirán la exploración y explotación de yacimientos no convencionales. Se detendrán los proyectos piloto de fracking y el desarrollo de yacimientos costa afuera. No se otorgarán nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos, ni se permitirá la gran minería a cielo abierto. Respetaremos las decisiones democráticas de las consultas populares”.
Pero ese no es el único tema de preocupación. También se señala que “la extracción de las reservas actuales de combustibles fósiles se destinará al consumo interno bajo criterios técnicos y socioeconómicos que permitan una mayor eficiencia en su uso y una mayor tasa de retorno energético”. Muchos han interpretado esto como no seguir exportando petróleo, uno de los ejes fundamentales no solo del comercio exterior colombiano, sino de las finanzas públicas y del precio del dólar.
En consecuencia, todas esas preocupaciones sobre el programa de Petro se materializaron en la acción de Ecopetrol. Al viernes, con el dato de cierre de 2.139 pesos, se registraba una caída semanal de 22,5 por ciento en el valor de Ecopetrol. Como resultado, la petrolera vale 25 billones de pesos menos en capitalización bursátil.
La mayor inquietud
El anuncio de suspender la exploración petrolera ha sido uno de los principales motivos de inquietud porque pondría en riesgo no solo el tema fiscal del país y la inversión extranjera, sino también la autosuficiencia y la seguridad energética. Más aún después de ver lo que está pasando en Europa con la altísima dependencia que tenía del gas ruso.
Las políticas de exploración petrolera se suman a la afirmación que hizo Petro en campaña al comparar el petróleo y el carbón con la coca, y que recordaron algunas personas consultadas por SEMANA en esta coyuntura. “Nuestros tres principales productos de exportación no producen una economía de trabajo. Son tres venenos. El más poderoso, el carbón, que sacan del Caribe, La Guajira y el Cesar. Después el petróleo, que sacan del Piedemonte Llanero, y después la cocaína”, aseveró el nuevo mandatario. Y agregó que estos tres productos son la forma en la que “Colombia se articula al mundo” y que son para beneficio económico de un “régimen político de la corrupción”.
“La situación es de incertidumbre y preocupación”, le dijo a SEMANA el representante de una petrolera extranjera en Colombia, quien prefirió mantener su nombre en reserva para evitar futuras represalias. Y agregó: “En el exterior se ha interpretado que el presidente va a parar la actividad, no que no va a entregar más contratos de exploración”.
Otro representante del sector aseguró: “Más allá de parar la exploración, no han entregado detalles de cómo se hará. No hay nada más. Eso es lo que tiene al mercado en pánico. Es incierto si habrá un cambio abrupto o una transición ordenada”.
Por su parte, un representante de inversionistas institucionales internacionales advirtió que hay demasiada incertidumbre y, ante esta situación, los empresarios ya se empiezan a preguntar por el peor escenario: “Si la industria del petróleo es un enemigo público, hay preocupación porque el modelo de negocio de Ecopetrol se acabe y no se sepa en qué pueda terminar. Ya incluso los inversionistas preguntan si la empresa podría en el futuro no cumplir con el pago de sus deudas y hacer un default”, señala.
“Como no hay claridad, no se sabe qué papel va a cumplir Ecopetrol, si seguirá siendo una empresa petrolera y de energía, o si piensan convertirla en un vehículo, por ejemplo, para hacer préstamos a los campesinos. En ese escenario de incertidumbre lo peor es que el negocio se acabe”, agregó otro petrolero, mientras se desplomaba la acción de Ecopetrol.
Otro coletazo de la incertidumbre lo sienten los 17 millones de ahorradores en los fondos privados de pensiones y cesantías. Resulta que dichos fondos son grandes inversionistas en las empresas colombianas que cotizan en Bolsa. En Ecopetrol, tienen el 3,99 por ciento, lo que implica que son el mayor accionista después de la nación, que posee el 88,49 por ciento. De hecho, es tal su importancia, que son los fondos los que representan a los accionistas minoritarios en la junta directiva de la petrolera.
El tema es que, con el desplome de la acción de Ecopetrol, que esta semana ha caído 22,5 por ciento, también baja el valor de las inversiones de los fondos de pensiones en la petrolera. Esto porque el pasado 17 de junio su parte de Ecopetrol valía 4,5 billones de pesos y hoy vale 3,5 billones.
Aunque esta pérdida no se materializa a menos de que los fondos salgan a vender sus acciones de Ecopetrol, sí lo van a sentir sus afiliados en sus extractos mensuales, pues es factible que, con la caída del valor de la petrolera, así como del promedio de las acciones nacionales (que se han desvalorizado en 6,5 por ciento esta semana), registren una rentabilidad negativa en junio.
“La caída en el precio de la acción de Ecopetrol afecta la rentabilidad de los fondos de pensiones. Todo el portafolio de acciones locales pesa cerca de 16 por ciento, y el efecto ha sido negativo”, agrega un empresario del sector, donde también temen qué pasará con los fondos en la reforma pensional anunciada por Petro.
Las explicaciones
Ricardo Bonilla, uno de los asesores económicos del presidente electo y quien lo acompañó en la Secretaría de Hacienda cuando fue alcalde, ha tratado de calmar la turbulencia. Le dijo a SEMANA que actualmente hay 180 contratos de exploración vigentes, algunos con plazo de hasta 20 años y que cubren territorios aproximadamente de 7 millones de hectáreas en la franja donde la sísmica ha señalado que puede haber petróleo o gas. De ellos, hay 16 en evaluación sobre su tipo, tamaño, comercialidad, etcétera. “Se va a pedir informe de resultados. Todos siguen vigentes y se les pide que los ejecuten y aporten resultados”, señaló Bonilla. Esto significaría, como han explicado algunos analistas, que habría margen de maniobra para las petroleras que están operando para mantener por varios años su exploración, pues esta no se suspendería de tajo.
Ejecutivos del sector petrolero consultados por SEMANA señalaron que el anuncio de terminar con la asignación de nuevas áreas para exploración no es el mejor mensaje para la industria ni es óptimo, “porque es fundamental estar renovando el portafolio, mientras que la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) debería estar refrescando y adquiriendo información para poder ofrecer nuevas áreas”, dijo uno de ellos. Sin embargo, la mayoría de las empresas petroleras en el país tiene áreas ya contratadas en las cuales puede realizar sus actividades exploratorias y de producción en los próximos años. Y no permitirles avanzar en estos desarrollos podría acarrearle al país demandas internacionales.
Algunos recordaron que esta no es una situación nueva: durante el segundo Gobierno de Juan Manuel Santos no se entregaron áreas de exploración porque en ese momento se dio una destorcida del precio del crudo que no hacía atractiva la inversión. Aunque no se firmaron contratos nuevos, se pudieron incrementar reservas, justamente por la existencia de áreas reservadas.
Por ejemplo, Ecopetrol tiene más de 240 oportunidades exploratorias en gas y petróleo que le dan actividad para más de una década, en áreas contratadas en zonas como los Llanos Orientales, el Magdalena Medio y el Caribe.
“Nos preocupa que le pongan trabas a la industria en instancias gubernamentales claves, como las licencias ambientales o el acompañamiento en los procesos de consulta previa que podrían afectar las operaciones del sector”, dijo el presidente de una petrolera.
Frente a la posibilidad de dejar la producción de petróleo solo para el mercado doméstico, Bonilla señaló: “El presidente nunca dijo que se suspendía producción ni exportación, se producen 800.000 barriles diarios, 300.000 en consumo interno. Se va a evaluar la operación de las refinerías y saber por qué importamos gasolina. Alguna vez, a una pregunta casual, sobre desabastecimiento futuro, en campaña, Petro respondió que o se guardaba o se aceleraba la transición energética en el consumo. La opinión del presidente es la segunda, organizar la transición”.
“Creo que lo último que estaría pensando el Gobierno Petro es incumplir los contratos de exploración firmados. Eso generaría, además de la pérdida de confianza, enormes demandas contra el Estado colombiano”, dijo el presidente de otra petrolera.
Que hable Petro
Todo parece indicar que el único capaz de calmar esta tormenta es el mismo Petro, aclarando su posición y dando señales al mercado, como, por ejemplo, el nombramiento de cuatro ministros fundamentales en el desarrollo de esta industria: Hacienda, Interior, Minas y Energía y Ambiente.
“No importa si sale el presidente Duque o el ministro de Hacienda, o el presidente de Ecopetrol, se necesita que hable Petro y dé señales de que va a proteger la empresa, es lo único que tranquilizaría al mercado”, dijo una alta fuente de Ecopetrol.
La mayor preocupación está en las cuentas del Estado, adicional a lo que representa la pérdida de valor de la compañía, el impacto para los accionistas que liquidaron su inversión en medio de la caída, los efectos en los extractos de quienes cotizan para su pensión en los fondos privados y la zozobra en el mercado bursátil.
Diego Mesa, ministro de Minas y Energía, durante un foro de transición energética organizado por SEMANA, resaltó la importancia del sector de hidrocarburos. En el Gobierno se entregaron 69 nuevos contratos, la inversión extranjera ha sido de 4.400 millones de dólares y se ha aumentado la vida útil de las reservas de petróleo y gas.“
Del sector extractivo, pero mayoritariamente del de hidrocarburos, depende la cuenta de balanza comercial en 56 por ciento y reemplazar eso de un día para otro sin ocasionar una crisis, no solo de balanza de pagos, sino de tasa de cambio, sería muy difícil. Cerca del 33 por ciento de la inversión extranjera directa total del país viene a través del sector extractivo. En el tema fiscal estamos hablando de entre 17 y 18 por ciento de los ingresos corrientes de la nación, solo con impuestos y dividendos de Ecopetrol. En regalías representa uno de cada tres pesos en promedio de los presupuestos de inversión de gobernaciones y alcaldías. Prescindir de este sector de la noche a la mañana económicamente sería un suicidio”, advirtió el ministro Mesa.
El funcionario pidió revisar lo que se había planteado en el plan de gobierno “y darle una repensada antes de escribir el Plan Nacional de Desarrollo”.
Ojo a la autosuficiencia Aunque nadie discute la tarea que deben adelantar los países y las empresas petroleras en materia de transición energética, la discusión está en la velocidad. Hoy por hoy, el petróleo es uno de los pilares de la economía colombiana, no solo por los recursos que trae, sino también por la autosuficiencia energética que le permite al país no importar crudo, en especial ahora que su precio supera los 100 dólares por barril.
Además de las cifras que planteó el ministro Mesa, según un documento de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP), si se avanza en esta iniciativa de no dar más contratos de exploración, en cinco años la producción caería 47 por ciento, en el caso del petróleo; y 27 por ciento en gas, con una pérdida anticipada en la autosuficiencia energética, que llevaría a importar gas a partir de 2026 y petróleo desde 2028. Agrega que la pérdida en divisas llegaría aproximadamente a 68.000 millones de dólares entre 2022 y 2032 por reducción en las exportaciones de petróleo y, además, por importaciones anticipadas de petróleo y gas. “Este choque externo no solo encarecería la energía, sino que perjudicaría el bolsillo de los colombianos por un dólar más caro, una deuda externa más abultada, tasas de interés más altas y una mayor dificultad para recuperar el grado de inversión”, señaló el gremio.
Por la caída en la producción se estima una pérdida de 18 billones de pesos en aportes fiscales y regalías de las empresas de exploración y producción (E&P) a la nación y a las regiones. Se desfinanciarían programas gubernamentales para la superación de la pobreza, el desarrollo socioeconómico regional y hasta la misma transformación productiva y energética del país. “La reducción de inversiones de exploración y producción por 21 billones de pesos afectaría el empleo y las oportunidades de contratación de bienes y servicios en las regiones”, concluye el documento de análisis.
Para el exministro Amylkar Acosta, las empresas y los empresarios de la industria petrolera son cautos. “Ellos esperarán, seguramente, los primeros 100 días de la administración Petro, a la expectativa de sus mensajes y sus señales, antes de tomar sus decisiones de inversión. Todavía es prematuro pronosticar el futuro de la industria del petróleo en Colombia. Advertidos están de su posición y sus anuncios de frenar la exploración petrolera e incluso de sus exportaciones. Pero bien se sabe que los ingresos que le genera a la nación, que se estiman en 34 billones de pesos el año entrante, son la tabla de salvación mientras no tengamos otra fuente de ingresos tan importante como la industria del petróleo. Así las cosas, ya montado en el potro, el presidente Petro deberá tomar decisiones que consulten esa realidad. Por ello, bien se ha dicho que se hace poesía en campaña, pero se gobierna en prosa. Así de claro”.
La acción de la iguana
En los últimos días, las acciones de las petroleras en el mundo han caído producto de la reducción en el precio del crudo, máxime cuando aún los precios se mantienen por encima de los 100 dólares por barril, pero ante la expectativa de una recesión global. Sin embargo, una de las contracciones más grandes la tiene Ecopetrol. De hecho, los precios a los que ha llegado su acción solo se comparan, en la historia reciente, con los registrados en tiempos de pandemia, cuando el valor del crudo llegó, incluso, a terreno negativo.
Según el plan de Petro, Ecopetrol tendrá un rol protagonista en la transición, permanecerá como patrimonio de los colombianos para garantizar los combustibles que el país requiere por los próximos 15 años, hará aportes en insumos y derivados para la petroquímica, apoyará integralmente la investigación, ciencia y desarrollo de tecnologías para la transición hacia energías limpias y contribuirá con impuestos, regalías y dividendos al Estado. “Crearemos el Instituto Nacional de Energías Limpias”, dice el programa del Pacto Histórico.
Daniel Guardiola, jefe de Equity Research de BTG Pactual, explica que precisamente la mayor incertidumbre está en qué va a pasar con Ecopetrol y qué decisiones se van a tomar en su estructura y modelo de negocio. Puso como ejemplo el caso de Argentina, con YPF, donde no se rigen por el precio internacional del petróleo, sino que diseñaron su ‘barril criollo’, uno en el que ellos mismos definen el valor del crudo, lo que afecta la caja de la petrolera semiestatal.
Esa situación hace que YPF sea este año la petrolera de peor desempeño bursátil, junto con Petrobras, su par de Brasil, en donde también hay graves problemas de gobierno corporativo. Eso ha permitido que, frente a sus pares latinoamericanas, Ecopetrol tenga hoy una mejor valoración. Hasta antes de las elecciones, sus acciones negociaban a cuatro veces su ebitda, frente a dos veces de YPF y Petrobras.
Además, Ecopetrol acaba de registrar en 2021 sus mejores cifras en toda la historia. Cerró el año con un ingreso consolidado de 91,7 billones de pesos, un crecimiento de 83 por ciento frente a 2020, y una utilidad neta de 16,7 billones de pesos.
Asimismo, los analistas resaltan el gobierno corporativo de Ecopetrol y que es una de las pocas petroleras en el mundo que ya empezó su proceso de transición energética. Tiene dos megaparques solares en el Meta, con unos 120 MW de capacidad, y el objetivo es alcanzar más de 400 MW en los próximos dos años, así como ser líder continental en hidrógeno verde y azul, con un proyecto que desarrolla en Cartagena y en el que planea inversiones por más de 2.500 millones de dólares. Igualmente, cuenta con más de 50 ecorreservas para la protección del medioambiente. Todo esto dentro del propósito de ser carbono neutral en 2050. De hecho, ya logró reducir 490.000 toneladas de CO2 en los últimos dos años y fue la primera petrolera latinoamericana en poner esa meta.
Pero la movida más importante y que le da un instrumento clave para la transición energética es la compra de más del 50 por ciento de ISA, que estaba en manos de la nación. De hecho, el mismo Petro, en una entrevista en su momento en un programa de Dinero, destacó esa movida.
Allí, Ecopetrol tiene un reto grande: en Colombia, por regulación, no se puede integrar verticalmente el negocio de transmisión con el de generación; es decir, los proyectos que haga de energías renovables serían para autogeneración y no para el sistema interconectado nacional. Sin embargo, ISA podría ser su brazo de expansión en estas energías en otros mercados en los que no existen esas restricciones.
En el corto plazo, lo más importante es mantener y aumentar el valor de Ecopetrol, fundamental para la transición y la seguridad energética. Lograrlo está en manos de Gustavo Petro y de su nuevo equipo económico.