Hace 51 años nació Gustavo Francisco Petro Urrego en Ciénaga de Oro, Córdoba. Hoy, a un mes de la celebración de los comicios electorales en Bogotá, es el candidato que registra la mayor intención de voto. Cuenta con un 26 por ciento de preferencia, según la encuesta hecha por el Centro Nacional de Consultoría y publicada por el noticiero CM& el pasado martes. Su movimiento se llama “Progresista”, y su lema es “Por una Bogotá Humana Ya”. A pesar de mostrarse como un hombre aguerrido y de carácter fuerte en el ámbito público, en el calor de su hogar es un hombre, tranquilo, y cariñoso. Es padre de cinco hijos de tres matrimonios. Hoy está casado con Verónica Alcocer, con quien tiene tres hijos: Nicolás, Sofía y Antonella. La carrera política de Petro ha estado signada por la controversia, ha recibido ataques y amenazas de sus enemigos políticos que se han visto afectados con sus denuncias sobre las relaciones de políticos con los “paramilitares” y por corrupción. Por las irregularidades en la contratación distrital, por ejemplo, el exalcalde de Bogotá Samuel Moreno Rojas, suspendido de su cargo desde el pasado 3 de mayo por el llamado “carrusel de la contratación”, fue cobijado con medida de aseguramiento. Una de las primeras personas en denunciarlo fue su entonces copartidario, Gustavo Petro. Ha sido el pionero de las denuncias por la “parapolítica” en Sucre, Córdoba y Antioquia, excongresistas como Mario Uribe, Erik Morris, Dieb Maloof, Miguel de la Espriella y Alfonso Campo Escobar, entre otros, hicieron parte de la lista de denunciados del candidato. En su discurso muestra convicción, argumentación y coherencia. En el ámbito público y político se muestra como un feroz defensor de la democracia y la transparencia en el manejo de los recursos del Estado. “Es frentero y siempre le declara la guerra a la corrupción”, afirma un miembro de su equipo de campaña. Es uno de los hombres más amenazados del país. En su época de senador usó una gabardina blindada para proteger su vida. Este político de izquierda ha buscado llegar al poder, a la Presidencia en 2010, o a la Alcaldía de Bogotá, como en esta campaña. Se graduó como economista de la Universidad Externado de Colombia y realizó una especialización en administración pública en la Escuela Superior de Administración Pública, Esap. Tiene un máster en economía en la Universidad Javeriana, una especialización en Medio Ambiente y Desarrollo Poblacional de la Universidad Católica de Lovaina y un doctorado en Nuevas Tendencias en Administración de Empresas de la Universidad de Salamanca, España. Sueña con una ciudad “humana y justa para todos”, dice. El agua forma parte fundamental de su propuesta política. Quiere que se convierta en un derecho, y recalca, “que deje de ser un negocio”. Argumenta que la educación es importante para superar las desigualdades, y está convencido de que hay que “invertir más en el cerebro que en cemento”. Considera que el centro de la ciudad debe ampliarse para disminuir la presión urbanizadora sobre los bordes de la capital. Se considera mitad costeño y mitad cachaco, pues vive en la capital desde los 8 años. Es hijo del administrador de empresas y exprofesor del colegio Normal de señoritas de Zipaquirá Gustavo Ramiro Petro y de Clara Nubia Urrego, vendedora de antigüedades. El exsenador es el mayor de tres hermanos: Adriana y Juan Fernando, su infancia estuvo muy marcada por las enseñanzas de su padre y la protección de su madre. A pesar de haber sido un niño delicado de salud se caracterizó por su inteligencia. La miopía, que padece desde los once años, se la debe a su pasión por los clásicos de literatura universal para niños de Ariel. Su entusiasmo por la lectura se lo debe a su padre. Pero también tuvo pasión por la geografía, que lo llevó a crear sobre el suelo mapas a escala de todo el mundo que se armaban como un rompecabezas. Así aprendió la geografía universal, cuenta su hermana Adriana. Fue personero y concejal en Zipaquirá por el movimiento Cívico. En 1991 fue elegido al Congreso de la República. Se considera hijo de la Constitución Política, pues, su actividad política se debe a los acuerdos de paz que surgieron entre el Gobierno y el M-19 que desembocaron en la creación de la nueva Carta Política. En 2002 fue designado como el mejor Congresista, tanto por sus colegas como por la prensa nacional, en 2006 fue Senador con la segunda votación más alta del país, y en 2010 fue candidato por el Polo Democrático Alternativo para la Presidencia, elecciones que dieron como ganador al actual presidente de la República, Juan Manuel Santos, de La U. Cada vez que Gustavo Petro se dirige al público su expresión física cambia. La voz pausada que tiene en su casa se vuelve grave. Sus ojos grandes se dilatan aún más. Y con vehemencia habla de sacar la mafia de la política o de la desigualdad, temas con los que se ha distinguido en la política. “Tiene unas políticas de inclusión para todas las clases sociales, utiliza un lenguaje claro y entendible por todos”, afirma uno de los participantes en una de los actos de campaña del candidato. A pesar de que encabeza las encuestas, afirma que si pierde las elecciones “entrará en crisis”. El candidato de los progresistas tiene claro que en política nadie tiene la última palabra. Sólo hasta el 30 de octubre se conocerá el nombre del candidato que llevará las riendas de la capital del país y aún quedan varias semanas de trabajo arduo. * Estudiante de la maestría en Periodismo de la Revista SEMANA y la Universidad del Rosario.