La dragoneante que tenía por encargo la seguridad y custodia de la excongresista Aida Merlano, justamente el día y hora en que se fugó, habló en el juicio que se adelanta contra la hija y el odontólogo de la exparlamentaria. La funcionaria del Inpec reveló que ella llegó a reemplazar a una compañera que estaba de custodia y recibió el servicio con una advertencia: Merlano estuvo, ese primero de octubre, muy alterada en horas de la mañana, mientras permanecía en la cárcel del Buen Pastor a la espera de su cita odontológica.
“Cuando se había encontrado con los hijos dizque ella se había puesto muy agresiva, a gritar, que todo el mundo la volteó a mirar; entonces, la compañera dejó entrar a sus hijos al consultorio”, dijo la funcionaria en su interrogatorio, en el marco del juicio contra Aida Victoria Merlano y el odontólogo Javier Cely.
Dijo la dragoneante del Inpec que al recibir el turno estaba a solo media hora de terminar la intervención odontológica, por eso no vio problema en dejar a los hijos en el consultorio. Advirtió que salió un momento a almorzar y al regresar observó a la excongresista desde una puerta de vidrio. “Donde yo estaba en la ventana era muy pequeña, muy estrecha y nada, pues verifiqué que los hijos estuvieran ahí y no vi nada extraño, además de que ellos estaban ahí”, dijo la funcionaria.
Cuando el fiscal del caso le preguntó por los hechos, el momento exacto de la fuga, la funcionaria entrecorta la voz y narró con angustia cómo se percató de la fuga, lo que hizo y a quién le avisó del operativo de escape de la excongresista. Arrancó diciendo que el odontólogo le impidió el acceso al consultorio tras advertir que durante la mañana la otra guardiana estuvo en la recepción.
- Fiscal: Una vez usted se percata de que Aida no está en el consultorio ¿Qué hace?
- Dragoneante: Cuando vi ese lazo rojo, yo comencé a jalarlo, no podía asomarme porque la venta era demasiado estrecha, no podía mirar hacia abajo, sentí peso. Entonces dije ahí está… pero cuando logré ver eran los vigilantes que también estaban jalando hacia abajo.
- Fiscal: ¿Sale corriendo hacia dónde?
- Dragoneante: Hacia el garaje donde estaba mi compañero, porque era la única salida que conocía.
- Fiscal: ¿Y qué más hizo usted?
- Dragoneante: Bajé y le dije a Ballesteros: ayúdame, se me fue por la ventana; él comenzó a gritar y yo salí hacia la calle. Toda la gente me miraba, todo el tráfico estaba quieto, yo lo único que hice fue correr con la pistola en la mano hacia la séptima.
La funcionaria explicó de qué manera el hijo de la excongresista Merlano la “distrajo” para evitar que ella estuviera pendiente del procedimiento y el consultorio, hasta que salieron todos, incluso el odontólogo; momentos después se conoció de la fuga.
“Entonces él salía y hablaba con las muchachas de la recepción, hablaba con el señor, qué te digo, como canoso, y hablaban con mucha confianza porque salía, llamaba con todo, con total confianza”, dijo la funcionaria y testigo del juicio.
Dice que la hija tenía el brazo doblado, pero le llamó la atención la actitud del odontólogo, le pareció extraño, es cuando entra de inmediato al consultorio mientras aprovecha que la puerta estaba entrecerrada. “Cuando ingreso me doy cuenta que no hay nadie, solo un lazo rojo colgado por la ventana”.