La crisis migratoria en la región de Necoclí, en el Urabá antioqueño, no se detiene. Las imágenes de miles de personas durmiendo en pequeñas carpas levantadas sobre la playa, otros a la intemperie, con niños de brazos, haciendo miles de peripecias para poder, si lo logran, tener las tres comidas diarias, es el reflejo de la difícil condición que se presenta allí.

El coronel Hernán Cortés, comandante de la Policía de Urabá, indicó que se vienen desarrollando acciones con diferentes autoridades para atender a los migrantes, quienes en su mayoría son ciudadanos venezolanos.

Dijo que en las playas de Necoclí hay pernoctando cerca de 1.500 personas que esperan obtener un cupo en las embarcaciones que salen con destino hacia la frontera con Panamá.

“La situación no solamente está ocurriendo en Necoclí, también en Apartadó, también en Turbo en donde hay una cantidad menor de personas que se encuentran allí en tránsito. Ellos llegan desde Medellín en buses de transporte público”, explicó el oficial.

El coronel Cortés reconoció que las personas que están en Necoclí están atravesando situaciones muy complejas. “Lo que hemos podido hablar con los migrantes ellos toman su vehículo hacia Necoclí, allí compran un tiquete a una empresa de transporte normal, otros toman transporte pirata, en este punto la Armada ha incautado un número importante de botes, luego los migrantes pasan al golfo de Urabá y llegan a Capurganá y comienzan toda una caminata por todo el tapón del Darién.

Explicó el oficial que “los migrantes comienzan a caminar y el terreno más inhóspito, según los mismos migrantes, es en el lado de Panamá, donde son recibidos por unas infraestructuras apostadas en ciertos lugares y de allí son transportados a Costa Rica”.

Sobre la compleja situación, quien también se pronunció fue el defensor del Pueblo, Carlos Camargo, quien denunció que los migrantes están viviendo bajo extremas circunstancias.

“Allí se evidenciaron las difíciles condiciones de acceso al agua, alimentación, servicio de atención básica en salud”, indicó el defensor del Pueblo.

Agregó que “este año la crisis migratoria es mucho más grave que la registrada el año pasado. Primero porque la cantidad de personas en movilidad humana que han pasado hacia Panamá supera los 150.000 en comparación con los 134.000 migrantes en todo 2021. Y la tendencia es a seguir aumentando. Y segundo porque la condiciones de vulnerabilidad económica son evidentes, ciudadanos que están más expuestos a ser utilizados por los grupos armados ilegales y las organizaciones criminales”.

De acuerdo con cifras de la Defensoría del Pueblo, en la semana del 24 al 30 de septiembre se reportaron 14.000 salidas de migrantes, lo que refleja un incremento del 12 % en comparación con la semana anterior que fue 12.000 personas.

El registro muestra que en 2021 aproximadamente migraron 133.000 personas en todo el año, a septiembre de 2022 la cifra ya va en 151.582, de los cuales 21.570 son menores de edad.

“Hicimos varias recomendaciones a las entidades del Estado, de manera especial solicitamos una presencia más activa del ICBF dado que el 15 % de los migrantes son niños, niñas y adolescentes. En los últimos 15 días han pasado cerca de 4.290 menores de edad. Esta es una población en alto riesgo de manera particular quienes viajan no acompañados, dado que se exponen a peligros adicionales como la trata o la explotación sexual comercial”, aseguró el defensor del Pueblo.

Añadió el defensor que “en la Defensoría del Pueblo también encontramos que en la playa del municipio de Necoclí se encuentran al menos 1.000 personas en condición de habitabilidad en calle, entre ellos menores de edad en riesgo de vulneración de derechos a la seguridad alimentaria, salud, educación, entre otros, lo que dificulta que tengan condiciones adecuadas para su desarrollo”, agregó Carlos Camargo.