En la madrugada de este miércoles a los detenidos de las principales cárceles del país los despertó, antes de la hora reglamentaria, un operativo que no les dio tiempo de esconder los elementos prohibidos que tenían en sus celdas. En La Picota, la cárcel de máxima seguridad ubicada en el sur de Bogotá, ese operativo arrancó a las cuatro de la madrugada.
Más de 100 hombres de un grupo especial del Inpec llegaron para tomarse por sorpresa el patio 10, al parecer, el centro de diferentes actividades criminales, entre ellas la extorsión carcelaria, en ese operativo estuvo SEMANA.
A esa misma hora llegó el propio ministro de justicia, Wilson Ruiz, que con chaleco antibalas y casco se sumó al procedimiento, junto al director del Inpec, el general Mariano Botero. Fueron ellos quienes impartieron órdenes, recibieron parte del personal de guardia y dieron el visto bueno para iniciar la intervención.
Un capitán del Inpec ultimó algunos detalles y en línea se desplazaron hasta la mole de cemento y barrotes que es el patio 10 de La Picota donde habitan más de 200 personas detenidas por diferentes delitos y que aún esperan condena. En cada celda conviven cuatro personas, no hay hacinamiento pero sin un olor fuerte producto del desaseo y el consumo de estupefacientes.
Celda por celda los grupos operativos del Inpec se movían con la experiencia de años de servicio y descubriendo caletas en cada espacio, algunas para guardar drogas, otras licor y las de mayor cuidado destinadas a esconder celulares. Sin embargo, en el recorrido, los funcionarios ubicaron armas blancas y cuadernos con listados de personas y números de contacto, al parecer, las víctimas de las extorsiones carcelarias.
En una celda los guardianes ubicaron 16 celulares, armas blancas y estupefacientes. Se trata de un espacio de tres por tres metros, donde los detenidos lograron convertir la mitad de una puerta de acero en una sofisticada caleta para meter los celulares envueltos en medias, para luego lanzarlos al fondo.
Con mucha destreza y maña, los funcionarios del Inpec iban sacando los celulares escondidos. Para hacerlo debían recurrir a improvisados ganchos que metían en la puerta hasta alcanzar las medias donde estaban los celulares. De esa forma lograron incautar más de 20 equipos celulares solo en el patio 10 de La Picota.
Los operativos que se desarrollaron en Bogotá se extendieron a cárceles de Boyacá, Cúcuta, Tolima, Huila y Barranquilla, entre otras. En cada espacio los funcionarios del Inpec se encontraron con detalles particulares, caletas que diseñaron de forma creativa, pero criminal para esconder todo tipo de elementos prohibidos, incluso al punto de desprender baldosines, romper las paredes y meter allí celulares.
“Quedé bastante impactado cuando vi un cuaderno con nombres y con decenas de números de los cuales, presumimos, es donde estaban haciendo llamadas para extorsionar a los colombianos. Decirles que no se dejen amedrentar, que acudan al Gaula, entendemos que a muchas personas les da susto cuando reciben las llamadas, pero la mayoría salen justamente de estos centros de reclusión”, dijo el ministro Wilson Ruiz.
El director del Inpec, general Mariano Botero, aseguró que los elementos incautados serán entregados a la Fiscalía y los jueces de ejecución de penas con el objetivo de advertir el comportamiento de los privados de la libertad y así cuando intenten acceder a beneficios como libertad condicional o detención domiciliaria, se tenga en cuenta las conductas criminales.
“Hemos encontrado importante cantidad de estupefacientes y lo más importante, cuadernos acervo probatorio que llegarán a la Fiscalía para que sigan las investigaciones y de una vez por todas judicializar estos hechos que se viene advirtiendo ocurren desde los centros carcelarios”, dijo el general.
Se espera que al final de la tarde se pueda conocer un balance general de los operativos que se adelantaron en los centros de detención y donde se priorizaron las inspecciones.