En marzo se fugó de la cárcel La Picota Juan Larinson Castro Estupiñán, alias Matamba, uno de los narcotraficantes más temidos de la historia reciente. El hecho puso en vergüenza al Inpec y causó revuelo en el país, no se entendía cómo el peligroso mafioso, que estaba listo para ser enviado a los Estados Unidos en calidad de extraditado, había salido como Pedro por su casa del centro penitenciario. Simplemente, burló a la justicia con complicidad de algunas personas, posiblemente, y se le escapó a las autoridades. Ahora, se pide investigar a varios funcionarios involucrados en la fuga por permisividad y favorecer lo ocurrido.
SEMANA conversó con el director del Inpec, el coronel Daniel Gutiérrez, quien confirmó que “luego de presentarse la fuga de alias Matamba, la Policía Judicial del Inpec capturó en flagrancia al Inspector Jiménez Arboleda Milton por el favorecimiento en la fuga”. Señala el coronel que “dentro de las labores de Policía Judicial del CTI y del Inpec dirigidas y coordinadas por la Fiscalía, se vincularon a 45 funcionarios que estaban de turno ese día a quienes se les suspendió preventivamente de sus funciones”.
“De acuerdo a la investigaciones, al material probatorio recolectado y aportado por el Inpec se genera una línea de investigación que actualmente adelanta la Fiscalía por el favorecimiento de fuga a más de 10 funcionarios. Estas actuaciones están orientadas a contribuir al plan de transparencia que lidera la Dirección General del Inpec”, dijo a SEMANA.
Y es que la fuga de Matamba fue planeada cinco meses después de que fue capturado, el 18 de mayo de 2021, cuando celebraba su cumpleaños en un conjunto residencial de Floridablanca. Sus socios, poderosos y reconocidos exmiembros de las autodefensas lo querían en sus filas para impulsar su nuevo proyecto criminal, cuyos tentáculos dejaron, tras su paso, un expediente verdaderamente aterrador.
Los socios de Matamba, que son al menos ocho ‘narcos puros’, como se les conoce a los traficantes de vieja data, no podían desaprovechar la oportunidad, con la captura y extradición a la vista de Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, jefe máximo del Clan del Golfo, la organización quedaba fracturada y era necesario ocupar ese lugar y planeaban hacerlo de la mano de quien era uno de sus hombres de máxima confianza: Jobanis de Jesús Ávila Villadiego, alias Chiquito Malo.
Los narcos que querían asumir los roles de Otoniel sabían que para lograrlo necesitaban a un hombre como Matamba, que infundiera respeto por su crueldad y por emplear métodos de extrema violencia para ganar terreno. En 2016, alias el Árabe financió a Matamba con 2 millones de dólares para que fuera al departamento de Nariño y se apropiara del negocio criminal del narcotráfico. Con solo 14 hombres agarró camino y para 2018 ya había conformado la banda criminal la Cordillera, tenía arrinconado al ELN y a las disidencias de las Farc.
Además, había logrado meter en su nómina a miembros del Ejército, quienes le entregaban información confidencial de las operaciones. Esas características hacían de Matamba el indicado para lanzar el proyecto que las autoridades conocieron como el Clan del Golfo 2.0.
Era el momento para sacarlo de la cárcel, pero no era tarea fácil. Matamba estaba bien custodiado y listo para ser entregado a las autoridades de Estados Unidos en extradición, donde lo esperaban para responder por delitos de narcotráfico.
Con el tiempo corriendo en su contra, uno de los narcos puros, que había sido comandante del Bloque Central Bolívar de las AUC, que se encuentra detenido y fue expulsado de Justicia y Paz, puso sobre la mesa 4 millones de euros para contratar al equipo que lo sacaría de la cárcel.