Lo que está ocurriendo en la actualidad con algunos de los mejores combatientes que tiene el Ejército de Colombia es, por decir lo menos, muy peculiar. La situación se ha convertido en una bola de nieve que está creciendo en los cuarteles y que, incluso, amenaza con convertirse en una avalancha que empieza a sonar con fuerza en los batallones, brigadas y divisiones más importantes y claves del país. Los protagonistas de esta particular historia son decenas de soldados, suboficiales y oficiales que pertenecen a diferentes brigadas de las Fuerzas Especiales del Ejército, conocidas como BRFER. Por su entrenamiento y por el tipo de misiones que deben enfrentar, los integrantes de estas unidades son considerados como la elite de las FF.MM. Los hombres que hacen parte de las BRFER han sido protagonistas de grandes operaciones como las que terminaron con la muerte de 'Raúl Reyes', el 'Mono Jojoy' o 'Alfonso Cano', entre muchas otras. Aunque son muchos los que aspiran a formar parte de esas brigadas, el proceso de selección y el entrenamiento está destinado a pocos. Cursos de varias semanas, e incluso meses, hacen parte del entrenamiento que se prolonga durante años: lancero, paracaidismo militar, supervivencia en agua, jefe de salto o tirador de alta precisión son algunos de ellos. La formación que tienen les permite permanecer semanas en las zonas más complicadas de orden público que existen sosteniendo innumerables combates contra la guerrilla. Lo paradójico es que muchos de estos hombres, que están en la cúspide militar, hoy están enfrentando una situación inesperada. Muchos se quieren retirar del Ejército pero, con toda suerte de argumentos, no los dejan. “Yo me cansé y ya quiero irme para mi casa. Llevo 12 años en el Ejército y ocho como comando en las Fuerzas Especiales y ahora el Ejército me dice que no me puedo retirar”, contó un sargento de Buenaventura que Semana.com entrevistó en una instalación militar. “Nunca he tenido una sanción ni un problema. Mi hoja de vida es impecable, pero ya quiero irme. Pero cuando pedí la baja, en octubre del 2012, me dijeron que tengo que quedarme hasta noviembre del 2013. Eso es prácticamente una retención o hasta una especie de secuestro”, agregó el suboficial. Los militares entregaron oficios y memorandos que corroboran sus versiones. Este es un aparte de una misiva que el mayor Édgar Prada le envió a un suboficial (cuyo nombre se reserva) en la que esencialmente le notifica que no se puede retirar del Ejército. “La capacitación de un suboficial es un proceso que lleva tiempo y es muy exigente, por lo tanto, el tiempo necesario para volver a capacitar a un suboficial con sus capacidades sería de 13 meses y una semana... Por lo anterior, recomiendo que la presente solicitud del suboficial sea tenida en cuenta para noviembre del 2013” .  Como esa hay decenas que están en poder de Semana.com, enviadas a suboficiales y algunos oficiales en los que en términos simples les niegan la posibilidad de abandonar las filas. “La solicitud surte con el apoyo del Comando de la División de Aviación y Asalto Aéreo recomendando como fecha de retiro abril del 2013 por contar con los cursos de Lancero, que dura dos meses 15 días, y paracaidista, que dura un mes, tiempo que dura capacitar y entrenar otro suboficial”, dice otro aparte de una carta enviada a un suboficial firmada por el teniente coronel Jorge Correa. En otras comunicaciones, a quienes desean pedir el retiro las respuestas afirman que “no puede efectuarse (el retiro del Ejército) como si se tratara de una entidad estatal o particular cualquiera. Se le informa que basados en las características de experiencia y desempeño crean necesidades especiales ante las exigencias de la seguridad nacional”.

“Yo soy un soldado profesional que llevó 10 años. Y cuando dije que quería retirarme, me salieron con eso de que no se podía por razones de seguridad nacional. No sé cuáles son esas razones. Yo sólo soy un soldado”, contó a Semana.com un soldado profesional oriundo de Medellín. “Cuando les dije a mis comandantes que quería irme porque después de 15 años tenía otras mejores opciones laborales, me respondieron que tenía que pagarle al Ejército por los cursos que me habían dado. Eso no tiene sentido. Todos los cursos que uno hace como comando los pagamos nosotros mismos, nos lo descuentan de la nómina, así como las raciones de comida que nos dan cuando estamos en la zona, por la que se descuentan 6.000 pesos diarios. Además, ni mis compañeros ni yo firmamos ningún tipo de contrato o algo así en donde nos decían que teníamos que quedarnos X o Y tiempo”, contó un cabo oriundo de Cali. Otro dijo: “A nosotros nos formó el general y nos trató de traidores y nos insultó sólo porque queríamos retirarnos. Nos dijo que teníamos que ir a la zona de combate quisiéramos o no. Y eso no es así. Yo ya no quiero ir a pelear, no tengo moral para ir y coger un fusil y estar en combate. Sólo quiero irme.”, dijo un sargento del Valle del Cauca. Muchos de estos militares que no pueden retirarse han optado por acudir a otras vías para buscar su salida de la milicia. Varios han contratado abogados para demandar e instaurar tutelas contra el Ejército con el fin de que les permita retirarse, y no pocos han preferido entrar en una especie de “huelga” o brazos caídos. “Yo ya le dije al comandante que no volvía a ir a la zona de combate y que me negaba ir”, contó otro de estos militares, que abandonó su brigada y que Semana.com entrevistó en una instalación militar. Aunque algunos de las fuerzas especiales que están gestionando su retiro están tentados con la posibilidad de trabajar como parte del Ejército de los Emiratos Árabes. En julio del año pasado, la revista SEMANA contó cómo hasta ese momento cerca de 800 exmilitares abandonaron las filas en Colombia para enlistarse como parte de un contingente en Oriente medio. La promesa de altos salarios había creado una desbandada en las filas del Ejército que aún continúa. La novedad es que todo parece indicar que para tratar de frenar esa oleada de retiros, especialmente de los comandos, el Ejército ha acudido a estos argumentos que han generado un inmenso malestar y no dejan de ser polémicos. “Para el personal de soldados, una vez radicada la solicitud de retiro ante el comando de la unidad, se cuentan 45 días hábiles para que se haga efectivo y se proceda a descuartelar el soldado”. dijo el comando del Ejército en respuesta a Semana.com. “Para el caso de oficiales y suboficiales el tiempo de retiro puede variar entre uno o dos meses, ya que es una facultad del comandante del Ejército y el ministro de Defensa aceptar su retiro”, afirmó la institución castrense. Aunque se afirma que pueden ser hasta dos meses los casos documentados por Semana.com contradicen esa respuesta pues en algunos de esos casos las solicitudes de retiro están radicadas hace más de seis y siete meses.

El asunto de por qué estos militares deben pagar por los cursos y las raciones de alimentación no deja de ser polémico y abre serios interrogantes. “El personal de oficiales, suboficiales y soldados que realizan cursos de lancero, paracaidista y otros, durante el tiempo que dure el curso continúan percibiendo sus haberes y no deben cancelar por realizarlo. Los gastos de esos cursos son asumidos por el Ministerio de Defensa-Ejército Nacional”, dijo a Semana.com el comando de esa institución. Más allá de este último aspecto, que no es menor, lo cierto del caso es que en las brigadas de los mejores y más preparados militares que tiene el país el inconformismo por no dejarlos retirarse del Ejército no sólo es muy polémico sino que además se está transformando en un asunto que se está saliendo de control.