Capítulo 1Doña Sara Martínez cree que lo ocurrido en su pueblo no es un acto de seres humanos normales. Seiscientos paramilitares los rodearon sigilosamente. Luego empezaron los disparos selectivos contra aquellos que huían entre la maleza empujados por el presentimiento de lo que se les venía. A los dos días de hostigamiento continuo –sin que autoridad alguna fuera a socorrerlos– lograron cercar a unas 500 personas en una cancha de microfútbol frente a la iglesia. Al primer muerto lo degollaron en presencia de todos, un viernes a las 10 de la mañana. Los verdugos pusieron música y destaparon ron. Se dividieron entonces el trabajo: unos fusilaban; otros torturaban; algunos más rompían puertas, levantaban camas, vaciaban cajones y pateaban animales. “Mientras más buscaban, más rabia les daba porque no encontraban nada. No hallaron ni siquiera una honda”, dice un sobreviviente. La matazón se prolongó durante cuatro días y cuatro noches. Nadie vino a pararla. A medida que pasaban las horas aumentaba la sevicia. Así, a un par de abuelos mayores de 70 años los pusieron a bailar vallenatos mientras les disparaban cerca de sus pies. Un hombre macizo, de saco negro, se acercó a los dos, los tomó de la cabeza y se las estrelló la una contra la otra hasta matarlos. A una adolescente la violaron en fila. Murió ahogada con su sangre porque le habían metido cactus entre su boca. El bobo del pueblo falleció en medio de las torturas porque no confesaba que era miembro de las FARC. A los criminales les sobró suficiente sangre de sus víctimas para embadurnar en los muros enormes vivas rojos a los paramilitares, y abajos a la guerrilla.Cuando se marcharon, amenazaron a los sobrevivientes diciéndoles que se fueran pronto porque iban a volver a quemar el pueblo. En la tierra quedaban los cadáveres. Según la Fiscalía General de la Nación, entre el 16 y el 21 de febrero del año 2000, en El Salado, en el departamento de Bolívar, en límites con Sucre, murieron 100 personas. La masacre, según su propia confesión, fue comandada por Úber Enrique Bánquez Martínez, alias ‘Juancho Dique’.
La masacre de El Salado, ocurrida en el 2000, dejó 100 muertos según la Fiscalía.Capítulo 2Úber Enrique Bánquez Martínez, alias ‘Juancho Dique’, ha llorado. En ocasiones, ante los jueces de Justicia y Paz se ha derrumbado al recordar sus horrores. En otras oportunidades, en cambio, se ha mostrado frío, inmune a los sentimientos. Habla como si fuera un estadígrafo. Una, dos, tres, cuatro, 20 masacres. Muchas bajo su mando en las regiones de los Montes de María, en los pueblos ribereños del Canal del Dique, un día en Bolívar, otro en Sucre. Por ejemplo, de la masacre de El Salado, enumera las armas usadas: los cuchillos, los machetes; y también habla de los instrumentos musicales que sacaron de la iglesia y de la escuela: gaitas, tamboras y flautas, para hacer su fiesta de horror. Y otras veces repasa la geografía donde dejó su estela de miedo: Chengue, El Salado, Macayepo, y habla de sus jefes Diego Vecino y Rodrigo Antonio Mercado Pelufo, alias ‘Cadena’. Este se ufanaba de su amistad con un senador de la República, Álvaro el ‘Gordo’ García.
Úber Enrique Bánquez Martínez, alias ‘Juancho Dique’.Capítulo 3El senador Álvaro el ‘Gordo’ García está en la cárcel. Fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a 40 años de cárcel por la autoría intelectual de la masacre de Macayepo. El ‘Gordo’ tiene varios hermanos. Uno de ellos es Juan José, condenado por desvío de auxilios parlamentarios. Hay otro hermano, Héctor, protagonista del escándalo de Chambacú. En un momento dado, tres de los García Romero (Álvaro, Juan José y Héctor) estuvieron condenados. Mientras ellos iban tras las rejas, su hermana, Teresita, tomó el caudal electoral. Su cuñada, Piedad Zuccardi, esposa de Juan José, hizo lo propio. Cuando El ‘Gordo’ García estaba libre, dice la Corte Suprema, consolidó su poder electoral de la mano de los paramilitares, entre ellos ‘Cadena’.
Álvaro el ‘Gordo’ García.Capítulo 4‘Cadena’ es uno es uno de los criminales más sangrientos, según los propios testimonios de los paramilitares ante los jueces de Justicia y Paz. Sin embargo, cuando se reunían con su vecino de cuadra, el ‘Gordo’ García, se deleitaban con la comida que este preparaba. Sus sancochos de pescado son míticos en la región. En alguno de estos encuentros se debió planear la masacre de Macayepo. Según la Corte Suprema de Justicia, esta fue ejecutada el 14 de octubre del 2000 por 80 paramilitares del Bloque Montes de María. ‘Cadena’ mismo la comandó. Asesinó con piedras y garrotes a 15 habitantes de este corregimiento del Carmen de Bolívar y provocó el desplazamiento forzado de por lo menos 200 familias. Gracias a una grabación se estableció que la masacre fue una solicitud del ganadero y financiador de paramilitares Joaquín García, quien le pidió al entonces senador ‘Gordo’ García hacer esa acción para recuperar unos animales hurtados y, de paso, permitir la entrada de los paramilitares a los corregimientos El Aguacate y Pajonalito, vecinos de Macayepo, un corredor estratégico para el narcotráfico, ya según la Policía Nacional facilita el acceso desde el sur de Bolívar al mar y así desembarcar la droga. El ‘Gordo’ García fue a dar a la cárcel, pero les heredó el poder político a sus familiares Teresita García y Piedad Zuccardi.
Rodrigo Antonio Mercado Pelufo, alias ‘Cadena’.Capítulo 5Piedad del Socorro Zuccardi de García también es de Sucre. Nació en Sincelejo, fue senadora de la República y miembro del Partido Liberal hasta el año 2002, cuando decidió apartarse de sus filas y en el 2005 participar en la creación del Partido de La U. Fue elegida una de sus directoras. En el 2013 fue detenida por una orden de la Corte Suprema de Justicia que la investiga por vínculos con paramilitares. Está en Bogotá pero desde la capital y junto con su familia decidió que este año había que participar en las elecciones en la región para mantener el poder político. El elegido fue Andrés Felipe García Zuccardi, su hijo que tuvo con Juan José García, el hermano del ‘Gordo’ y de Teresita.
Piedad del Socorro Zuccardi de García.Capítulo 6Andrés Felipe García Zuccardi y Teresita son nuevos senadores de la República. Fueron elegidos este domingo 9 de marzo. Él, García Zuccardi, a pesar de no tener trayectoria política, obtuvo 50.220 votos. Ahora le dicen doctor y muestra satisfecho su currículo: es administrador de empresas, figura en el partido de La U, la colectividad que ganó las elecciones en el país al obtener 21 curules y se vanagloria de la amistad de sus padres con el procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez. En el Legislativo se encontrará con ella, Teresita García, quien muestra con orgullo su envidiable hoja de vida: ingeniera de sistemas de la Universidad de los Andes y cónsul de Colombia en Frankfurt (Alemania), entre 1997 y 2007. Representará al PIN (hoy Opción Ciudadana) y es la heredera de la curul en el Senado de su hermano el ‘Gordo’ García. Obtuvo 38.797 votos. Ambos ganaron su respaldo en las urnas en los mismos pueblos, en los mismos departamentos en donde otros seres anónimos, día y noche recuerdan con dolor lo vivido durante las masacres.
Andrés Felipe García Zuccardi y Teresita García.