Un hombre desconocido para la mayoría de la opinión pública, que dice llamarse Carlos Andrés Rodríguez Pérez, y con cédula 79.757.851, está ha empezado a sonar en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá y en los organismos de inteligencia colombianos y la Fiscalía General. También entre abogados penalistas estadounidenses y colombianos, así como en algunos medios de comunicación y en el mundo de la mafia.La razón es que este Rodríguez suele acudir a ellos para entregar información sobre supuestos delitos y sobre personajes involucrados en problemas judiciales con las autoridades colombianas o estadounidenses. En algunos casos se presenta como abogado penalista y en otros como agente encubierto al servicio de varias agencias estadounidenses como la DEA, ICE y FBI, y dice trabajar para los dos funcionarios más altos de la CIA en Colombia. Pero todo es falso, por lo cual este hombre se encuentra en la mira de las autoridades de los dos países.“Básicamente es un traficante de información. Acá a la Fiscalía acudió como abogado y pidió citas para entregar datos sobre varios hechos. En una primera reunión tenía un libreto bien armado y parecía real. Pero en las siguientes citas descubrimos que la información era falsa y que incluso las personas que dijo que podían confirmar sus afirmaciones lo desmintieron o no lo conocían”, contó a SEMANA un alto funcionario de la Fiscalía. En las bases de datos de esa entidad Rodríguez aparece con cuatro procesos penales en su contra. Dos por estafa, otro por falsedad en documentos y una condena por uso de documento falso en febrero de 2010.SEMANA entrevistó a ocho personas a las que Rodríguez contactó. A todas les dijo que por sus contactos en la embajada norteamericana sabía que tenían problemas y que las autoridades de ese país las investigaban por delitos como narcotráfico y hasta las habían incluido en la lista Clinton. A varias de ellas les ofreció sus “servicios” y “contactos” con agentes estadounidenses que les podrían ayudar a cambio de una suma de dinero. SEMANA tiene copias de varios chats en los que Rodríguez solicita dinero por “coordinar” reuniones con norteamericanos.“Hace una especie de carrusel. Se dirige a una agencia y dice que sabe que equis o ye individuo es narco, un lavador, etcétera, y entrega una información. Posteriormente busca a esas personas y les dice que las están investigando y les saca alguna plata. Por eso lo incluimos en la lista de informantes falsos y notificamos a todas las agencias”, contó a SEMANA un integrante de una agencia de inteligencia, a quien hace pocas semanas Rodríguez contactó presentándose como agente encubierto de la embajada del país del norte.Rodríguez también afirma falsamente trabajar para reputados abogados de Estados Unidos. En Colombia también ha buscado a conocidos juristas como Abelardo de la Espriella, a quien le dijo que tenía información según la cual agencias estadounidenses estaban investigando a uno de sus clientes. “El asunto era falso. Lo saqué de mi oficina cuando vino con ese cuento y voy a iniciar acciones legales en su contra”, afirmó De la Espriella a SEMANA. Integrantes de diferentes agencias también confirmaron a esta revista que no conocen a este hombre y que jamás han trabajado con él.Rodríguez también ha visitado medios de comunicación en donde se presenta como fiscal, abogado o agente encubierto. Allí afirma que participó y conoce casos que involucran al propio presidente de la república, a personajes como Ernesto Samper, Horacio Serpa, así como a abogados y capos del narcotráfico. También dice que sabe de casos de corrupción y falsos positivos supuestamente protagonizados por altos funcionarios de la Fiscalía.“Soy casi abogado, pero no soy abogado. Pero yo sí trabajé de agente encubierto. A mí me presionó la Embajada de Estados Unidos para eso. Me dijeron que si no estaba con ellos estaba contra ellos y me obligaron a infiltrarme”, dijo Rodríguez a SEMANA. “Yo hice trabajos y trabajé para agentes como Álex Navarro y Luis Pérez, en casos muy relevantes”. Aunque reconoce que fue condenado por usar un documento falso afirma que “eso es algo viejo”. Insiste en que tiene información muy grave de personajes importantes del país y que él no es el único que lleva información a la embajada o que busca a narcos para que se entreguen. Insiste en que toda su labor es totalmente desinteresada y lo hace solo por “ayudar a la justicia”. Lo cierto del caso es que hoy no solo está en la lista negra de traficantes de información, sino que está en la mira de las autoridades judiciales de Estados Unidos y Colombia.