Por considerar que fue víctima de racismo y discriminación un juzgado le ordenó al Hotel Cartagena Plaza disculparse públicamente con el artista Víctor Padilla. Los hechos se remontan al comentario que le hizo el gerente del hotel al joven quien se encontraba en un proceso de contratación.
Padilla recuerda que cuando el gerente vio su cabello largo y crespo le dijo que tenía que quitarse “eso” y dio por terminado el proceso para contratarlo, en un evidente acto de discriminación. Por esta acción el joven presentó una acción de tutela con el fin de proteger sus derechos fundamentales a la igualdad y desarrollo de la personalidad.
En la acción judicial Padilla señaló que lucía con orgullo su pelo así como representación de su herencia afro. Reseñando que las directivas le exigieron “como requisito” que se cortara el pelo para que siguiera el proceso de contratación como aprendiz del SENA. Tras su negativa se le comunicó que no iba más.
El accionante indica que su pelo lo “identifica como afrocolombiano de lo cual se siente orgulloso. En todos los escenarios habla con amor y fervor con respecto a su cabello, esto conlleva a una forma de discriminación que, como bien es sabido, se encuentra proscrita”.
El juzgado tercero de familia de Cartagena acogió la petición y le ordenó al Hotel realizar el acto de excusas. “Declarar probada la violación del derecho fundamental a la igualdad de personas afrodescendientes, al trabajo, a la no discriminación racial en el entorno laboral, del accionante Víctor de Jesús Padilla Amador”.
Debido a esto, le dio un plazo de diez días a partir de la notificación del fallo para que “presenten disculpas en una ceremonia pública” por el “trato discriminatorio con ocasión de su cabello afro”.
El juzgado fue más allá y le ordenó al Hotel Cartagena Plaza que a partir de la fecha “instruya y capacite a sus gerentes, empleadores y trabajadores en materia de respeto a los derechos humanos y de los derechos de la población afrodescendiente con el fin de evitar situaciones (que) devengan en prácticas y generen un trato discriminatorio respecto a las personas afrodescendientes, el cual deberá ser dictado por la Procuraduría Delegada para Asuntos Étnicos de la Procuraduría General de la Nación”.
Fue un acto de racismo
Tras evaluar la situación el despacho judicial concluyó que en efecto se trató de un caso de racismo, puesto que le impidió seguir con su proceso de contratación única y expresamente por su pelo. Por esto, hizo un llamado para que en la sociedad cartagenera y colombiana, en general, se evalúen estas acciones que se siguen presentando.
El hecho del racismo, insiste el juzgado, debe ser revisado en todas las órbitas del Estado, puesto que diariamente se presentan actos de discriminación por el color de la piel, un debate que ya debería haber pasado la página hace mucho tiempo.
“En Colombia nos encontramos frente a las situaciones de discriminación que deben ser una invitación a la reflexión ya que el concepto de discriminación mismo, pone de presente situaciones en que el actuar de alguien, limita los derechos de los demás”.
Cita que incluso se ha generado una discriminación por la ropa que portan las personas en representación a su cultura afro o, como es el caso de estudio, su pelo. El juzgado citó varios fallos de la Corte Constitucional que advierte por las acciones que se deben tomar para ponerle un punto final a cualquier acto de racismo.
En enero pasado, el empresario Luc Gerard denunció que fue víctima de discriminación por parte de los empleados del restaurante Alma ubicado en el Centro Histórico de Cartagena. En esa oportunidad se le negó el ingreso por “no cumplir el código de vestuario” pese a que muchas de las personas que estaban adentro tenían una pinta similar a la suya. El restaurante tuvo que ofrecer excusas públicas al empresario de origen belga.