Después de que Íngrid Betancourt volvió al país para adherir a Alejandro Gaviria en la coalición Centro Esperanza, la relación de amistad se convirtió en una fuerte enemistad política que hizo que la candidata del Verde Oxígeno saliera de la convergencia. Desde ese momento, se sabe que la exsecuestrada piensa que el exministro de Salud está aliado con las maquinarias políticas de la corrupción y él piensa que ella tiene una visión moralista de la política.

Sin embargo, en la mañana de este jueves, parecía que las diferencias se acabaron entre ambos candidatos. En un debate en la Universidad del Norte, en Barranquilla, los candidatos se encontraron, cruzaron palabras cordiales y se despidieron con un beso en la mejilla.

Todo era armonía entre Gaviria y Betancourt hasta que subieron a la tarima y se vieron enfrentados en sus ideas. La candidata del Verde Oxígeno se separó de lo que ella llama “neoliberalismo” y “política soviética”. Frente a ese calificativo, en el que se vio aludido, el exrector replicó.

“Íngrid, yo no soy neoliberal. Yo puse en práctica la política más ambiciosa en la historia reciente de Colombia de intervención a un mercado con los precios de los medicamentos. No ha habido una parecida”, aseveró.

Después, la candidata vuelve a referirse indirectamente a Gaviria. “Miren quiénes están apoyados por las maquinarias, quiénes les abren las puertas para llegar al poder. Si tienen maquinarias al lado, van a ser una frustración para todos ustedes. No van a poder cumplir. Las maquinarias son el principio del secuestro de la corrupción para los colombianos”, señaló.

Después del debate, Betancourt publicó un trino que enmarca que la relación sigue escabrosa y sin mucha esperanza de volver a la amistad. “No hay posibilidad de que nos reconciliemos con las maquinarias o con políticos que son apoyados por ellas. La corrupción es blanco o negro y Alejandro Gaviria ya decidió de qué lado está”, dijo la candidata del Verde Oxígeno en Twitter.

Alejandro Gaviria e Íngrid Betancourt, en Barranquilla | Foto: Foto suministrada a SEMANA

Después del hostil debate, Gaviria desmintió que se haya recuperado la relación con Betancourt. “Más que una reconciliación hubo un diálogo cordial de un minuto. Lo que quiero decir es respeto en medio de las diferencias, es mostrar que el debate político puede hacerse en ese sentido. Que las formas importan, que tenemos que dar un ejemplo de civilidad en el debate democrático”, señaló, en diálogo con los medios.

Frente a los señalamientos de pactos con maquinarias, el exrector de la Universidad de los Andes también desmintió que haya hecho tal cosa. “He recibido apoyos políticos voluntarios, sin ningún tipo de compromiso. Son adhesiones de personas que creen en mi conocimiento, mi experiencia, mi ética y la capacidad de transformar juntos el país”, agregó.

Ahí también habló sobre las rupturas en la coalición Centro Esperanza, las cuales llamó “conversaciones difíciles”.

“Tenemos que aceptar que esta elección presidencial en Colombia adicionó una nueva complejidad. Por primera vez tenemos, coincidiendo con las elecciones de Congreso, unas coaliciones o consultas entre distintos. Para todos ha sido difícil, pero tenemos ánimo entre todos de seguir construyendo confianza”, indicó.

El acontecimiento de las manos unidas fue breve, tan corto como la supuesta reconciliación, y el debate confirmó que siguen teniendo las mismas diferencias con respecto a las alianzas políticas. Ahora, en su discurso, Betancourt llamó al candidato por firmas “neoliberal”, que es un nuevo calificativo y que enmarcará sus próximos encuentros.

Por ahora, parece que la estrategia de Betancourt funciona, con la trepada en las encuestas que la posiciona en tercer lugar en intención de voto, con el 7% detrás de Gustavo Petro y Rodolfo Hernández. Gaviria, con sus adhesiones, no pasa del 3%.