¿Qué tiene la Secretaria de Gobierno de la Alcaldía de Bogotá que hace que los secretarios no se amañen? Esa es la pregunta que ronda en los pasillos del Palacio Liévano tras la renuncia de Hugo Zárrate, quien ocupó el cargo por siete meses desde febrero de este año. No se trata de una renuncia cualquiera. Desde cuando se posesionó, Zárrate parecía el hombre que iba a acompañar hasta el final del período al alcalde Petro. El saliente funcionario estuvo al frente del plan para intervenir los 75  barrios más peligrosos de Bogotá, buscó medidas para mitigar el robo de celulares y hace unas semanas denunció las batidas ilegales para reclutar jóvenes de barrios populares para enviarlos al Ejército. Incluso, antes de conocerse su renuncia, Zárrate presentó un video como prueba reina en el cual se evidencia que los teléfonos celulares reportados como robados no están siendo bloqueados por las empresas de telefonía celular. “Muchos de esos celulares están manchados de sangre”, dijo en un rueda de prensa antes de que se conociera su intención de irse. Las versiones de la salida de Zárrate son dos. La primera tiene que ver con un problema de salud por el cual incluso estuvo en cuidados intensivos en la ciudad de Ibagué. El dictamen indicó un infarto del miocardio. El secretario se repuso y se mantuvo al mando de la oficina. A eso se suma el intenso trabajo que la secretaría demanda y que le ha generado estrés. La secretaría de Gobierno no sólo se encarga del tema de seguridad, también tiene bajo su mando el trabajo político y la relación con los 45 concejales de la ciudad. “Es que el ritmo de la secretaria es muy bravo”, dijo un funcionario. La otra versión es que Zárrate quiere iniciar campaña para aspirar al cabildo distrital y no quiere inhabilitarse. La ley contempla que no se puede aspirar a cargos de representación popular sino un año o más antes de las elecciones. Como se sabe, los comicios se realizarán en octubre del 2015. Alta rotación Al margen de la salida de Zárrate, lo cierto es que desde la llegada de Gustavo Petro a la Alcaldía, el primero de enero del 2012, los secretarios de Gobierno no se han quedado mucho tiempo. El primero de ellos fue su amigo y compañero del M-19 Antonio Navarro Wolff. El hoy senador acompañó al alcalde por tres meses cuando presentó su carta en la que aseguró que lo hacía por “motivos estricta, exclusiva y únicamente personales”. Lo hizo para desechar especulaciones sobre un posible choque con Petro. Tras la salida de Navarro, por unos días estuvo en el cargo Jorge Rojas, luego llegó al puesto Guillermo Asprilla, a quien la Procuraduría sancionó con destitución e inhabilitó por 12 años para ejercer cargos públicos. Asprilla era considerado la mano derecha del alcalde y estuvo en el cargo desde mayo del 2012 hasta abril del año siguente, cuando el Ministerio Público confirmó la destitución. El turno en el cargo más codiciado y a la vez con más renuncias fue para el médico y exsenador Guillermo Alfonso Jaramillo. Este tolimense estuvo en el puesto hasta el mes de febrero, cuando pasó a colaborar en la campaña en contra de la destitución del alcalde Petro. En su momento se especuló que la salida se debía a un choque entre Jaramillo y Petro. No han transcurrido dos años de la Alcaldía de Petro y por el despacho de la secretaría de Gobierno ya han pasado cuatro funcionarios y uno más encargado. Todos del círculo íntimo del alcalde. Se sabe que en los próximos días otros funcionarios de la Alcaldía van a renunciar. Entre ellos la directora del Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público, Blanca Inés Durán. Ella también aspiraría al Concejo.