Para tratar de burlar la justicia de Estados Unidos, Alex Saab, el señalado testaferro de Nicolás Maduro, no ahorró esfuerzos y puso en marcha un plan criminal que implicó comprar a dos agentes de la poderosa DEA que les filtraron información clave sobre las pesquisas en su contra en ese país.
Se trata de los curtidos agentes Manny Recio y John Constanzo Jr., declarados como culpables por un jurado federal de Manhattan. A ambos se les halló culpables de filtrar información confidencial a abogados defensores como parte de una conspiración de sobornos que, según los fiscales, puso en peligro casos destacados y la vida de informantes del narcotráfico en el extranjero.
El agente John Constanzo Jr. recibió 74.000 dólares de su exjefe Manny Recio, quien, una vez salió de la DEA en 2018, movió sus influencias y experiencia para buscar clientes en círculos exclusivos de Miami y Florida. A Saab, en medio de esos turbios negocios, le prometieron resultados extraordinarios.
Constanzo se puso manos a la obra. En 2019, por ejemplo, filtró la fecha exacta en la que la Fiscalía presentaría la acusación contra Saab por desviar unos 350 millones de dólares entregados por el dictador Nicolás Maduro. Se trataba de recursos de los infames Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), que buscaban aliviar la grave crisis humanitaria y de alimentación en Venezuela, pero que solo terminaron llenando los bolsillos de Saab y sus secuaces.
Recio y Constanzo Jr. responden por graves cargos de soborno y fraude electrónico. El fiscal los cuestionó fuertemente por su poca ética y porque pusieron en peligro la identidad de testigos protegidos de fuentes humanas que participaron en el operativo contra Saab, uno de los más grandes llevados a cabo en la última década.
Los agentes de la DEA, para evitar dejar rastro, usaron teléfonos desechables y eliminaron por completo sus archivos de comunicaciones.
En el caso apareció Jorge Luis Hernández Villazón, alias Boliche, un narcotraficante y exparamilitar colombiano que tuvo contactos con Carlos Castaño Gil y Salvatore Mancuso Gómez, jefes de las AUC.
Boliche se ha presentado como informante del FBI y de la DEA a cambio de protección. Fue él mismo quien hizo la grabación clave para desenmarañar la filtración en el caso Saab, recibiendo información secreta y clasificada.