Una angustiante situación se registra en la Universidad Nacional, luego de que un grupo de encapuchados se tomaron el edificio Uriel Gutiérrez de la institución de educación superior.
SEMANA habló con el vigilante Henry Belalcázar, quien permanece tres días al interior del edificio y relató los detalles de cómo inició la toma por parte de los encapuchados, quienes, según denunció, ingresaron con machetes.
Belalcázar indicó que las personas que irrumpieron en la institución lo amenazaron de muerte. Además, recordó que le dijeron “vamos a quemar el chuzo”. Espera que esta situación acabe con una negociación con las directivas.
Las protestas se han venido agudizando por la elección que se hizo recientemente de José Ismael Peña como nuevo rector de la Universidad Nacional.
“Desde el momento en que se conoce el nombramiento del nuevo rector, se genera inconformidad en la mayoría, bueno, en el número de estudiantes, de docentes, de trabajadores que consideran que fue una burla y que nombraron al menos indicado, que bueno, todo lo que conlleva la inconformidad. Se iniciaron asambleas estudiantiles, se hicieron asambleas profesorales durante todo este tiempo y finalmente se hizo una asamblea triestamentaria, donde cumplieron trabajadores, docentes y estudiantes, y la decisión de la asamblea fue tomar pacíficamente las instalaciones del edificio Uriel Gutiérrez para presionar una solución”, sostuvo Belalcázar.
Y añadió: “Lamentablemente, en el camino se infiltraron personas, digo yo que no son de la universidad por su actuar y llegaron rompiendo, vandalizaron los controles de acceso, vandalizaron las cámaras, rompieron puertas, hicieron estragos dentro del edificio y encapuchados, pues nadie sabe quién es quién. Inicialmente todo se le concede el beneficio de la ayuda de que el compañero es estudiante, entonces se está saliendo de todo. No, no, bájale, pero ya lo hecho, hecho estaba, la situación se calentó, como dice el dicho popular”.
“Llegaron al área donde yo estoy trabajando, trataron de violentar la puerta, no se pudo abrir, que ‘vamos a quemar ese chuzo, que no sé qué', con unas palabras que realmente no vale la pena repetirlas. Son demasiado vulgares para expresarlas por un medio de comunicación. No vale la pena repetir ese tipo de palabras”, detalló el vigilante.
Además, dejó claro: “La cuestión es que, ante esa amenaza y que me van a matar y que me van a quemar el negocio, yo cierro y me encierro acá y no voy a dejar que vengan a dañarme mis equipos de trabajo y mi integridad física”.
“Primero me encerré por mi integridad física, voy quieto, a mí no me van a hacer nada, ¿cierto? Pero después la conciencia dice, tengo que propender por salvaguardar los bienes de la institución, que es lo que me está dando el trabajo, el sustento, que es el compromiso que adquirí hace 34 años, cuando ingresé a trabajar como vigilante en la universidad”, aseguró.
También dijo: “Todo el tiempo he estado trabajando en seguridad, dándole lo mejor, brindando, propendiendo, siempre por mejorar los sistemas de seguridad en la universidad entre todo el equipo de vigilancia. Lo hemos venido logrando con el apoyo de diferentes partes de la universidad”.
“Y pues absurdo que vengan dos o tres personas capucha puesta y al tratar todo eso no se puede permitir”, indicó alarmado por la situación que está viviendo.
Aclaró si resultó herido en medio de la toma: “No, no, no, no, afortunadamente la puerta mantiene cerrada y las agresiones fueron de tipo verbal conmigo. A la puerta le dieron duro y trataron de abrirla, pero afortunadamente no lo pudieron hacer. Sin embargo, como le digo, la amenaza queda”.
“Si yo tengo un conflicto con usted y lo amenazo (con) ‘lo voy a matar’, cada vez que usted me vea siente la amenaza de que lo voy a matar, ¿cierto? Esa amenaza, mientras esté el movimiento estudiantil aquí tomando las instalaciones, esa amenaza está vigente. Yo no puedo salir a exponer mi integridad y a exponer aquí que los equipos queden expuestos a ser vandalizados, porque permitir eso sería dejar un 80 % de la infraestructura del campus universitario sin seguridad, desamparada, a exceso de la delincuencia”.
Sumado a ello, el vigilante fue enfático en señalar que nunca antes había vivido una situación similar: “Nunca. Nunca, nunca, nunca. Esto es lo más terrible que yo he presenciado en cuanto a conflictos en la universidad. De resto, todos los conflictos inician, de pronto si nos tomamos el edificio, sale alguien de las directivas, enviado a negociar, venga a ver qué pasó, hablemos, hacemos una mesa de diálogo, solucionamos las cosas generando siempre un gana-gana, ese es el objetivo de los diálogos, que sean gana-gana, siempre todos obtengamos un parte o lo mejor para todos”.
Y concluyó: “Esta vez no ha sido así. Esta vez, desde que iniciaron el bloqueo, se ha estado presionando por parte del equipo de seguridad que permitan que los compañeros que trabajan aquí en el centro de control y monitoreo ingresen a prestar ese servicio. Estas plataformas requieren un soporte técnico permanente, los eventos que se presentan hay que atenderlos, en este momento se presentó una emergencia en cualquier edificio y no hay quien atienda, no se le puede dar manejo, la situación se puede salir y puede ser desastrosa ya en el edificio porque nosotros desde acá no respondimos. Ese es el objetivo de tener el personal acá: brindarle seguridad a la universidad”.