El país aún recuerda el escándalo protagonizado por Luis Gabriel Miranda (jr), hijo del magistrado de la Corte Suprema con el mismo nombre, cuando fue sorprendido en el vehículo oficial de su padre en aparentes actos obscenos, el 22 de octubre de 2014. En ese momento se supo que la Policía le pidió explicaciones a Luis Miranda (hijo) por esa conducta y el joven tomó fotografías a los uniformados y los amenazó con denunciarlos. Luego, el togado intentó justificar lo ocurrido diciendo que su hijo había sido golpeado por los agentes. Aunque el bochornoso episodio prometió sanciones disciplinarias y hasta penales, no pasó de los titulares y la Fiscalía determinó, meses después, que el joven no incurrió en falta penal alguna. El caso quedó en manos de la Comisión de Acusaciones, que debía determinar si era pertinente iniciar un proceso contra el magistrado por prestar el vehículo oficial para uso personal de los miembros de su familia. Sin embargo, tampoco pasó nada. Ahora, más de un año después el caso dio un drástico giro. Los uniformados que atendieron el episodio fueron citados a la Fiscalía a un interrogatorio por el delito de abuso de autoridad por acto arbitrario e injusto. Se trata del intendente Luis Carlos Abril y los patrulleros Eduardo Cepeda y Eduardo Rozo Ballén. Ellos fueron denunciados por el joven Luis Gabriel Miranda ante las autoridades. Después de un año de investigaciones, la Fiscalía, basada en supuestas pruebas, mantiene la tesis de que la situación presentada aquella noche no fue como la presentó la Policía y, al parecer, los uniformados sí agredieron al joven al utilizar de manera abusiva su fuerza. El tema, como lo presenta el ente acusador, quedó registrado en imágenes publicadas por este portal meses atrás. Ahora le corresponde a un fiscal determinar la responsabilidad de los uniformados. Por lo pronto, muchos califican el episodio como “el mundo al revés”.