“Adonay, ¿por qué te casaste, Adonay?”. La frase retumba tanto en las viejas rocolas de los bares como en los modernos sistemas de sonido, en asados y paseos de olla. Los responsables de esta dicha son Los Hispanos, que nacieron en Medellín y, sin importar el paso del tiempo, son los dueños indiscutibles de la rumba en Navidad desde hace más de cinco décadas.
Uno de sus fundadores, Jairo Jiménez, se resiste a creer que uno de los hombres a quien más ayudó, y que entonó el coro de esa canción en decenas de conciertos, se convirtió en una mala versión de la malicia indígena. Se llama Jorge Restrepo Quintero, sobrino de Gustavo ‘Loco’ Quintero, legendario vocalista de Los Hispanos. Restrepo Quintero abandonó la orquesta y poco después empezó a presentarse en tarima bajo el nombre de JR Quintero y sus famosos Hispanos, y, de paso, registró la marca como propia.
Su exjefe, indignado, logró que el Consejo de Estado declarara la nulidad de la marca en 2013. El proceso fue largo y desgastante para ambas partes y, cuando todo se consideraba resuelto, el audaz corista sacó un insólito as que permanecía guardado bajo su manga.
“Fue a la Registraduría Nacional y se cambió el nombre de Jorge Humberto Restrepo Quintero por el de Jorge Hispanos Restrepo Quintero y también registró esa marca. Y así comenzó a usar el nombre en tarimas, conciertos y publicidad, sacando provecho comercial de ello”, explica Alexis Faruth Perea, uno de los más respetados expertos en competencia desleal y abogado de Los Hispanos originales.
Jairo Jiménez, fundador de la inolvidable orquesta, descubrió entonces que su excorista usaba varias denominaciones parecidas hasta en redes sociales y plataformas digitales de audio: JR Quintero y sus Hispanos o Los Hispanos de JR, presentándose en cuanto pueblo podía, usando su repertorio como si fuera la orquesta que él volvió famosa.
“Me da mucho coraje, sobre todo cuando en la publicidad dice que es más barato. Eso no está bien, eso lo hace es para quitarnos el trabajo a nosotros”, explica el hombre que también lanzó al estrellato al inolvidable Rodolfo Aicardi.
Volvieron a verse en los estrados, donde su excorista argumentó que no estaba usando indebidamente el nombre de Los Hispanos, pues ese era su nuevo nombre de pila. Finalmente, conciliaron y el juez decidió que, si bien podía seguir usando el nuevo nombre que figuraba en la cédula, no podría nombrar a Los Hispanos; de lo contrario, pagaría una multa de 300 millones de pesos.
“Yo estaba satisfecho con el acuerdo porque, finalmente, si a uno lo imitan es por bueno. Él siempre quiso imitar a Gustavo, su tío, y puede hacerlo, imitar a quien quiera, lo que no puede hacer es usar el nombre Hispanos”, asegura Jiménez.
Pero Jorge Hispanos Restrepo Quintero, vivo como pocos, volvió a las andadas cuando entró otra temporada decembrina y usó de nuevo el nombre de la famosa orquesta. “Hay una cláusula penal y, sin embargo, hoy por hoy, para que nos dé más rabia, ya no dice JR Quintero y sus famosos Hispanos, sino Los Hispanos de JR Quintero. Como quien dice ¡más bravo todavía!”, cuenta Jiménez con una desilusión que no puede ocultar.
Más allá de la rabia y de las peleas judiciales, “queda claro que se pueden deducir dos cosas: primero, que si no utiliza el nombre de Los Hispanos no vende; y, segundo, que infringió el acuerdo, lo que le costará 300 millones de pesos”, sentencia Perea. Asegura que por cuenta de la torpeza de JR Quintero al promover sus conciertos en redes sociales logró probar hasta la saciedad que no respetó lo convenido y que se lucró nuevamente de la fama de Los Hispanos de toda la vida.
“Cuando se acercaba esta época decembrina, volvió a usar el nombre JR Quintero y sus Hispanos o JR Quintero y sus famosos Hispanos”, relata Perea, quien asegura que el nivel de ingresos utilizando el nombre prohibido era de proporciones gigantescas, pues “él hizo uso de la marca en más de 40 conciertos en los últimos años, siendo que una licencia de Los Hispanos puede ser de no menos de 10 millones de pesos por concierto”.
El fundador de la banda musical, que en diciembre hace las delicias de todo colombiano que se respete, asegura que esta es una Navidad un poco agridulce por cuenta del hombre orquesta que traicionó el cariño de sus amigos. “Esto hizo escuela y ya no hay uno, sino como diez: Los Nuevos Hispanos, Los Famosos Hispanos, Los Alegres Hispanos, Los Hispanitos. Para delinquir siempre habrá por dónde salirse”, relata con desencanto.
Perea recuerda que hace unos años logró resolver un pleito de similares características en favor de Guayacán Orquesta. Uno de sus excantantes, Carlos Brito, perdió en los estrados la posibilidad de presentarse en tarima haciendo alusión al nombre de la popular agrupación caleña, al comando de Alexis Lozano y Nino Caicedo, pero no llegó al límite de cambiarse el nombre.
Con ese antecedente, hace énfasis en que, tal como pasó con Guayacán, la ley también protege a Los Hispanos originales. Por eso les advierte a los alcaldes y empresarios que por estos días montan en tarimas a los imitadores del tradicional conjunto de música tropical que lo piensen dos veces antes de hacerlo.
“Quienes permitan el uso de la marca Los Hispanos o la presentación de grupos piratas de Los Hispanos van a ser demandados ante la Superintendencia de Industria y Comercio, y vamos a pedir las indemnizaciones que correspondan por el uso de la marca y por competencia desleal”, advierte el abogado.
Mientras tanto, Jairo, depositario de la fórmula alquímica del sabor decembrino desde hace dos generaciones, se alista para la tradicional gira navideña nacional y recuerda –con una nostalgia que no le cabe en el pecho– que un mes antes de que Gustavo ‘Loco’ Quintero muriera hubo un mano a mano en tarima entre su orquesta y Los Graduados, el grupo que fundó el famoso cantante cuando se fue de Los Hispanos. Ese concierto, asegura, fue la prueba incontrastable de que el cariño y el respeto eran parte de una tradición que hoy su pariente sigue manchando por unos pesos.
“Todo el mundo creía que en un mano a mano entre las dos orquestas era como para que corriera sangre, pero no. Era un enfrentamiento puramente musical, tanto que yo invité al Loco para que cantara nuevamente con Los Hispanos. Él cantó dos temas con nosotros, lloró lo que usted no se imagina y al mes exacto estábamos en su velorio. Pero en lo que tiene que ver con el señor JR, su sobrino, es una persona deshonesta”, relata con la voz quebrada.
Por eso asegura que, aun cuando su alma está pletórica de la emoción por estas fechas en las que todo el mundo suele olvidar los errores propios de la frágil condición humana, el corazón no le da para perdonar a JR Quintero, el hombre orquesta que jamás aprendió el valor de la lealtad ni el de la amistad. Dice que si Gustavo ‘Loco’ Quintero estuviera vivo, lo invitaría a cantar sin falta una y mil veces para hacer las delicias de millones de fanáticos que 57 años después los siguen aplaudiendo a rabiar.
Pero que a su sobrino, el mismo que pisoteó el cariño de tantos años, no lo dejará arrimar jamás a su tarima. “¡Primero regresa Adonay soltera a la casa, le digo sinceramente!”, confiesa con una risotada bonachona, digna de Papá Noel. Jorge Restrepo Quintero no se ha pronunciado sobre todo este enredo judicial y no fue posible localizarlo para conocer su versión.