La volqueta no ha terminado de descargar la basura y unas quince personas ya están jalando las bolsas plásticas para obtener algún objeto valioso en medio de la pila de desechos. En la imagen se observan mujeres, hombres y algunos niños que no les importa estar cubiertos de lixiviados con tal de encontrar un alimento o alguna prenda de vestir para sus familias. Quienes aparecen en esta foto son indígenas del pueblo Amorúa que llegan al relleno sanitario de Puerto Carreño, en Vichada, por lo menos dos veces a la semana, para buscar víveres de primera necesidad. La escena fue captada por la Defensoría del Pueblo durante una visita, que hizo el pasado 18 de julio, para verificar la condición de vulnerabilidad de esta comunidad. Puede leer: Un pueblo invisible para los colombianos Durante el recorrido por la zona, un equipo especializado en grupos étnicos de la Defensoría y un delegado de la Procuraduría constataron que gran parte de los indígenas Amorúa, asentados en Puerto Carreño, persiguen los camiones de basura en busca de alimentos o material reciclado para subsistir.
Aura Upegui, defensora del pueblo en la regional Vichada, le dijo a SEMANA que son 170 indígenas Amorúa los que anualmente fluctúan en el municipio, pero que es común ver grupos de veinte o treinta, al día, escarbandando en la basura ante la falta de asistencia social. “Son familias completas. Hay mujeres, mujeres en embarazo, niños de todas las edades, adultos mayores y discapacitados”, comenta. Le puede interesar: Crisis humanitaria: Líderes indígenas amenazados por la violencia El día de la visita llegó un camión de basura del Ejército y por eso los indígenas se congregaron a buscar prendas de vestir en el relleno, según relató la defensora. Sin embargo, Upegui dijo que desde hace tres años la Defensoría ha presentado informes que dan cuenta de la presencia del pueblo Amorúa en el basurero y es la hora que las autoridades locales y nacionales no han logrado dar la atención necesaria. “Se han construido planes de acción desde 2016, casi todos destinados a reubicar a la población en los resguardos; pero cuando la población va a los resguardos no existen las condiciones de habitabilidad necesarias para permanecer. No hay proyectos productivos, alojamientos dignos”, dice Upegui.
A esta problemática se suma la limitada disposición de recursos económicos que tiene Puerto Carreño para brindar una atención integral a esta población. Por lo que la defensora hace un llamado a las autoridades departamentales y nacionales para atender esta emergencia bajo responsabilidad compartida. “Hacen falta de concurrencia a nivel nacional de mirar el problema, de mirar lo que está pasando en Vichada, y más cuando es un departamento de frontera”. Ella cuenta que la situación con los Amorúa se agravó en los últimos meses con la llegada de los pueblos indígenas binacionales, procedentes de Venezuela. Pues en muchos casos estas personas vienen carecen de registros migratorios y, por desconocimiento, suelen saltarse los conductos necesarios para legalizar su entrada al país. Le sugerimos: Indígenas del bajo Atrato: un pueblo resiliente que no se hunde Hay que decir que un día antes de la visita de la Defensoría del Pueblo al relleno sanitario, la alcaldía de Puerto Carreño realizó una jornada de retorno voluntario de varias de las familias que se alojaban en los ochos resguardos indígenas informales del municipio. No obstante, Aura Upegui señala que esta jornada se hizo sin garantizar condiciones dignas. “Inicialmente los llevan en volquetas sin ningún tipo de medida de seguridad. Niños, mujeres, bicicletas, ropa, perros, de todo en una misma volqueta. Segundo, no hay un kit completo para que ellos puedan sobrevivir un largo tiempo (...) y cuando llegan a las comunidades no hay escuelas o centros de salud. En la noche del lunes, 30 de septiembre, Noticias RCN mostró un informe donde evidenció que la situación revelada por la Defensoría, en julio, sigue siendo crítica. El medio fue hasta el botadero de basura en Puerto Carreño y grabó impactantes imágenes de cómo un niño pequeño, de gorra amarilla, comía un plátano que encontró en los desechos. La escena se repite varias veces mientras el periodista del canal permanece en el sitio. Encuentre todas las noticias sobre Pueblos Indígenas aquí La Defensoría del Pueblo señaló en su cuenta de Twitter que ya había advertido sobre la situación de las comunidades Sikuani y Amorua e instó al gobierno nacional a efectuar una medida rápida para solucionar la crisis.
¿Dónde habita tradicionalmente el pueblo Amoúra? De acuerdo con la encuesta Estudio Nacional de la Situación Alimentaria y Nutricional de los Pueblos Indígenas de Colombia (ENSANI 2012-2014) el pueblo Amorúa está ubicado en los Departamentos de Casanare y Vichada. Gran parte de ellos habita en el Resguardo Caño Mochuelo (Casanare) y otros subgrupos lo hacen en las comunidades de Conejo, Turpialito, Bachaco, Caño Mosquito y Dagua en Vichada. Según el Dane, en 1993 existían 258 indígenas Amorúa, pero en 2005, con la actualización del censo, la entidad confirmó que la población había crecido en un 79% y alcanzó un total de 464 integrantes en todo el país. Una cifra que podría haber reducido por cuenta de las precarias condiciones de vida que han soportado en los últimos años. La encuesta reveló que la sequía del territorio y falta de acceso a fuentes de agua potable ha disminuido la siembra de cultivos de yuca y otros productos que eran parte esencial de la dieta de los Amorúa. Y además, de los 178 indígenas censados en 2012, el 66.7% (menores de cinco años) padecían desnutrición crónica. Puede leer: 4.000 indígenas masacrados: el lado oscuro de Canadá (*) Esta nota fue publicada originalmente el 23 de julio de 2019.