Hay indignación en Popayán por cuenta de la celebración de una eucaristía en la que el sacerdote no cumplió protocolos de bioseguridad y ni siquiera utilizó tapabocas. Pero lo más grave fue que, incluso, entregó hostias a los feligreses asistentes. El sacerdote fue identificado como Bernardo Londoño, párroco de la iglesia Santo Domingo, y a pesar de que realizó la ceremonia en un lugar abierto, claramente hubo una violación a los protocolos dispuestos durante la cuarentena. Óscar Ospina, secretario de Salud de Popayán, criticó la actitud del religioso señalando que este tipo de líderes tienen que dar ejemplo a los ciudadanos.
“Se supone que los líderes espirituales tienen que dar ejemplo de respeto a las normas sanitarias y a las recomendaciones e indicaciones de la autoridad sanitaria nacional y local”, dijo Ospina en Noticias Caracol. El funcionario también señaló que el sacerdote podría recibir sanciones por haber oficiado la polémica misa. “Tenemos la potestad para imponer medidas sanitarias y sanciones desde el punto de vista del Código Sanitario Nacional”, dijo el secretario de Salud.
En la misa también se evidencia la presencia de adultos mayores, quienes según las cifras oficiales están en mayor riesgo de sufrir consecuencias graves por cuenta del coronavirus. Monseñor Iván Marín López, arzobispo encargado de Popayán, también reprochó la actitud del sacerdote Londoño y manifestó que le llamará la atención. “No puede tener gente en la eucaristía y menos de modo abierto. Las iglesias deben estar cerradas”, expreso el arzobispo. La Presidencia de la República ya generó un protocolo para la reactivación de las iglesias, que establece que solo podrán volver a operar las que estén en municipios no covid o que tengan bajo índice de la enfermedad, y se inició un plan piloto. El Ministerio de Salud, mediante la Resolución 1120, estableció las medidas que garanticen que todos los asistentes estén sentados, con distanciamiento físico de dos metros, sillas ubicadas en zigzag y que se les tome la temperatura a los feligreses al ingreso, entre otras estrategias.
Respecto al aforo, se debe ajustar en la garantía del distanciamiento físico cada dos metros entre personas sentadas. Para este propósito, se llevará a cabo un plan piloto durante 15 días con un aforo máximo de 50 personas, siempre y cuando se cumplan los dos metros de distanciamiento. “Culminado dicho piloto, se realizará otro, también con duración de 15 días, en donde se permitirá aforo al 35 por ciento, con la distancia social de dos metros entre personas sentadas y cumpliendo todas la medidas dispuestas”, explicó Claudia Cuéllar, directora (e) de Promoción y Prevención. Los responsables del lugar de culto deben informar previamente sobre los horarios y las formas de participar en los servicios religiosos y actos litúrgicos. Se invitará a ir directamente de la casa a la celebración y, al terminar, la población debe regresar inmediatamente a su hogar. Para esto se invita a tomar la temperatura al ingreso, prohibir la entrada a personas con fiebre, desinfectar todas las instalaciones, garantizar el distanciamiento de dos metros antes de ingresar al recinto y no permitir el ingreso de niños, niñas y adolescentes. Adicionalmente, al ingresar, las personas deben desinfectarse las manos con alcohol glicerinado y también las suelas de sus zapatos. Todos los feligreses deben usar tapabocas en correcta postura y el personal de apoyo deberá usar, además, protección ocular.
“Uno de los puntos más importantes es que al momento de sentarse, se debe realizar una disposición de las instalaciones del lugar de culto que garantice el distanciamiento físico de las personas de dos metros hacia los lados y de un metro hacia adelante y hacia atrás. No se permiten personas de pie, diferentes al personal de apoyo”, indicó Cuéllar.