El reloj marcaba la 1:30 de la tarde aproximadamente. Era sábado 12 de noviembre de 2022. Las primeras gotas empezaron a caer y, con el pasar de los minutos, las lluvias arreciaron. Lo que nadie se imaginó es que ese iba a ser el comienzo de un final devastador en la vía que comunica Bogotá con La Calera.
Producto del torrencial aguacero en la parte alta de la montaña, en los barrios La Esperanza y San Luis, las seis quebradas que hay en la zona se desbordaron por completo. El agua empezó a buscar su cauce camino abajo, arrasando con árboles, basura, lodo, postes y demás.
Las lluvias completaban más de cuatro horas y se avizoraba la magnitud de la tragedia que estaba a punto de ocurrir. Decenas de casas se inundaron, algunas paredes y techos se desplomaron. La zozobra se apoderó de las cerca de 22.000 personas que habitan la zona. Y no era para menos: colchones, ropa, muebles, electrodomésticos quedaron bajo el lodo.
Toda esta corriente de agua fue a parar cuesta abajo al puente peatonal del sector de La Capilla. La fuerza del caudal se llevó por delante y le quitó la vida a Ángela Patricia Peñarete. Los otros rostros de la tragedia fueron Holman Rodríguez, de 33 años, y Javier Velilla, de 40. Eran vigilantes del conjunto residencial Arboretto y estaban haciendo un recorrido por las vías internas del condominio cuando una avalancha los arrastró.
Abandonados
Si hay algo claro para la comunidad del barrio San Luis, en donde vivían Holman y Javier, es que esta tragedia se pudo evitar de no haber sido por el abandono de la Alcaldía de Bogotá. Advierten que urge la canalización de los afluentes de agua y la construcción de varios muros de contención. En medio de la tragedia, la alcaldesa Claudia López aseguró que esta zona, la UPZ 89, es área rural de Bogotá y no tiene por qué estar urbanizada.
Anunció que la administración distrital adelantará algunas obras de mitigación, pero dejó claro que la UPZ nunca será urbana. Indicó, además, que es necesario reubicar muchos predios. Los habitantes difieren de la mandataria.
“La alcaldesa dijo, entre comillas, que nosotros éramos una invasión, lo cual no tiene lógica. En varias ocasiones hemos intentado acercarnos a la Alcaldía local y a la distrital, pero siempre nos responden lo mismo, que nuestros barrios son ilegales y no pueden hacer intervención, pero sí nos cobran impuestos. Entonces, aquí es necesario una respuesta coherente y lógica. Si somos ilegales, ¿por qué nos cobran impuestos? ¿A dónde se va la plata de nuestros impuestos?”, cuestionó Billy Hernández, líder comunal.
Señaló que el abandono y la falta de intervención de la Alcaldía podrían ocasionar una tragedia aún mayor. “Esta montaña puede colapsar en cualquier momento. Tenemos que buscar soluciones para no vivir una catástrofe mucho peor de la que estamos viviendo ahora. En todo caso, la reubicación no es viable, porque a las personas no les van a pagar lo que realmente vale su predio”, agregó.
Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá, reconoció el complejo panorama de este sector de la ciudad. “Nosotros tratamos de legalizar, de que el Acueducto de Bogotá comprara Acualcos, que es la empresa de acueducto comunitaria, que es un desastre porque vierten las aguas servidas montaña abajo y es urgente que eso sea regularizado. También se debe paralizar el crecimiento de esos barrios, pero se necesita legalizarlos. Fue un trabajo que quise hacer, pero que no pude por los enredos legales”, dijo.
Obras en el papel
La tragedia ocurrida en los últimos días puso de presente, otra vez, la necesidad de construir una nueva vía de acceso que comunique a Bogotá con La Calera. Se trata de un proyecto del que se ha hablado desde hace varios años, pero lamentablemente solo ha quedado en el papel.En 2014, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) anunció unos diseños definitivos para la construcción de un túnel en la calle 170 que comunicara a la capital del país con La Calera. Se afirmó que el túnel podía estar listo a finales de 2018, pero todo quedó en diseños.
Posteriormente, en 2017, Peñalosa propuso la construcción de una nueva vía para conectar a Bogotá con La Calera mediante un túnel desde la calle 100 en la carrera Séptima. Se trataba de un recorrido de 6,7 kilómetros, de los cuales 3,5 correspondían al túnel. La inversión aproximada era de 946.000 millones de pesos y se requería la construcción de un peaje para su financiación. Peñalosa incluyó este proyecto de infraestructura dentro del POT que radicó ante el Concejo de Bogotá, pero el proyecto fue rechazado.
“Hicimos una prefactibilidad para hacer ese túnel, pero había varios problemas. El primero, no se podía hacer el túnel directo desde la 100 porque al llegar al otro lado el punto es más alto. Entonces, primero había que subir por carretera un tramo y luego sí se entraba a un túnel, pero en ese sector hay un problema complicado porque hay un fallo del Consejo de Estado de los cerros orientales que dificulta los proyectos. Segundo, la ANI nos advirtió que la construcción de un peaje le iba a generar un desequilibrio económico al concesionario de la vía actual y eso generaba un costo adicional porque tocaba pagar una indemnización”, precisó Peñalosa.
“El tercer problema era que el proyecto costaba 946.000 millones, pero con el peaje solo se podían recaudar cerca de 450.000 millones, sin contar la indemnización que tocaba pagar al concesionario. Entonces, no pudimos hacerla”, agregó.
La administración de Peñalosa también propuso en el POT otros proyectos para conectar a Bogotá con La Calera: ampliación de la vía actual, un parque en San Rafael con un TransmiCable desde la calle 134 con Séptima hacia el embalse a La Calera y la construcción de otro túnel en la 170.
“Pero Claudia López, cuando fue elegida alcaldesa, movió cielo y tierra para entorpecer el POT”, dijo Peñalosa. Pero no solo la construcción de una nueva vía ha sufrido traspiés. Con la emergencia ocasionada en el corredor principal, los habitantes tuvieron que recurrir a la vía alterna que comunica a Bogotá con La Calera por el sector de El Codito, pero el estado de esta vía es lamentable. Lo irónico es que en julio de 2021 se anunció una inversión de 15.000 millones de pesos para la adecuación de la vía alterna, pero solo hasta esta semana, que ocurrió la emergencia y que la comunidad hizo bloqueos, se iniciaron las obras.
“Desde mayo nosotros ya habíamos adjudicado la obra, pero la interventoría está a cargo del Invías, y ellos adjudicaron fue hasta finales de septiembre. Después vino el proceso de pólizas, y eso lo hicieron entre octubre y lo que va de noviembre”, dijo el gobernador Nicolás García frente a las demoras.
El objetivo de construir una nueva vía entre Bogotá y La Calera y de rehabilitar la vía alterna es para que estos corredores puedan conectarse con la Perimetral de Oriente, la cual comunica a Boyacá y Cundinamarca con el Meta, pero este proyecto también está trancado. El acta de inicio se firmó en 2014 y debía entregarse en 2019, pero desde 2018 las obras están paralizadas en las unidades funcionales 4 y 5 por 117 nacederos de agua. Este tramo corresponde a la conexión entre La Calera y Choachí.
Así las cosas, queda en evidencia cómo la comunidad de la UPZ 89 en Bogotá y La Calera ha quedado en el olvido, sin soluciones de fondo a sus serios problemas.