Hace dos semanas los militares se llevaron una de las peores sorpresas de su historia. Descubrieron que las Farc tenían la información más delicada y ultrasecreta que manejan las Fuerzas Militares. Los militares encontraron que los guerrilleros conocen la información más sensible y privilegiada de Ejército. Aún no se sabe cómo la guerrilla logró tener en su poder la localización de las tropas que los persiguen.Saben los nombres de los oficiales que participan en las operaciones. Poseen parte del listado de la red de cooperantes. Y como si esto fuera poco, los militares se dieron cuenta de que los guerrilleros tienen hasta mapas de ubicación de las operaciones que se desarrollan para encontrarlos. Aunque la mayoría de la información estratégica que los militares le encontraron a las Farc tiene que ver con el Ejército, también tienen datos clave de la Policía y del DAS. "La infiltración de la guerrilla es tan grande y tan grave en el interior del estamento castrense, que compromete la seguridad nacional y la política de seguridad democrática del gobierno de Álvaro Uribe", dijo a SEMANA una alta fuente militar que, por lo delicado del asunto, pidió la reserva de su nombre. "Se trata de una información tan sensible, que hace pensar que estando en manos de las Farc, es muy difícil que ganemos la guerra", afirmó. El alto oficial tiene razones de sobra para estar preocupado.El hallazgo de toda esta información que hoy tiene en estado de alerta a la cúpula militar se produjo el pasado 15 de julio. Ese día, tropas del Batallón Contraguerrilla 17, adscritas a la Brigada Móvil 2, ubicaron un campamento de las Farc en la vereda Montañitas, cerca del municipio de Mesetas, en el departamento de Meta. Después de un combate con guerrilleros del frente 42, los militares encontraron el cuerpo de un subversivo.Se trataba de José Nerup Reyes Peña, conocido con el alias de el 'Campesino', un hombre que se hizo famoso por ser el zar del secuestro en Cundinamarca y en Meta. Aunque se trataba de un duro golpe a las Farc, lo más importante estaba en los bolsillos y en el morral del guerrillero. Tenía tres discos duros portátiles y varias memorias USB con alta capacidad de almacenar información.En ese momento la prioridad para los militares era descubrir el contenido de la información que tenía el subversivo. Trasladaron el material hasta uno de los centros de mando de la Fuerza de Tarea Omega en el municipio de La Macarena, en el departamento de Meta, pero debido a la importancia de la información que empezaron a descubrir, toda fue enviada al Comando de las Fuerzas Militares en Bogotá. Cuando los analistas comenzaron a mirar el contenido en los discos duros, encontraron algunos datos de importancia sobre columnas y algunos frentes guerrilleros. Frecuencias y ubicación de los operadores de radio de las Farc. Y los planes de algunos ataques terroristas en Bogotá, entre ellos contra TransMilenio. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando se dieron cuenta de que gran parte de lo que contenían esas memorias era información militar clasificada. "Todos quedamos asombrados. Es tanta la información que tienen, que es evidente que las Farc lograron infiltrarnos. Lo más grave de todo es que tienen datos confidenciales sobre la punta de lanza en la lucha contra la guerrilla: la fuerza de Tarea Omega", le dijo a SEMANA la fuente militar. El oficial sabe por qué lo dice. La Fuerza de Tarea Omega es el componente militar más importante del Plan Patriota, ahora conocido como Plan Victoria, la nueva bandera de la política de Seguridad Democrática del presidente Álvaro Uribe. Es una estrategia militar que busca ir directamente por los cabecillas del Secretariado de las Farc en el sur del país. Los mejores 20.000 hombres del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea componen esta Fuerza.Los puestos de mando desde los cuales se lanzan las operaciones están ubicados en las principales bases militares y aéreas del país como Apiay, en el departamento de Meta, y Larandia y Tres Esquinas, en Caquetá. La Fuerza de Tarea Omega lleva todo el peso de la persecución contra los más importantes jefes guerrilleros en las zonas de mayor influencia de las Farc. Del éxito o del fracaso de las tropas de ese componente militar depende en gran medida que la larga guerra en Colombia esté llegando a su epílogo.En diciembre pasado, el presidente Álvaro Uribe les impartió la orden a los militares en la Base de Larandia de capturar a los cabecillas de las Farc a como diera lugar, como prioridad de su política de Seguridad Democrática. "Enfrentar 60.000 terroristas diseminados por todo el país, ricos, protegidos por complicidades de la política, era una tarea que parecía imposible. Si no se le da un golpe a la cúpula de esa organización, ésta se seguirá transformando en un monstruo de mil cabezas", dijo Uribe. Y es justamente por esto que es supremamente grave que los militares hayan descubierto que las Farc conocen los planes de guerra y algunos de los principales secretos de esta Fuerza, que es considerada por el gobierno como la punta de lanza contra la guerrilla. Aunque los analistas del Ejército y del Comando de las Fuerzas Militares todavía están evaluando la información que contienen los discos duros, lo que han encontrado hasta ahora es suficientemente escandaloso y preocupante. Sobre el Ejército hallaron muchas de las operaciones que tenía planeadas ejecutar la Fuerza de Tarea Omega y los nombres de los comandantes militares.Uno de los hallazgos más inquietantes tiene que ver con el hecho de haber encontrado una serie de presentaciones de las llamadas "salas de guerra". Se trata de exposiciones de carácter secreto que sólo se realizan ante grupos selectos de militares en recinto de acceso restringido. Esas presentaciones incluyen desde la ubicación de frentes y compañías de las Farc, hasta la planeación de operaciones y combates contra la guerrilla. "En lo que tiene que ver con el Ejército, encontramos que había información desde hace 10 años hasta hace pocos meses", dijo a SEMANA la fuente militar. Aunque la mayor parte de la información que tenía la guerrilla es del Ejército, en los discos duros también encontraron información general de la Dijín, la Policía Antinarcóticos, la de Carreteras y algunas investigaciones y reseñas judiciales del DAS. "Estamos trabajando fuertemente, pero es demasiada la información. Pero le aseguro que hasta ahora lo que se ha encontrado no compromete la seguridad nacional, no compromete el plan de la seguridad democrática, ni compromete nuestro plan de guerra", le dijo a SEMANA el comandante general de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León.Pero si bien el que las Farc hayan logrado infiltrar y tengan información confidencial de las Fuerzas Militares es muy grave, no menos escandaloso es que se descubra que los narcotraficantes también habían logrado penetrar a los militares e incluso habían llegado hasta el propio corazón del comando del Ejército. Mafia de camuflado La semana pasada se conoció que la Fiscalía, apoyada por agencias de inteligencia y antinarcóticos extranjeras, venían desarrollando una investigación que dejó en evidencia que uno de los narcotraficantes más buscados del mundo, Diego Montoya, alias 'Don Diego', jefe del cartel del Norte del Valle, había infiltrado el Ejército.La punta del iceberg de esa relación entre militares y narcos se empezó a ver el jueves de la semana anterior, cuando se dio a conocer que una funcionaria del Comando del Ejército, Ana Carolina Laverde, secretaria del área de Hojas de Vida del Ejército, y siete militares, entre oficiales y suboficiales, habían sido arrestados por la Fiscalía. La información, divulgada por el diario El Tiempo, afirmaba que Laverde hacía parte de una red que reclutaba militares y ex militares que trabajaban para la organización de 'Don Diego' en labores que iban desde prestarle seguridad al narco hasta la creación de un "grupo elite" que iba a rescatar al hermano del capo, Eugenio Montoya, preso en una cárcel después de ser capturado por la Policía a comienzos de este año. Aunque el comandante del Ejército, general Mario Montoya, reconoció la infiltración, no dio mayores detalles sobre el caso y se limitó a decir que dejaba todo en manos de la Fiscalía. La investigación adelantada por los fiscales tiene sorprendentes testimonios. Uno de ellos es el del capitán retirado del Ejército Manuel Enrique Pinzón. "Yo pagué mucho dinero a muchas personas, civiles, oficiales activos y retirados de las Fuerzas Armadas. Pero no era dinero mío sino del mayor retirado Juan Carlos Rodríguez Agudelo, que era mi patrón y trabajaba para Diego León Montoya, 'Don Diego'", dice uno de los apartes del testimonio del ex oficial en la investigación de la Fiscalía a la que tuvo acceso SEMANA.La realidad es que el caso es mucho más grave de lo que hasta ahora se ha conocido. La investigación comenzó poco después de la masacre de Jamundí, en mayo de 2006, cuando un pelotón del Batallón de Alta Montaña aniquiló un escuadrón de policías. A raíz de este episodio, autoridades antinarcóticos extranjeras comenzaron a profundizar en una serie de informaciones que venían recolectando de tiempo atrás, según las cuales algunos miembros del Ejército colaboraban activamente con los narcos. La mayoría estaban adscritos a diferentes batallones de la Tercera División, que tiene jurisdicción en zonas de alta influencia del narcotráfico como los departamentos del Valle, Cauca y Nariño. Aparte de la información de inteligencia que las agencias extranjeras venían recolectando y que ya estaban entregando a la Fiscalía, hubo un episodio que dejó en evidencia la colaboración de militares con los hombres de 'Don Diego'. A comienzos de enero de este año, cuando se planeaba la operación para capturar a su hermano Eugenio Montoya, los organismos de inteligencia, colombianos y extranjeros, se dieron cuenta de que desde la sede de la Tercera División en Cali, todos los movimientos de los equipos antinarcóticos eran informados a la gente de 'Don Diego'.Tras un complejo dispositivo lograron salir de la sede militar evadiendo a los 'informantes'. Sin embargo, cuando los grupos antinarcóticos se acercaron a la finca en donde estaba escondido el hermano de 'Don Diego', se encontraron con la sorpresa que éste contaba con varios anillos de seguridad compuestos por miembros activos del Ejército. Los grupos antinarcóticos tuvieron que burlar nuevamente a los militares para poder capturar a Eugenio Montoya. Precisamente a raíz de su captura empezó a circular la versión de que 'Don Diego' estaba ofreciendo cinco millones de dólares a quien realizara una operación comando para rescatar a su hermano de la prisión. Aunque ese tipo de fugas de película han sucedido en las cárceles de Colombia, con lo que no contaba el capo era con que las investigaciones que habían comenzado hace más de un año por los vínculos entre militares y narcos habían permitido detectar la red de militares y ex militares que iba a realizar la operación.Aunque los primeros arrestos de militares se dieron precisamente por este episodio, todavía falta la captura de un amplio número de uniformados, activos y retirados, de batallones en el Valle del Cauca que estaban al servicio de la mafia. ¿Hasta dónde ha llegado el grado de infiltración? ¿Serán sólo mandos medios que tienen acceso a información privilegiada? ¿Habrá generales? ¿Dónde está el trabajo de contrainteligencia para evitar que esto suceda? ¿Cuántos operativos militares habrán fracasado por este motivo? ¿Cuánta plata y cuánto esfuerzo se habrán dilapidado? Son interrogantes muy preocupantes que es necesario hacerse luego de saber la información que tenían las Farc y el tentáculo que la mafia tenía en el Ministerio de Defensa. La gran conclusión de este lamentable episodio es, una vez más, que esta guerra nunca se va a ganar si no se le paran más bolas a la inteligencia, el gran talón de Aquiles de la política de seguridad democrática. A pesar de que se ha profesionalizado la tropa, se han mejorado los equipos, hay más poder de fuego, hay más movilidad y hay más presencia en el territorio, la inteligencia es en cualquier guerra -y sobre todo en la colombiana- el factor más importante para inclinar la balanza. Y en ese tema, poco se ha avanzado. Este triste capítulo de la infiltración es sólo una muestra de la gravedad del problema. n