La capitana Íngrid Arango Calderón se convirtió esta semana en la primera mujer piloto al mando de una aeronave del Ejército Nacional. Siete años antes, en 2014, Arango había obtenido el reconocimiento como la primer piloto de la institución en el avión BeechCraft King Air.
Para alcanzar este logro, según señaló el Ejército, la oficial debió cumplir como primer requisito haber volado al menos 1.200 horas. Luego, su nombre fue propuesto por un instructor para ser futuro piloto al mando. Un comité se reunió posteriormente para verificar que cumplió las condiciones exigidas.
“Tras haber pasado esa fase y haber sido aceptada por el comité, inició el curso de PAM (Piloto al Mando) en el Batallón de Entrenamiento de la Aviación del Ejército, en el Campo Aéreo de Tolemaida”, señaló la institución. En dicho curso la capitana tuvo un desempeño sobresaliente en las materias académicas.
Tras cumplir con todo el proceso, la capitana Arango fue promovida como piloto al mando en su equipo de vuelo.
La capitana manifestó su alegría por el reconocimiento tras un proceso que duró ocho años. “Para mí es una gran satisfacción después de haber trabajado tantos años con gran disciplina y una gran responsabilidad. Lo más importante es que nuestra institución, nuestra aviación del Ejército, nuestros comandantes nos han dado estas oportunidades, estos espacios”, sostuvo.
Arango afirmó que hay mujeres en las todas las especialidades de la aviación del Ejército. “En todos los equipos hay mujeres y vamos poco a poco con más tripulación femenina”, dijo.
El Ejército manifestó que la capitana es un ejemplo para otras mujeres que están en la institución. “La capitán Arango sigue comprometida con su labor, siendo la primera mujer piloto y piloto al mando. Su ejemplo para las otras mujeres del Ejército Nacional como profesional y mujer militar dan la guía para que puedan seguir ocupando espacios y aceptando retos que con su profesionalismo y capacidades desempeñan de manera idónea”, subrayó.
Los aviones de última tecnología que compraría Colombia para reemplazar los Kfir
Esta semana se realizó en Bogotá la feria ExpoDefensa 2021, que contó con la participación de más de 220 expositores de 24 países que hablaron sobre desarrollo tecnológico e innovación para las fuerzas de defensa y la seguridad.
En el evento participaron compañías como Codaltec, Cotecmar, Indumil y la CIAC. Así mismo, empresas internacionales reconocidas que fabrican aviones de última tecnología. Entre estas se encuentran Saab, Dassault Aviation y Lockheed Martin, que producen aeronaves que el país desde hace varios meses analiza adquirir para modernizar sus aviones de combate.
Como informó SEMANA en marzo pasado, el Gobierno nacional adelanta conversaciones con Suecia, Francia, España y Estados Unidos en este propósito.
En el mercado hay varias propuestas sobre la mesa: Gripen NG, Rafale, F-16 Block 70 y Eurofighter. Serán 24 aviones nuevos de combate, de última generación, con los que se busca blindar a Colombia de cualquier amenaza.
Además de las aeronaves nuevas, el país necesita adquirir radares de mayor capacidad, incorporados en el proyecto, que también incluye el incremento de las capacidades de vigilancia y dos aeronaves de alerta temprana que cubrirán todo el espacio aéreo nacional.
Cabe recordar que actualmente la Fuerza Aérea tiene 23 aviones Kfir, de fabricación israelí, con más de 30 años de uso y que en diciembre de 2023 quedarán fuera de servicio. Estas aeronaves no se fabrican desde 1986 y, por tanto, conseguir sus repuestos y garantizar su mantenimiento le generan elevados sobrecostos al erario. Aunque suene increíble, Colombia es hoy el único país que utiliza todavía este tipo de aviones de combate.
Los Kfir envejecidos representan un costoso desangre para la nación. Las cifras son dicientes. El valor de una hora de vuelo es de poco más de 16.000 dólares, es decir, cuesta unos 56 millones de pesos aproximadamente, mientras que en el caso de una aeronave nueva, ese valor puede ser de 9.000 dólares (unos 32 millones de pesos).
Las características de los Kfir, a la luz de los avances de la industria de combate aéreo, son consideradas vetustas. Según documentos militares bajo reserva conocidos por SEMANA, se considera que “las capacidades operacionales de estas aeronaves son inferiores a las de la amenaza (integración de armamento, sensores, alcance, tecnología, entre otros)”.