Los candidatos presidenciales hacen desde ya todo tipo de sumas y restas para 2022. El líder de la Colombia Humana Gustavo Petro sorprendió al contar, en medio de una gira por la costa Atlántica, que tiene entre sus cuentas el apoyo de Ingrid Betancourt.
La declaración de Petro tiene una historia larga, pero es la respuesta a una frase de la excandidata presidencial de hace unos días. Betancourt había dicho que “los extremos lo que nos proponen es una política de odio, de miedo, de confrontación, para que no veamos lo que está pasando y no solucionemos”.
Muchos interpretaron esas palabras como un rechazo a Gustavo Petro y al candidato que represente al uribismo. En el caso del primero, tenía un enorme significado pues Betancourt, quien casi nunca se mete en la política colombiana tras su liberación en la Operación Jaque en 2008, aunque había viajado a Bogotá a darle el guiño al líder de la oposición hace cuatro años.
“Yo la verdad prefiero hablar con ella personalmente que escuchar la versión intermediada de lo que dijo”, aseguró este fin de semana Petro desde esa gira política. “Porque recuerde que Íngrid Betancourt votó por Gustavo Petro en el año 2018, y creo que volverá a votar”, agregó.
En una reciente entrevista con SEMANA, Betancourt había dicho que le molestaba la forma como el líder de la Colombia Humana generaba divisiones entre los colombianos. “Me parece que en este momento Gustavo juega mucho solo, eso no es algo que a mí me tranquilice. Creo que tiene que hablar con otras fuerzas que en el pasado lo han apoyado y que tienen que unirse para lograr una gran convocatoria de voluntades en Colombia”, dijo Betancourt al anotar que algunas de las propuestas del precandidato “son buenas, otras no las comparto”.
En esa oportunidad, también dirigió sus críticas al hecho de que “Gustavo (Petro) ha dividido el país entre ricos y pobres, y eso no me gusta. Obviamente hay pobres, obviamente tampoco me gusta que se diga que los jóvenes pobres de Colombia son delincuentes, pero debemos entender que el país necesita de sus empresarios y de la gente que produce la riqueza, porque ese es nuestro motor para el progreso”.
Igualmente, dijo que le disgustaba “que echen a los empresarios del lado de los malos, no me gusta para nada pues nos necesitamos entre todos. Tenemos que jugar juntos, arremangarnos y trabajar juntos por Colombia; no me gusta encasillar a los demás como enemigos”.
El guiño a Petro en 2018
Las cosas hoy podrían ser diferentes a 2018. En esa oportunidad, el país estaba dividido entre Iván Duque y Gustavo Petro para la segunda vuelta. Como los dos representaban visiones de país opuestas, quienes estaban en el centro tomaron en su mayoría partido por un lado o por el otro.
El grupo de los verdes le apostó a Petro. Y en esa ola de apoyos estuvo también Ingrid Betancourt. El voto de confianza a la candidatura del líder de la Colombia Humana se materializó el 9 de junio en la iglesia del Voto Nacional. Allí, en medio de una romería de gente, llegaron Gustavo Petro, Antanas Mockus, Claudia López, Ingrid Betancourt, Angélica Lozano, Ángela María Robledo y María José Pizarro.
Sobre un mármol tallaron 12 mandamientos, unos puntos que Petro prometía cumplir si llegaba al poder el próximo fin de semana. La ceremonia cargaba con todo tipo de símbolos. Antanas Mockus llevaba una estola blanca y tras él un letrero en letras gigantes decía: “Podemos ir en paz”.
El acto tuvo mucho significado. En la izquierda colombiana, pocas veces los actos políticos tienen ese componente religioso. Por eso, ese gesto fue considerado un golpe de opinión de la campaña de Petro.
No se trataba tampoco de cualquier iglesia. La Basílica del Voto Nacional fue construida como símbolo de reconciliación entre liberales y conservadores cuando la guerra de los 1000 días se acabó. Aunque se comenzó en 1902 fue terminada 36 años después.
El arzobispo Bernardo Herrera Restrepo fue el artífice de la idea y se construyó en terrenos que había donado Rosa Calvo Cabrera en 1891. La obra fue hecha para consagrar al país al Sagrado Corazón, como todavía se le conoce.
El lugar fue muy bien pensado. Se había propuesto el Cementerio Central o el Parque Nacional. Pero fue el mismo Gustavo Petro quien propuso el Voto Nacional después de hablar con Mockus. El entonces recién elegido senador es un experto en símbolos. Cada paso que ha dado en la política suele impactar y transmitir un mensaje. Para este momento, la discusión de lo que debía hacerse era clave.
Mockus quería entregarle a Petro su apoyo con una especie de “bendición”. Ingrid Betancourt, experta en teología, había viajado desde Francia para lograr concretar una alianza de centro. Ella también creía que se necesitaba un momento especial que permitiera diluir los miedos que existen sobre el supuesto extremismo de Petro. En una conversación muy personal aseguró que la bendición significa no solo creer en alguien, sino darle la libertad para poder seguir con su camino.
Vea la entrevista de Ingrid Betancourt con SEMANA.
En 2022 es poco probable que ocurra lo mismo. La relación de los verdes con Gustavo Petro se ha agrietado por cuenta, entre otras, del papel que este ha tomado frente a la alcaldía de Claudia López. Tampoco se sabe si Betancourt, quien ha estado retirada de la política desde su secuestro, vuelva a hacer una excepción para darle su apoyo a un candidato.
Aunque la campaña ya comenzó y agita todo tipo de controversias, la hora de las alianzas del llamado centro con el petrismo todavía se ve lejana.