Lo que viene ocurriendo con la explotación sexual infantil en Medellín es alarmante. La Defensoría del Pueblo señaló que tiene en su poder un total de 106 denuncias de este flagelo, que, además, también estaría relacionado con el rapto de menores en entornos escolares para, posteriormente, obligarlas a prostituirse en casas de los barrios El Poblado y Provenza.
Las denuncias, en su mayoría, son hechas por padres de las menores explotadas sexualmente, y dan cuenta de que en el Valle de Aburrá hay personas organizadas que se dedican a comercializar los cuerpos como si se tratara de un mercado a cielo abierto.
Las palabras de los padres de familia y cuidadores de los que han caído en la red ilustran el fenómeno criminal, que se duplicó durante la Feria de las Flores, según las quejas que ha recibido la dependencia del Ministerio Público. Sin embargo, las autoridades no tienen en el radar un incremento en las estadísticas porque las advertencias no les llegaron.
En el interior de las residencias que están ubicadas en el exclusivo sector de Provenza y el Parque Lleras hay niñas sometidas a vejámenes sexuales. Buena parte de las personas que acuden a esas habitaciones son turistas que llegan del extranjero, quienes adquieren el “servicio” por medio de plataformas digitales y en las discotecas.
Varios casos documentados dan a conocer que las víctimas habrían sido secuestradas antes de llegar a las garras de los abusadores. Sin embargo, la Policía Nacional aseguró que en las unidades de investigación no hay material probatorio que sostenga la afirmación que arribó a las oficinas de la Defensoría en Antioquia.
“En algunos casos, aseguran los denunciantes, que pidieron el anonimato, los menores de edad son raptados de colegios de la ciudad. Ese tipo de violencia sexual, principalmente contra niñas y adolescentes, se da bajo amenazas”, se lee en el expediente que fue divulgado por Carlos Camargo, titular de esa entidad.
Las menores también son convocadas por medio de las redes sociales para que acudan a fiestas y terminan siendo sometidas a la explotación a cambio de dinero. El “alquiler” empieza los viernes y finaliza los lunes. Esto ocurre con mayor frecuencia cuando en los alrededores de Medellín hay celebraciones que incluyen un puente festivo.
Buscan a las vírgenes “La virginidad es lo más buscado”, así empezó el relato de una trabajadora sexual que lleva ocho años viendo cruzar a niñas por las puertas de los moteles en Medellín. Muchas llegan por iniciativa propia ante la necesidad que tienen en sus casas y otras por las violencias a las que están sometidas desde sus primeros años de vida.
Menores desde los 12 años caminan por las zonas de prostitución de El Poblado y Veracruz. En el primer sector hay casas adecuadas donde los “clientes” las encuentran disponibles durante las 24 horas de cada día. Mientras que en la segunda zona algunos hoteles son cómplices de la explotación sexual. Los costos del “servicio” se diferencian por la experiencia de la víctima y el estrato social donde se cometa el delito.
Andrés Tobón, exsecretario de Seguridad de la capital de Antioquia, explicó que las organizaciones delincuenciales controlan buena parte de los servicios sexuales en el Valle de Aburrá. Aunque no administran directamente las operaciones, sí exigen una parte de las ganancias para asegurarles el mercado ilegal.
En lo corrido de 2022, las autoridades de Medellín no tienen una uniformidad en las estadísticas de las víctimas de la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (Escnna). Por un lado, el ICBF habla de 19 casos, la Fiscalía tiene en el radar 36 denuncias y la Secretaría de Seguridad, 54 alertas: 47 mujeres y siete hombres.