Una verdadera pesadilla vivió una familia en su viaje por el departamento de Santander, en el kilómetro 63 de la Ruta del Sol con destino a Barrancabermeja, cuando fueron víctimas de un robo y abusos por parte de los ladrones.
La familia viajaba con tranquilidad cuando los delincuentes pusieron sobre la carretera una roca que hizo que la llanta estallara, lo que los obligó a bajar del carro y fue allí cuando robaron sus pertenencias.
Los dejaron sin dinero, celulares y demás cosas de valor. Incluso, luego de que ellos pudieron irse, regresaron nuevamente y los persiguieron para quitarles lo poco que les había quedado.
Sin embargo, la pesadilla de la familia no terminó allí, ya que cuando llegaron al peaje, no contaban con dinero para poder pagar y al explicarle a la trabajadora, ella se negó a dejarles pasar, obligándolos a pedir dinero prestado de los vehículos que iban pasando.
Según contó Ángela Ruidiaz, conductora del vehículo, en el primer peaje al que llegaron sí los dejaron pasar porque entendieron lo que había pasado, pero en el segundo, la persona que trabaja allí les negó el paso.
“En el peaje de Morrison nos dejaron seguir pero ya en el de Gómez no quisieron, explicando lo que había pasado y todo, me tuve que bajar del carro, el cual afortunadamente había tanqueado, para poder pedir ayuda y completar para pagar el peaje”, explicó la víctima.
En ese sentido, hizo un llamado al presidente Gustavo Petro para que se pueda implementar alguna estrategia en estos casos para que entre los mismos empleados de los peajes se les comunique la información del robo y puedan ayudar a personas que pasen por este difícil momento.
Los hechos
Según el relato de la mujer, los delincuentes habrían puesto una roca en la carretera que hizo estallar la llanta delantera derecha, lo cual obligó a que el vehículo se orillara y detuviera para reparar el daño, pero no se imaginaban lo que sucedería después.
“Inmediatamente, nos ‘cayeron’ dos hombres armados. Veníamos con tres menores de edad y no les importó. Venía mucha mula y buseta, pero nadie nos ayudó”, sostuvo la afectada.
Según el testimonio de Ángela Ruidiaz, los hombres manosearon a su madre, quien es una adulta mayor con discapacidad, incluso ella misma fue víctima de estos abusos, pues los delincuentes tocaban sus partes íntimas en busca de dinero.
De este incidente, no solo queda el mal sabor, la rabia y la indignación, sino también una pérdida millonaria de dinero. “Las pérdidas materiales son más o menos 28 millones de pesos porque mi prima había comprado unas esmeraldas para su matrimonio. Todo fue robado”, añadió Ángela.
En el relato, indicó que el robo duró aproximadamente media hora, sin embargo, la pesadilla no terminó ahí. Más adelante, en el km 65, nuevamente iban a ser interceptados, pues según cuenta la víctima, vio cuando hombres en motocicleta se dirigían a ellos, pero esta vez contaron con respaldo.
“Yo vi que se devolvió una moto y nos tiramos a la mitad de la carretera, afortunadamente venía una tractomula, el señor se bajó con arma y otro señor también, ellos se bajaron armados mientras que nosotros cambiábamos la llanta”, explicó la afectada.
Este tipo de hechos revela la difícil situación que vive el país por cuenta de la delincuencia que ahora llega hasta las carreteras y se aprovecha de familias enteras para robarles sus pertenencias, aún si viajan con personas discapacitadas o niños.