El pasado 28 de abril, día en que inició el Paro Nacional, indígenas Misak derrumbaron la estatua de Sebastián de Belalcázar que se encontraba en un tradicional mirador de Cali.
Desde hace varios años, los indígenas han estado protestando su descontento por los homenajes que se les hacen a los conquistadores que representan el horror, el genocidio y el exterminio de sus culturas, hechos que, según manifiestan, continúan ocurriendo en la actualidad.
De hecho, en septiembre del año pasado, indígenas Misak tiraron con cuerdas el monumento del conquistador Belalcázar ubicado en el cerro El Morro del Tulcán, en Popayán.
Sin embargo, más de 20 días después de lo ocurrido, y aún en medio de la tensión que vive Cali por cuenta de los enfrentamientos entre los manifestantes y las autoridades, y los bloqueos en las principales entradas a la capital del Valle del Cauca, los caleños se encontraron con una singular figura en el pedestal donde antes reposaba el conquistador.
En el mirador ahora reposa una estatua de una cabra que generó diversas opiniones tanto a favor como en contra.
Algunos vecinos del sector consideraron que se trata de una falta de respeto y piden que la estatua de Belalcázar vuelva a ser instalada.
Otros, por el contrario, aplaudieron el hecho e incluso apoyaron al artista para subir la figura del animal al pedestal.
La cabra es una estatua elaborada por el artista caleño Álvaro Márquez que le propone a los caleños dejar en este pedestal antes ocupado por el conquistador.
Según lo escrito por el diario Q’hubo, el artista afirmó que “la obra representa la resiliencia y la fuerza que necesita Cali para superar las grandes montañas y retos que se le presentan en este momento”.
Algunos vecinos del sector ayudaron al artista a instalar la pequeña pero pesada figura en el pedestal.
Por el momento, la Alcaldía de Cali no se ha pronunciado sobre el hecho y si existe o no una autorización para instalar la estatua de la cabra.
¿Quién era Sebastián de Belalcázar?
Aunque no se conoce con exactitud la fecha de nacimiento del conquistador español, la mayoría de historiadores concuerdan en que vino al mundo entre 1480 y 1490 en la ciudad de Belalcázar (Extremadura), de la cual tomo el apellido, como era costumbre en la época, ya que su nombre de pila era Sebastián Moyano y Cabrera.
Huérfano a temprana edad, el futuro navegante quedó al cuidado de su hermano mayor, aunque pocos años después decidió huir de la pobreza hacia el Nuevo Mundo. Aún los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la fecha en la que el conquistador llegó a América, pero hay dos versiones muy extendidas.
La primera tiene que ver con que Belalcázar llegó a América en 1498 en el tercer viaje que emprendió Cristóbal Colón hacia el nuevo mundo, mientras que la segunda apunta a que el español llegó a principios de 1500, tras haber matado a su burro, por lo que quería evitar el castigo que suponía ese acto.
El caso es que una vez en el continente, el explorador empezó a ganar reconocimiento y rápidamente se hizo amigo de otros importantes exploradores como Núñez de Balboa o Francisco Pizarro, con quienes inició expediciones por varias civilizaciones de estas tierras.
En 1514 fue nombrado capitán por Pedrarias Dávila, mientras que en 1524, acompañó a Francisco Hernández de Córdoba en la conquista de Nicaragua, lo cual le valió para ser nombrado alcalde de la recién fundado ciudad de León, según relata la enciclopedia de historia del Banco de la República.
Varios años más tarde, en 1532, se unió a Pizarro para luchar contra las tribus incas en lo que hoy es Perú, para luego continuar su paso conquistador hacia Quito, aunque los indígenas lograron quemar la ciudad y trasladar el tesoro hacia los Andes, según cuenta la historia, por lo que al llegar, Belalcázar se encontró con ruinas, sobre las que fundaría San Francisco de Quito, en honor a los monjes franciscanos.
En 1535 asaltó la ciudad de Popayán con un ejército de 300 hombres (frente a unos 1.000 indígenas) y fundó en estas tierras, tiempo después (el 13 de enero de 1537) la ciudad de la Asunción de Popayán; de allí siguió su recorrido hacia el norte y entró a Cali para conquistarla y fundar la ciudad el 25 de julio de 1536.
Debido a sus notables éxitos para el imperio español, el rey Carlos I de España y V de Alemania decidió nombrarlo gobernador de Popayán y de otros terrenos cercanos a la ciudad. “Es nuestra merced y voluntad que de ahora y de aquí en adelante por todos los días de vuestra vida seáis nuestro Gobernador y Capitán General de dichas Ciudades” (Popayán y Santiago de Cali y Villas de Anserma, Guanacas y Neiva), según dice la cédula real que le otorgó la Corona española en 1540.
Belalcázar fue condenado a muerte por un tribunal español en 1546, debido a sus malos tratos hacia los indígenas y por participar en pleitos de otros conquistadores; sin embargo, el navegante falleció en Cartagena de Indias en 1551, antes de emprender un viaje a Europa para apelar el castigo que se le había impuesto.