Este viernes, algunos partidos políticos de oposición y alternativos hicieron un llamado a la unidad, a buscar consensos que les permitan unirse de cara a las elecciones presidenciales de 2022. Aunque la intención podría ser buena si insisten en arrebatarle la Casa de Nariño a la derecha después del gobierno de Iván Duque, no pasa de ser una buena intención.

La centroizquierda y la izquierda están cada vez más distanciadas y la posibilidad de una consulta entre la Coalición de la Esperanza y el Pacto Histórico, este último que congrega a Gustavo Petro, es remota, al menos en la primera vuelta presidencial.

Aunque el comunicado lo firma Carlos Ramón González, copresidente del Partido Verde —poco satisfecho con el impulso de la Coalición de la Esperanza—, hay sectores en dicha colectividad que no ven necesario avanzar en acercamientos o posibles diálogos exploratorios con Petro.

La senadora Angélica Lozano, por ejemplo, es una de las más disgustadas con el jefe de la Colombia Humana por sus constantes ataques a la alcaldesa Claudia López. “Gustavo Petro lleva tres años diciendo que líderes de la Coalición de la Esperanza y el Partido Verde somos fascistas genocidas, corruptos, paramilitares, neoliberales. ¿Quiere unirse con políticos así? ¿Reconoce que ha sido su estrategia de difamación para destruir reputación de competidores?”, afirmó.

Lozano no fue la única en reaccionar en contra de la propuesta de los sectores progresistas. El concejal de Bogotá Julián Rodríguez Sastoque, también del Partido Verde, dejó claro que “no le vamos a entregar el partido a Petro auspiciado por desubicados y oportunistas”.

También insistió en que su colectividad debe ir a consultar en marzo de 2021 con la Coalición de la Esperanza. “Colombia Humana-UP y Mais son oposición al gobierno del Verde en la capital del país. Su militancia no nos baja a muchos de fascistas y uribistas de clóset. Nos hostigan, nos matonean y difaman. Nada tenemos que hacer juntos. Opciones distintas y válidas en democracia”, aseguró.

El precandidato presidencial por el Partido Verde Carlos Andrés Amaya afirmó que se han propuesto ser la alternativa a la opción de los extremos. “Bienvenida la unidad como proceso de reconocimiento, no como estratagema de desconocimiento. Convoco a las bases del Partido Verde a no declinar en el objetivo de tener candidato propio y ganar la presidencia”, expresó.

Actualmente, el Verde adelanta un proceso democrático interno que le permitirá definir, de acuerdo con unas votaciones, si el camino correcto hacia las presidenciales es la Coalición de la Esperanza o el Pacto Histórico. Sin embargo, cualquiera que sea la ruta, el grueso del partido no estará congregado de cara a la presidencia.

Al fin y al cabo, hay sectores cercanos a Gustavo Petro —los que están promoviendo la unión—, también a Sergio Fajardo, una reducida porción con la precandidatura de Enrique Peñalosa y desde hace dos semanas con Alejandro Gaviria, el exrector de los Andes que despierta pasiones entre algunos verdes.

Por esto, como se lo sugirió a SEMANA el senador Jorge Londoño, lo más probable es que el partido deje en libertad a su militancia de apoyar al presidencial que considere.

Aunque Petro insiste en descalificar al Partido Verde y a la centroizquierda cobijada en la Coalición de la Esperanza, la estrategia de convocar nuevamente a la unión de todos los sectores alejados de la derecha surgió tras el más reciente sondeo del Centro Nacional de Consultoría revelado por la Revista SEMANA. En este, el jefe de la Colombia Humana se sostiene en el primer lugar y con un 17 por ciento de favorabilidad, una caída sustancial, según las mediciones de los últimos meses, y le siguen Sergio Fajardo y Juan Manuel Galán con empate técnico.

En la encuesta quedó claro que, a nueve meses de las presidenciales, Gustavo Petro, aunque sigue ubicado entre las preferencias de los colombianos, requiere de otros apoyos de la centroizquierda si pretender derrotar a otros sectores políticos, una estrategia que podría fortalecer a la izquierda, pero que está lejos de darse porque las heridas ocasionadas por ambos bandos, especialmente por las tribunas petristas desde las redes sociales, no prometen sanar fácilmente.

Es decir, la unidad democrática que promueve Petro está lejos de darse, al menos en la primera vuelta presidencial.