“La gente pretende tumbar las puertas”. Con estas palabras, el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Jaime Arrubla, condenó que la Corte Suprema de Justicia terminara sitiada, en plenas marchas del 8 de febrero de 2024, por “trinos presidenciales insensatos”.
“Esto me recuerda la toma del Capitolio de Estados Unidos hace unos meses y también arengados por el Ejecutivo”, aseguró Arrubla al recordar que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump hizo lo propio cuando instó a movilizaciones que terminaron con la toma del Capitolio en Washington. “A los magistrados hay que dejarlos tranquilos. Ese es el problema de esas arengas”, insistió.
“Su función no es quedarse callado”, agregó Arrubla al instar al presidente Gustavo Petro a “apagar la mecha que prendió” y pedirles a sus seguidores que se retiren del lugar. “Estamos frente a un secuestro colectivo”, dijo.
Vea la transmisión especial de SEMANA sobre la sitiada de manifestantes a la Corte Suprema de Justicia, en Bogotá.
Arrubla insistió en que la sitiada a los magistrados de la Corte constituye un secuestro, al tiempo que lamentó que el presidente Gustavo Petro llamara esta movilización como “de la decencia”. Sobre el particular señaló: “Petro dijo que la marcha de la decencia; esto tiene de todo, menos decencia”.
Su llamado fue atendido por el presidente Gustavo Petro: “Aquí la única que ataca la justicia es la extrema derecha, que teme una fiscal decente. Por tanto, le ordeno a la Policía Nacional actuar sobre las personas que impiden la libre movilidad de magistrados y presentar un informe público de quienes se tratan”.
“Increíble que ante una circunstancia el jefe de Estado pretenda atribuir a la extrema derecha. Cada uno tiene su ideología y se la respetamos, pero no es momento”, aseguró el expresidente de la Corte, Jaime Arrubla.
La sitiada a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de inmediato trajo al recuerdo de millones de personas la toma del Palacio de Justicia, en Bogotá, en 1985. Y se da la paradoja de que el presidente Petro era guerrillero del M-19 cuando se dio esa toma y ahora es jefe de Estado cuando de nuevo los magistrados están sitiados. ¿Qué sucedió?
La toma del Palacio de Justicia
El sonido de un disparo pareció detener el tiempo en el Palacio de Justicia, que, como todos los miércoles desde hacía 37 años, era el único día de la semana en el que coincidían en su interior todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Los disparos se repitieron y cientos de secuestrados en la sede de la justicia en Colombia se encontraron cara a cara con la muerte (94 fallecidos) que, en 28 horas, entre el 6 y 7 de noviembre, acechaba por cada rincón en el edificio que se habían tomado guerrilleros del Movimiento 19 de Abril (M-19), y que soldados del Ejército retomaron en un enfrentamiento a sangre y fuego que, como una de las peores pesadillas, Colombia no ha podido olvidar.
El M-19 incluyó a sus mejores estrategas militares, cuadros intelectuales y negociadores porque querían dar un debate ideológico y jurídico. En un principio, el plan era tomar el control del Palacio de Justicia, hacer un juicio popular al proceso de paz de la época, obligando al presidente Belisario Betancur a defenderse, poniendo como testigo a la Corte Suprema de Justicia. Además, unas proclamas en la radio.
La toma y retoma fueron calificadas como una masacre por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y aún no hay certeza de qué ocurrió dentro del Palacio de Justicia ni con los desaparecidos. La reconstrucción del edificio costó unos 100 millones de pesos de la época y las demandas han superado los 50.000 millones. En 2024 el país se agudiza en polarización y con hechos vividos por el país en aquel momento oscuro de 1985.