En Colombia, los generales de la República han acatado con resiliencia su condición de no beligerancia. Quizá en los últimos 30 años solo recordamos a un general que llegó a enfrentarse públicamente a su jefe, el presidente. Se trata del excomandante de las Fuerzas Militares el general Harold Bedoya, en épocas de Ernesto Samper y el proceso 8000.
Después se ha hablado de ruido de sables en algunas oportunidades, pero nada ha sido tan público y cualquier inconformidad ha sido sofocada, como en las épocas del proceso de Santos y las Farc. Muchos no estaban de acuerdo. Otros se acomodaron. Al inicio de este gobierno los ojos estuvieron puestos en el general Alberto Mejía, ficha de Juan Manuel Santos, y a quien llegaron a culpar de, supuestamente, liderar una especie de vendeta de santistas contra uribistas dentro de las fuerzas armadas que terminó en la salida de varios generales acusados de corrupción.
Lo que sucedió entre el candidato presidencial Gustavo Petro y el general Eduardo Zapateiro, actual comandante del Ejército, tal vez es inédito, pero diferente. Petro habló de los asesinatos de soldados a manos del Clan del Golfo y de generales en la nómina de la organización criminal y una cúpula militar que “se corrompe”.
Los trinos de Zapateiro en respuesta a Petro llegaron sin filtro y pese a esto no agitan una bandera política. Son crudos, sí. Sin embargo, representan una defensa de la institución y no la defensa de un color político o unas ideas políticas. Zapateiro se ofendió con las palabras de Petro y no aguantó más. El alto oficial fue rodeado por el presidente Iván Duque, sus hombres al interior del Ejército y las reservas. Todos cerraron filas en torno al comandante del Ejército.
Petro no solo ha dicho que el General habría violado la Constitución, sino que ha incrementado sus críticas contra la institución, los generales y los ascensos, relacionándolos con politiquería y narcotráfico. Esta fractura se profundiza y es indeseable. Si Petro llega a ser presidente tendrá que empezar por recomponer sus relaciones con los militares porque hoy están gravemente heridas y eso no le sirve al país para absolutamente nada.
SEMANA contactó al general Eduardo Zapateiro tras el escándalo y, más que ahondar en la discusión, hizo una reflexión: “Al final, ¿qué es lo que verdaderamente queda? Las enseñanzas. Nada más. Y en eso siempre me cuido, en dar ejemplo y enseñar”, dijo el alto oficial y agregó: “El resto, todo se queda aquí en la tierra, porque nada te podrás llevar contigo. Solo así tú trasciendes como persona”.
El general Eduardo Zapateiro fue más allá tras su fuerte choque con el candidato presidencial puntero en las encuestas. “Por eso estoy tranquilo, porque el día que me vaya de esta amada institución dejaré muchísimos ZAPATEIRO. Fui director de la Escuela Militar de Cadetes y gradué muchas promociones que llevarán en su mente, alma y corazón las enseñanzas de quien fue su director”, dijo el comandante del Ejército.
Zapateiro cerró con una lacónica frase: “Entonces jamás me iré, porque ellos seguirán el legado… eso es lo que defendí con honor”.