El periodista John Cariín prendió la mecha de la discordia con una columna publicada en el diario El País de España, en la que cuestionó a James Rodríguez por no haber tomado partido ante el plebiscito por la paz, que se efectuará el 2 de octubre en Colombia. Carlin primero preguntó si "James era un cobarde" y luego lo acusó por "indiferente".Apenas tres días después de la columna, Daniel Torres, volante titular de la Selección, se despachó en un video publicado en Instagram en el que combinó política con religión. Torres se fue lanza en ristre contra el gobierno de Juan Manuel Santos y contra el proceso de paz con las FARC porque "no tenían a Jesucristo en el centro".James Rodríguez y Daniel Torres fueron las dos caras de la moneda. Mientras uno, el más mediático, optó por guardar prudente silencio, el otro, ahora mucho más conocido por el entorno no futbolero, tomó una decisión que puede afectar su carrera profesional y que lo tiene en el centro del debate en las inquisidoras redes sociales. La pregunta es: ¿Cuál de las dos estrellas del fútbol colombiano tomó la mejor decisión?Actualmente, el nivel de exposición al que están sometidos los referentes públicos es diez veces mayor que hace tan solo cinco años, por cuenta de las redes sociales. Ahora, la relación con el público, por ser horizontal, hace que la interacción sea directa. En este momento, Daniel Torres está leyendo mensajes de todo color y calibre por la posición que expuso. Y así, depende enteramente de la figura el grado de afectación que se puede permitir. Al fin y al cabo, es claro que todos conocen de cerca las nuevas reglas de juego con los usuarios.Por otro lado, en un contexto tan polarizado y con un lenguaje tan violento, las palabras de Daniel Torres resultan ser un riesgo grande. Como referente que es, tiene todo el derecho de expresar sus opiniones con libertad, pero se expone al duro escarnio público a cambio de algunos pocos aplausos. Por esto, los asesores en temas de imagen aseguran que "la inversión es muy alta y trae más complicaciones que beneficios en el largo plazo".Por su parte, lo de James Rodríguez también es una posición política. Su prudencia también es un mensaje. En un mundillo como el del fútbol, donde las estrellas quieren brillar en todo momento, dentro y fuera de la cancha, optar por guardarse sus opiniones resulta una salida sensata para evitar una sobreexposición que sólo lleva al desgaste y la tensión. Y más aún si se considera el momento delicado que James atraviesa en su club, donde no se ha podico consolidar como titular desde cuando está bajo el mando de Zinedine Zidane.Más allá de los juicios de valor entre las declaraciones de unos y otros, lo cierto es que hay una inversión de imagen en los referentes de la selección. A largo plazo, la posición política y religiosa de Daniel Torres será recordada por un público que no es muy dado a olvidar las salidas en falso de las estrellas. Mientras que el panorama para James sigue reducido a lo que haga en la cancha con el Real Madrid y con la Selección Colombia.Otros casosLos jugadores de fútbol y la política no han sido del todo indiferentes. Carlos el Pibe Valderrama actualmente está promoviendo la campaña por el Sí en el plebiscito y el delantero Radamel Falcao García también expresó su posición al respecto, aunque de una manera más moderada.Sin embargo, otros futbolistas sí han sido determinantes en la política interna de sus países. Es el caso del marfileño Didier Drogba, que después de clasificar a su selección al Mundial del 2006 tomó un micrófono y pidió de rodillas que la guerra étnica que ensangrentaba su país parara de una buena vez. Drogba y sus compañeros lograron su heroico cometido y salvaron millones de vidas.El otro caso icónico de fútbol y política es el brasileño Sócrates. El volante de la exquisita selección de 1982 lideró lo que se conoció como la "Democracia Corinthiana". En tiempos de dictadura militar en Brasil, el equipo paulista se regía por conceptos comunistas y Sócrates siempre celebraba con un puño en alto, para simbolizar la fuerza del conjunto.Eran otros tiempos, claro. La mezcla de fútbol y política, hoy, es mucho más peligrosa. La sobreexposición y la explosión de las redes sociales hace que cualquier opinión sea amplificada a tamaños insospechados y que las respuestas sean virulentas. Para James Rodríguez y Daniel Torres, el plebiscito por la paz marcó sus carreras, el tiempo dirá a quién afectará más.