‘No es hora de callar’ se convirtió en el caballo de batalla de Jineth Bedoya para conseguir que las víctimas de la violencia sexual sean no sólo reconocidas, sino también reparadas.Su caso no es ajeno para los colombianos. El secuestro y el abuso sexual del que fue víctima la periodista hace 15 años, cuando se dirigía a la cárcel La Modelo a entrevistar a un exjefe paramilitar como periodista de El Espectador, le ha valido las voces de aliento para avanzar en el viacrucis en el que se convirtió el proceso judicial.A la investigación para esclarecer lo que pasó esa noche se agrega un nuevo componente. Tras muchos años de impunidad Bedoya escuchó este martes a Mario Jaimes Mejía, el ‘Panadero‘, uno de sus agresores, pedir disculpas por el dolor que le había causado."Le pido perdón y acepto cargos", dijo el exjefe paramilitar señalado por secuestro simple, tortura y acceso carnal violento.De inmediato la periodista reaccionó a través de sus redes sociales. “Tras 15 años logré que el primero de mis victimarios reconociera mi secuestro, tortura y violación”. Agregó: "Los victimarios siempre deslegitiman la palabra de la mujer abusada, pero hoy triunfó la palabra de las mujeres, las que no se rinden".La aceptación de cargos del ‘Panadero’ no sólo se convierte en un alivio para ella, sino para las miles de víctimas sexuales que ha dejado el conflicto y que hoy esperan que sus victimarios paguen por lo cometido. Pedro Vacca, director ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), manifestó que sólo falta que el juez del caso expida una sentencia condenatoria en contra del ‘Panadero‘. "Esperamos que la decisión tenga la dimensión de un crimen de lesa humanidad", dijo.Por lo pronto, Jaimes Mejía, el primero de los involucrados que acepta cargos, se encuentra recluido en la cárcel de Bucaramanga y se expone a una pena de hasta 25 años.Para Jineth Bedoya la lucha continúa. Quedan pendientes los juicios contra los exparamilitares Alejandro Cárdenas Orozco, conocido también como ‘J. J.‘, y Jesús Emiro Pereira Rivero, ambos acusados por los delitos de secuestro simple agravado, tortura en persona protegida y acceso carnal violento agravado.