VLADDO.: ¿Cree que hay una campaña internacional de desprestigio contra Colombia, particularmente en Europa? J.P.O: No, para nada. Creo que Noruega, al igual que los demás países cooperantes, está aquí para ayudar a Colombia en sus esfuerzos por lograr una paz real. No veo una campaña de desprestigio; hay un deseo de colaboración, y que todo salga bien para el país y para Noruega –que ha aportado en los últimos tres años 200 millones de dólares en asistencia en los ámbitos de paz, seguridad, bosques y clima– es una prueba de que aquí estamos, acompañando a Colombia en sus esfuerzos. VLADDO.: ¿Habrán sido las diferencias entre el Gobierno anterior y el actual lo que ha llevado al Gobierno Duque a reaccionar tan a la defensiva? J.P.O: Como observador internacional, es un poco agobiante hablar tanto de lo que se hizo antes, en vez de ver qué vamos a hacer ahora. En todos los ámbitos, aquí gastan mucha energía hablando de lo malo que pasó o de lo que hicieron los otros, en lugar de invertir esa misma energía y tiempo en definir hacia dónde vamos, cuál es nuestro plan. Eso, en general, sería más importante. VLADDO.: ¿Por qué cree que en Colombia las discusiones se tornan tan pesadas, en comparación con otros países donde también hay controversias políticas y maneras distintas de ver la situación? J.P.O: Me parece que Colombia, de alguna manera, es como un adolescente que quiere ser rebelde. Muchos hablan de que la historia de Colombia ha sido complicada, sin embargo, hay países que han tenido trayectorias incluso más difíciles, pero han logrado madurar y han superado la polarización, cosa que se puede hacer mirando más hacia adelante y menos hacia atrás. Le puede interesar: Colombia, ¿preparada para alimentar el mundo? VLADDO.: ¿Qué hace distinta a Colombia de Cuba o de México, países donde usted estuvo antes? J.PO.: Colombia es una joya, por su ubicación, su naturaleza y su diversidad. Los colombianos son muy abiertos con los extranjeros, tienen una hospitalidad tremenda. Aquí se siente la calidez y el interés hacia ellos. Necesitaría muchos años para ver todo lo bueno que tiene el país. VLADDO.: Tras el atentado del ELN a la escuela de cadetes de la Policía, ¿cómo tomaron ustedes, como país garante de las negociaciones, la reacción del Gobierno colombiano al tratar de desconocer los protocolos previamente establecidos para esos casos? J.P.O: Aceptamos esa decisión; no nos corresponde a nosotros involucrarnos en eso. Pero para Noruega, como garante, esa era otra historia, pues es importante cumplir los protocolos que se firman en los procesos de paz en el mundo. Para nosotros eso es fundamental, y así se lo dijimos al Gobierno de Colombia. Sin embargo, entendemos que fue un momento de mucha tensión y de rabia contra una acción tan cobarde. Le sugerimos: Así se enfrentan el ELN, las AGC y las disidencias por el control de La Cordillera en Nariño VLADDO.: ¿Cómo ven la implementación y el cumplimiento de los acuerdos? J.P.O: Aunque ha pasado mucho tiempo antes de ver resultados, creo que la implementación está tomando un poco de velocidad. Y aunque yo quisiera que todo fuera más rápido, vemos que está empezando a fluir, con más proyectos productivos. Pero el tiempo no se detiene, y ha habido una ventana de oportunidad para Colombia en los últimos dos años; que es importante aprovechar para cumplir esas tareas lo más pronto posible. VLADDO.: ¿Cree que la demora en la implementación ha tenido que ver con el cambio de administración o con el cambio de perspectiva del nuevo gobierno? J.P.O: Con los dos. Todo el mundo entiende que un nuevo Gobierno tiene que estudiar con calma los deberes y las tareas inherentes al proceso. Y, además, todos sabemos que llegó un Gobierno con un punto de vista diferente sobre los acuerdos. Querían darles un nuevo perfil y lo han hecho, y eso les ha tomado tiempo. Tienen, tal vez, otras prioridades… En Venezuela, la vía militar no es una opción posible por muchas razones. VLADDO.: ¿Usted cree que ese nuevo perfil ha afectado la implementación? J.P.O: Es difícil saber cómo hubiera sido todo sin un cambio de gobierno; pero nosotros y la comunidad internacional entendimos que lo que ha pasado obedece, en parte, a que el Gobierno tiene que cumplirle a su electorado, para continuar con la implementación a su manera. VLADDO.: ¿Usted es optimista con lo que puede pasar en los tres años que le quedan al Gobierno actual? JPO: Yo quisiera ser optimista por el pueblo Colombia, para que puedan llegar a un buen final, pero sé que va a ser muy difícil. Ahora mismo veo el vaso medio vacío. VLADDO.: ¿Qué piensa de la huida de Santrich? J.P.O: Fue una decisión inesperada y creo que es muy grave, pues puede hacerle mucho daño al proceso en los próximos meses. Hay gente que está trabajando muy duro por la paz, para cumplir los acuerdos de La Habana, así como muchos excombatientes que tomaron la decisión de volver a la vida civil, como ciudadanos productivos. Esta nueva situación es un desafío que yo no creí que fuera a presentarse en un momento tan importante como el actual. VLADDO.: ¿Algún dirigente de las Farc se ha acercado a ustedes para pedir más garantías o denunciar situaciones irregulares? J.P.O: Por canales institucionales, ellos han tenido la oportunidad de dar a conocer algunos casos, pero específicamente a nosotros no. VLADDO.: Noruega también está mediando entre el Gobierno de Maduro y la oposición para buscarle una salida a la crisis de Venezuela. ¿Ve viable una solución o es una estrategia de Maduro para ganar tiempo? J.P.O: La veo viable, porque creo que la única salida para la situación de Venezuela es que ellos mismos se sienten y decidan cómo salir adelante, cómo solucionar sus problemas, cómo realizar unas nuevas elecciones presidenciales y volver a un escenario normal. Nuestro único interés es tratar de que las dos partes se entiendan. No puedo especular si hay motivaciones ocultas; pero por ahora no veo otras opciones. VLADDO.: ¿Noruega aceptaría alguna intervención militar o acción de fuerza para remover a Maduro? J.P.O: No, con casi todo el mundo coincidimos en eso. La vía militar no es una opción posible, por muchas razones. VLADDO.: ¿Cómo ha visto el papel del Grupo de Lima? J.P.O: El Grupo de Lima ha evolucionado últimamente y creo que ahora está jugando un papel importante. Ha ayudado a que ambas partes entiendan que hay que dialogar. VLADDO.: ¿Es posible comprar un Nobel de Paz? J.P.O: No. Nadie lo ha hecho ni nadie lo podrá hacer; no existe ninguna posibilidad. VLADDO.: ¿Qué decirles a quienes piensan que un premio de esos no vale la pena? J.P.O: Así en el corto plazo no sea muy notorio, en el largo plazo tiene una gran importancia. Se podría discutir si en algunas ocasiones ha sido prematuro, pero en general trae grandes beneficios. Este premio también contribuye a impulsar procesos que pueden mejorar la situación mundial. Lea también: “Estamos polarizados, porque no estamos reconociendo nuestra diversidad”: Marcela Sánchez VLADDO.: En la manifestación del orgullo LGBTI, funcionarios de varias embajadas marcharon bajo el lema ‘Embajadores del orgullo’. Si le pidiera una sola recomendación para avanzar en la defensa de esos derechos en Colombia, ¿cuál me daría? Ser más consciente del lenguaje que se utiliza, para evitar la estigmatización. Hay que aprender a hablar bien al referirse a la población LGBTI; sobre todo quienes tienen cargos públicos. Eso ayudaría mucho a evitar que las nuevas generaciones incurran en las mismas fallas de las viejas generaciones. UNO X UNO —Un libro JPO: Sapiens, de Yuval Noah Harari —Un político JPO: Juanita Goebertus. —Una fruta JPO: El mango. —Un desafío JPO: Leer más novelas. —Un deporte JPO: Esquí a campo traviesa. —Una sorpresa JPO: El No en el plebiscito por la paz. —Un gadget JPO: El celular. —Un Nobel JPO: La Cruz Roja Internacional. —Un error JPO: Esta entrevista.