Las apuestas estaban divididas. Muchos pensaron que el magistrado Jorge Pretelt continuaría con su ostracismo al menos por unos días y evitaría volver al Palacio de Justicia tras el anuncio de sus compañeros acerca de que no volverían a sesionar con él. Otros lo veían volver a su despacho en la Corte Constitucional, tras la contundencia de su negativa a renunciar. Calladamente, el magistrado, acusado de ofrecerse para manipular una decisión judicial en el multimillonario caso de la tutela de Fidupetrol, efectivamente regresó este lunes a su lugar de trabajo. El togado, tras un largo silencio, manifestó el viernes no sólo que no dejaría su cargo, sino que si llegaba a hacerlo no se iría solo, lanzó serias acusaciones sobre sus compañeros de estrado, a los que señaló de recibir favores del fiscal general, Eduardo Montealegre. Se trata de los magistrados Jorge Iván Palacio, Luis Ernesto Vargas, Gabriel Mendoza y Gloria Ortiz, que este martes fueron denunciados por la Red de Veedurías Ciudadanas ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara, su juez natural. Pretelt llegó hacia las 7:30 a. m. a su despacho, quizás un poco más tranquilo, después de que pudo sacar a su esposa, Marta Ligia Patrón, y su hija menor del país. Lo hizo luego de que la Fiscalía llamó a indagatoria a Marta Ligia como presunta responsable de un despojo de tierras de dos fincas de su propiedad en el Urabá antioqueño. El magistrado llegó como de costumbre vestido de paño, fólderes con expedientes que tiene por resolver en su despacho. “Vendré todos los días de la semana como me lo exige mi función de magistrado”, dijo Pretelt a sus colaboradores, entre los que están magistrados auxiliares, sustanciadores y judicantes, entre otros. Hizo la declaración durante una reunión con su equipo en la que abordó temas que son objeto de discusión en la Sala Plena de ese tribunal, algo que está por verse que tal y como están las cosas. Entre esos asuntos están la nulidad de la sentencia que le impone un tope a las ‘megapensiones’, la demanda a un artículo de la reforma del Código Administrativo y otro proceso contra una la Ley del sistema nacional de reforma agraria. Pretelt tiene otras decisiones que tomar, entre ellas una tutela que aborda la reubicación de antenas de telefonía celular y otra acción de amparo sobre un ciudadano que alega la violación de sus derechos frente al régimen de transición en pensiones. El magistrado está abiertamente convencido de que no ha cometido delito alguno y por eso hoy da la cara a sus compañeros y trabajadores. Y por lo visto sus compañeros deberán convivir con él y con el escándalo que lleva a cuestas, pues no hay mecanismos que lo obliguen a renunciar. Por lo pronto, la cúpula de la Rama Judicial sigue buscando soluciones en la reunión de alto nivel que se espera que tenga lugar este lunes, junto con el Gobierno y las cabezas de los organismos de control. Entretanto, la Justicia sigue de capa caída.