Durante más de medio siglo, Jorge Robledo ha sido conocido en Colombia por nadar contra corriente. Opositor a todos los gobiernos, el líder de izquierda ha sido el ojo fiscalizador de los más poderosos. Todo ese trabajo está resumido en su libro Sin pelos en la lengua, publicado por Aguilar. El político cuenta que la editorial lo llamó para que escribiera sus memorias en una serie que ha realizado ya con otros personajes protagonistas del país.
Robledo comienza su texto narrando que su primera opinión política ocurrió a los 14 ó 15 años, cuando dijo que Colombia era un país “subdesarrollado”. “Mi audacia me costó el inmediato reclamo de un geólogo belga, profesor de la Universidad del Tolima, amigo de mi hermana, quien tajante me dijo: ‘Colombia no es un país subdesarrollado, Jorge Enrique, está en vía de desarrollo, que es muy distinto. Tengan paciencia y verán cómo llegan los cambios y terminan viviendo como en Europa’. Al oírlo, me quedé mudo, debo decirlo con franqueza”.
En entrevista con SEMANA narró que lleva esperando décadas y ese presagio del profesor belga nunca ocurrió. Y en su obra intenta explicar la razón de ese fracaso. “Ese libro, contémosles a los lectores, tiene lo ocurrido en todos los gobiernos anteriores a 2022 y analiza también el gobierno de Gustavo Petro, y un poco la vida de Gustavo Petro”, sostuvo.
En sus casi 400 páginas, Robledo hizo una crítica voraz al poder en Colombia, pero especialmente al presidente Gustavo Petro, con quien rompió relaciones hace años. Aquí sus 10 frases más demoledoras.
1. “Es difícil encontrar en Colombia a un presidente con una mayor capacidad de engaño”
Robledo comienza su recuento de la vida de Petro contando por qué sus decisiones y apuestas antes de ser presidente son cuestionables desde la izquierda. Narra episodios en los que —según él— estuvo al lado del poder, como en las negociaciones de el TLC con Estados Unidos y la entrada de Colombia a la Ocde. También su posición como senador frente a bases de Estados Unidos en Colombia y otros asuntos en los años que fue senador.
“Quien conozca todas estas historias de Gustavo Petro habrá de reconocer que es difícil encontrar en Colombia a un presidente con una mayor capacidad de engaño, en especial porque él se presentó, y aún se presenta, como alguien de verdad diferente a los mismos con las mismas, cuando es evidente que no lo es en asuntos medulares para la suerte del país”.
2. “Es notorio verlo actuar con autoritarismo y como si fuera un mesías, pose hasta cómica que desde siempre se le notó en la vida pública”
“En plan de presidente de la oposición, al igual que ocurre cuando encarna la de jefe de Estado, es notorio verlo actuar con autoritarismo y como si fuera un mesías, pose hasta cómica que desde siempre se le notó en la vida pública y en sus éxitos políticos, semejantes a los de otros caudillos, cuyos éxitos tampoco dependieron de sus aciertos, sino de su histrionismo y capacidad de engaño, capaces de hacer creer que son personas superiores cuando no lo son”, sostiene en su libro.
Y en otro apartado agrega: “En este tono, con algo de fascistoide, le ayudan mucho sus seguidores en redes, sean verdaderos o falsos —y falsos produce por montones—, pagos o no —pagos siempre los ha tenido—, entre otros varios de nombres conocidos a los que no les da vergüenza, porque de niños no les enseñaron que hablar con la boca llena es un gesto de mala educación. Si la matonería no fuera calculada para coartar el derecho de opinar y recortar la democracia, no pasaría de ser una pilatuna. Pero es más grave de lo que parece. Porque en la campaña oímos a un asesor de la campaña presidencial de Petro explicándoles a varios de los dirigentes nacionales la importancia de correr la línea ética en la controversia política, desproporción con la que es evidente vienen actuando las barras bravas”.
3. “En cuanto a gobernar con acierto, nada —o muy poco— hay que resaltar”
Robledo asegura que mientras “más se le conoce a Petro su forma de gobernar, más toca caracterizarlo así, como si no fuera presidente de la República sino un dirigente de la oposición a algunos sectores. En cuanto a gobernar con acierto, nada —o muy poco— hay que resaltar, en tanto es bastante activo en X, imponiéndoles a los medios y al país de qué se habla; por norma, con discursos de oposición a los gobiernos anteriores y a los contradictores políticos. No es raro oírlo defenderse, como sobre los carrotanques de La Guajira y todo lo que siguió de ahí, diciendo que fueron más corruptos los funcionarios de los gobiernos que lo precedieron, como si los pillos de antes pudieran justificar a los de su gobierno, campeones en corruptelas. Y son muchos los jefes petristas que lo siguen en esa lógica oportunista”.
4. “Es difícil encontrar peor inicio de un gobierno colombiano que el de Gustavo Petro el 7 de agosto de 2022″
El líder de izquierda asegura que ese día, “con la Plaza de Bolívar llena y transmisión en directo por todos los medios, en vez de haber mostrado el valor civil y la coherencia suficiente para autocriticarse por haber estado en la lucha armada, o siquiera haber guardado silencio sobre tan gravísimo error, la exaltó como acertada con el sainete que montó con la espada de Simón Bolívar, arma que el M-19 se robó para anunciarnos a los colombianos la decisión de tomarse mediante la violencia el poder en Colombia. En su cinismo, hay que ver cuántas veces más ha fanfarroneado sobre el tema, que ojalá no nos haga más difícil salirnos de una violencia que, hay que evocar de nuevo al padre Francisco de Roux, «no arregló nada y lo empeoró todo»”.
5. “Es imposible comentar todos los disparates, errores graves y traiciones a sus promesas electorales, en especial al haberse presentado como ‘el gobierno del cambio’”
Tras presentar un balance en cifras del gobierno, Robledo asegura que “es ya muy notorio que del gobierno de Gustavo Petro no saldrá ningún cambio de importancia económica y social, más allá de los semejantes a los de sus predecesores y que en algo afectan positiva o negativamente a unos colombianos. Pero sin que se den transformaciones dignas de ser consideradas estructurales para Colombia y los colombianos, dentro de la economía de mercado, en el sentido de crear más riqueza y más empleo formal en las proporciones necesarias para cambiarle la suerte al país y a sus habitantes”.
6. “Debo decir que su gobierno resultó peor de lo que esperé, verdad que confirma el creciente número de arrepentidos”
El balance de Robledo es duro con la Casa de Nariño. “Corridos dos años del gobierno Petro —y luego de no haber votado por él, sino en blanco, como también lo hice en 2018—, debo decir que su gobierno resultó peor de lo que esperé, verdad que confirma el creciente número de arrepentidos. Sin embargo, que nadie use la anterior verdad para engañar ocultando que Petro recibió un país con todos los problemas, salvo que se pertenezca a los que se niegan a enfrentar la realidad o son incapaces de hacerlo. De ahí que no sorprenda que los mismos con las mismas de toda la vida estén divididos: unos, disfrutando de las mieles del poder con Petro, y otros, en oposición, con la falacia de que todos ellos entregaron muy bien a Colombia en 2022, y todos los cuales aspiran a gobernar a partir de 2026. Sea en alianza con los petristas o en su contra, pero en los dos casos para seguir en lo mismo que llevamos más de un siglo sufriendo, cuando es obvio que lo que el país necesita es una tercera alternativa política”, dice.
“Que nadie lo dude: el principal respaldo que recibió Petro para ganar la Presidencia fueron los pésimos gobiernos anteriores, que mantuvieron el país en el subdesarrollo, el desempleo, la pobreza, la corrupción y que fueron incapaces de terminar una violencia tan vieja que parece no tener fin. No obstante, también es verdad que Petro, por acción y por omisión, ha gobernado muy mal en todos los sentidos, y al cierre de este libro le faltan dos largos años, más el riesgo, aunque muy improbable, de que logre elegir a alguien de su cuerda en 2026″, agrega.
7. “Gustavo Petro es el único presidente de un país petrolero en el mundo que está haciendo el ridículo universal de señalar que Colombia no firmará nuevos contratos”
Para Robledo, la suspensión de las exploraciones de hidrocarburos es inaudita. “Lo hace a pesar de que el petróleo le aporta el 30 % a las exportaciones del país y que gas ya estamos importando de Estados Unidos, y con tendencia a aumentar, sea a gas venezolano o más norteamericano. El disparate, que en nada disminuye el cambio climático ni contribuye con la transición energética, delata un truco innoble, ya que Petro sabe que, si el país se queda sin hidrocarburos, eso no sucederá en su gobierno, que se aprovechará de esa plata hasta el último día. Y su última irresponsabilidad fue decirles a las trasnacionales que bienvenidas a invertir a Colombia en lo que sea menos en hidrocarburos, y que cerrará las exportaciones por 450 millones de dólares de carbón colombiano a Israel, otra salida demagógica, porque Israel lo importará de otro país y en nada cambiará la bárbara violencia de Netanyahu contra el pueblo palestino”.
El político aprovechó para criticar los problemas que él ve en la política económica “cuyo norte, además, debería consistir en hacer esfuerzos por vincular a ella a la economía empresarial —además de las otras economías, por supuesto—, la que reúne las mayores capacidades para jalonar el desarrollo de Colombia. Y Petro no solo no lo hizo, sino que ha maltratado de muchas maneras, como si su objetivo fuera espantar a los inversionistas para darle gusto a su desviación izquierdista, y a las barras bravas, que poco o nada entienden de las causas principales de los problemas nacionales y que siguen su carreta populista de que todo se arregla distribuyendo mejor la riqueza, o apenas diciéndolo, pues hasta en esto han fallado, como si lo primero con la riqueza no fuera crearla”.
Robledo concluye que “tras dos años del gobierno de Gustavo Petro, todas sus decisiones sobre economía confirmaron que su política económica es extractivista, así denigre de esa palabra y diga que está en contra de esa relación económica. Porque el extractivismo consiste en exportar materias primas agrarias y mineras e importar bienes industriales, que es lo que le ocurre a Colombia porque así lo definen las políticas del FMI y los TLC, a cuyas orientaciones, está demostrado hasta la saciedad, se ha sometido el actual gobierno”.
8. “No se es de izquierda democrática si no se lucha —como no lucha en realidad Petro— por aumentar la producción de riqueza de Colombia por encima de los 6.657 dólares por habitante”
Robledo finaliza su libro contestando la pregunta de si el presidente Petro es de izquierda. “Sería lamentable terminar estas líneas sin opinar sobre una pregunta que me hacen con frecuencia, porque el uso y el abuso del calificativo izquierda suele prestarse para confusiones y, como hemos visto, no son pocas las controversias que en la izquierda democrática hemos librado con Gustavo Petro”, sostiene.
“La política económica de Gustavo Petro es en lo fundamental idéntica a la de los gobiernos de los mismos con las mismas —ninguno de los cuales fue de izquierda—, aplicando las directrices de los organismos financieros internacionales que han definido, y por ochenta años (!), la macroeconomía nacional, apresando al país al subdesarrollo económico, base de todos los demás problemas nacionales”, asegura.
9. “No ha habido en Colombia un presidente con una mayor capacidad de manipulación mediática que la suya”
“Quien haya conocido a Gustavo Petro a través de los medios de comunicación; o quien haya compartido con él en el Congreso o en un partido político; o quien simplemente lo siga en las redes; todos quienes analicen el cañazo constituyente tendrán que reconocerle el talante autoritario como una faceta distintiva de su personalidad. Y ni se diga ahora que estamos obligados a padecerlo como presidente, como lo muestran sus conductas, para lo cual le resulta muy eficaz la cuenta en X, un medio con el que obliga a que hablen de lo que al él se le antoje, por disparatado, mediocre, falaz o matón que sea. No ha habido en Colombia un presidente con una mayor capacidad de manipulación mediática que la suya, amplificada también por el enorme gasto oficial en la prensa, la radio, la televisión y las redes sociales”, sostiene Robledo en su libro.
“Quien haya seguido las posiciones de Gustavo Petro habrá tomado nota de que no hace explicaciones, no argumenta, no busca persuadir; son simples afirmaciones con unos gestos, unos tonos de voz y unos ademanes que apuntan a meter en la cabeza de la gente que él es un ser superior, capaz de resolver todos los problemas del país. Quiere, pero no lo dejan. ¿Quiénes? Los «criminales», los «corruptos», los «uribistas» y hasta «los nazis», lo sean o no lo sean, cosa que a él no le importa porque en lo que anda es engañando, estigmatizando y asustando a la ciudadanía, en especial a los petristas, a quienes les habla día y noche para no perderlos”, concluye.
10. “Un proyecto de unidad nacional capaz de crear más riqueza”
El líder político cierra su libro con una idea: “Las posiciones expresadas en este texto deben servirle al conjunto de la nación para alcanzar la transformación democrática que requiere Colombia mediante un proyecto de unidad nacional capaz de crear más riqueza y distribuirla mejor, del que hagan parte los sectores populares, las capas medias y los empresarios del campo y la ciudad, proyecto viable en la medida en que insistamos en transitar por la ruta correcta, demostrada como posible por la experiencia universal”.