En las huestes de La U se ha dicho que hace unos días llegó allí el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, para mostrar su abierto interés en poner su nombre en la baraja de aspirantes presidenciales que este partido presentará a los colombianos dentro de tres años, para el período 2018-2022. Según fuentes de esta colectividad, la idea les quedó sonando. Pinzón es un hombre inteligente, joven, preparado y tiene en su hoja de vida el haber ocupado con éxito una de las carteras más complejas del país. Algunos, incluso, manifestaron que siempre ha ido en línea detrás del presidente Santos, por lo que podría ser su heredero natural. Desde entonces, en los sectores políticos muchos ven en cada movimiento de Pinzón un hecho que trasciende su mera gestión en el ministerio. Se trata de una valoración injusta, pero igual les pasa al vicepresidente, Germán Vargas Lleras (Cambio Radical); al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas (Partido Conservador), y a la de Educación, Gina Parody (independiente). Por eso algunos suspicaces de la oposición vieron este jueves un arranque de la campaña de Pinzón en su camino a la Casa de Nariño. ¿Cómo es el cuento? Resulta que Pinzón estuvo esta mañana en los micrófonos de Caracol Radio y en medio de la conversación contó que el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias 'Timochenko', había realizado varios viajes a La Habana, en donde se realiza el proceso de paz de la administración Santos con esta guerrilla. La narración de Pinzón fue hecha en un tono normal, sin estridencias, como algo que ya se supiera. Incluso fue un tanto forzado a decirlo por la habilidad de los periodistas que lo fueron arrinconado. Pero, en el fondo, no le faltaba razón. Diversos medios de comunicación habían informado hace cerca de medio año de la presencia del número 1 de las FARC en Cuba. Es decir, el dato de Pinzón no era inédito. Sin embargo, sí tuvo una repercusión enorme, en particular en los sectores uribistas, que empezaron a hablar de que la isla se había convertido en un nuevo Caguán, que el equipo negociador del presidente Santos había perdido el control del proceso, que en La Habana había cumbres cotidianas de terroristas. Ninguna de estas afirmaciones es cierta, pero sí dejan claro que las palabras de Pinzón les cayeron como anillo al dedo a los enemigos del proceso. Por eso, en el ambiente quedaron flotando varios interrogantes: ¿Los miembros del equipo negociador fueron informados por Pinzón previamente de lo que iba a decir? ¿Pinzón le consultó al presidente Santos si podía tocar ese tema? ¿Va Pinzón en la misma dirección que los demás miembros del Gobierno? Son preguntas válidas en un día que, como hoy jueves, es de enorme importancia para las instancias que propugnan por una salida negociada al conflicto, ya que en la mañana Santos instala el Consejo Nacional de Paz. Otros más pragmáticos se preguntan con sencillez: ¿Será que Pinzón empezó a marcar su territorio en su camino de una aspiración presidencial? Lo cierto es que todas estar preguntas, por ahora, están sin respuesta.