Juan Fernando Cristo reunió a cientos de personas en un auditorio cercano al estadio El Campín, en Bogotá. Filas interminables para entrar por la Carrera 30, sillas que se quedaron escasas y más gente de pie que sentada. Todos con la expectativa de que el exministro del Interior de Juan Manuel Santos se lanzara a la presidencia. No lo hizo, pero en los 46 minutos que duró pasando factura de su gestión, dejó en claro que tiene credenciales para reclamar liderazgo en el sector que defenderá a capa y espada el acuerdo de paz con las Farc en las próximas elecciones.Cristo no estuvo solo. Lo acompañaba su mamá, María Cristina su esposa, y Nicolás, su hijo. También su hermano Andrés, al que le dejó la curul que había ocupado en el Senado durante 16 años. Llegó secundado por el contralor Edgardo Maya Villazón, y el exgobernador del Meta Alan Jara. En el sector de invitados especiales tuvieron lugar el expresidente César Gaviria, Humberto de la Calle, y el ministro del Interior Guillermo Rivera. También se vio a la exministra Clara López, a los exministros Lucho Garzón y Yesid Reyes, quienes pronunciaron sendos discursos exaltando las virtudes de Cristo. Lucho, por ejemplo, lo calificó de reddnror la noche del 2 de octubre del 2016, al levantar el ánimo del gabinete ministerial tral el palo gordo que supuso la derrota en el plebiscito. El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, se hizo presente, aunque se libró de medio discurso.

Guillermo Rivera, César Gaviria, Humberto de la Calle. Foto: Danilo Canguçu/SEMANASe vieron congresistas por doquier. Unos encontraron silla, muy cerca de las personalidades como Andrés Felipe Villamizar, en segunda fila. La mayoría eran liberales, pero los hubo de todos los partidos. A Armando Bendetti (la U) se le vio asomando la cabeza entre la multitud, como quien está en un concierto y se esfuerza para ver la tarima. Más cómodo a Eduardo Pulgar Daza, también de la U. Y de la Alianza Verde se vio a la senadora y precandidata Claudia López, a quien Cristo le dedicó unas palabras que parecían un sonado reggaetón de J. Balvin: “Peleamos, nos perdonamos, volvemos a pelear, nos reconciliamos”.Más allá de la crónica social, fueron varias organizaciones de víctimas las que convocaron para darle las gracias a Cristo por su gestión en el gobierno Santos. “Cuando nos cerraron las puertas usted nos abrió su corazón”, decía una mujer que vino desde los Montes de María. Liliana Pachené, indígena del Cauca, la misma que fue ovacionada en el Oslo City Hall de Noruega en la ceremonia del Nobel de Paz, calificó al exministro como un “ejemplo de perdón”.

Héctor Riveros, Claudia López, Edgardo Maya Villazón. Foto Diego Canguçu/SEMANASin ayuda de teleprompter, con micrófono de diadema, y recorriendo la tarima de lado a lado, Cristo improvisó un discurso en el que sacó factura. Al estilo de Germán Vargas Lleras, cuando salió del Gobierno, hizo rendición de cuentas para mostrar sus credenciales de presidenciable. Al igual que éste, no hizo anuncios. Primero recordó la reforma al equilibrio de poderes y lamentó que la Corte Constitucional la hubiera tumbado. “Muchos vicios de la justicia los hubiéramos superado”. Por supuesto se refirió a su papel en la paz. Como ministro, la liderar las leyes que permitieron el blindaje jurídico de los acuerdos, la refrendación por la vía del Congreso, y la implementación hasta el silenciamiento de los fusiles, fueron logros que se atribuyó.

Clara Rojas, Clara López, Mariela Barragán. Foto: Danilo Canguçu/SemanaPero mencionó otros sectores que también fueron acompañarlo. Mencionó a los antitaurinos, a las iglesias de todas las confesiones, a los afros, a las mujeres, a los sindicalistas, a los campesinos, a los Lgtbi como beneficiarios de su gestión. Ana Lucía Reyes, mamá de Sergio Urrego (víctima de matoneo por su preferencia sexual), se subió a la tarima para agradecerle por una ley. A los alcaldes y gobernadores (algunos) allí reunidos recordó la infraestructura en seguridad que ejecutó en 802 municipios.El hilo conductor de Cristo fue la reconciliación. Recordó a su padre, el senador Jorge Cristo, asesinado el 8 de agosto de 1997 entrando a su consultorio, en Cúcuta. “Si somos capaces de perdonar, de reconciliarnos, la paz será duradera”, dijo.

Juan Fernando Cristo. Foto: Danilo Canguçu/SEMANAY cuando muchos esperaban que diera el paso adelante, y que aceptara llevar las banderas que esas víctimas le entregaron, no lo hizo. Su discurso terminó con invitación a los que votaron por el No, a que le den una oportunidad a la paz. Y aunque dijo que la paz no le pertenece a nadie en específico, dijo que en buena medida es obra del presidente Santos, a quien reconoció el líder que se jugó su capital político por la paz.Horacio Serpa, jefe del Partido Liberal, ya lo cuenta entre la baraja de precandidatos presidenciales del partido, la cual hoy cuenta con seis nombres, pero podrían depurarse. “Fue un acto cívico, donde concurrieron diferentes expresiones de la opinión nacional que le reconocieron su trabajo y que lo tienen como una persona de alta consideración”.Cristo aún no se decide, mientras tanto hay quienes lo consideran su redentor.