A pesar de que han sido varios los meses en que la mayoría de personas se han tenido que adaptar a la virtualidad para llevar a cabo sus estudios y trabajos, hay quienes todavía no se acostumbran a esta modalidad y han protagonizado controversias y escándalos en redes sociales por detalles mínimos como, por ejemplo, no haber apagado su micrófono y/o cámara en el momento preciso.

Como parte de estos, recién se conoció un caso que ha generado indignación en la ciudad de Bucaramanga, en donde un juez de control de garantías fue denunciado luego de que, en plena audiencia virtual, se saliera de sus casillas y terminara despachándose contra los integrantes de la Policía Judicial, los sujetos capturados y hasta contra la fiscal.

Informaciones preliminares señalan que en la diligencia judicial se estaba definiendo si se enviaban a la cárcel a los 24 integrantes de una banda conocida como ‘Los Carritos’, que fue desarticulada por la Policía de Bucaramanga y la Fiscalía en el municipio de Girón, y que se dedicaba al tráfico de estupefacientes en el área metropolitana de la capital de Santander. Los hombres se encontraban en el CAI de Piedecuesta, desde donde se presentaron fallas en la señal de internet, que causaron la molestia del juez.

De acuerdo con medios locales, su nombre es Ramiro Andrés Rivero Álvarez, titular del juzgado tercero penal municipal de Bucaramanga con función de control de garantías, quien al no poder adelantar la audiencia como esperaba, de un momento a otro comenzó a atacar verbalmente a los miembros de la Policía de Piedecuesta.

“Entonces los señores policías de Piedecuesta me hacen el favor y cada vez que se les dé una información la obedecen y, si no, los vamos a mandar a investigar", dijo el juez tercero municipal de control de garantías en medio de la videollamada. "Porque eso sí, para agarrar a la gente con los táser, para torturarlos, para agarrarlos a pata en los CAI y matarlos sí sirven, pero para colaborar en estas audiencias, no”, aseveró.

Al profesional tampoco le interesó que la fiscal delegada del caso, Nubia Mujica, intentó explicarle que –debido a la mala conexión de la videollamada y del internet del CAI– los capturados no pudieron intervenir en la audiencia. “Están todos, doctor, usted los ve en la audiencia”, aseguró la mujer.

Sin embargo, Rivero Álvarez le respondió: “Yo veo a varias personas ahí, pero no sé si son los indicados porque ninguno de ellos me ha indicado el nombre, por favor no me interrumpan”.

La situación fue empeorando y el juez explotó, denunciando que se encontraba muy estresado. “Estoy supremamente estresado y cansado, porque a raíz del acoso laboral que me ha hecho el Centro de Servicios Judiciales tengo que realizar esta audiencia y al mismo tiempo tengo que cuidar a mi bebé”, expresó.

La Fiscalía señaló que los detenidos debían responder por los cargos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes y concierto para delinquir agravado, y exhibió las evidencias que los implicaban como miembros de la banda.

Sin embargo, el juez decidió que ninguno de los traficantes integrantes de la banda debía ir a la cárcel. Por un lado, concluyó que tal medida no era necesaria y de otra parte consideró que los centros de reclusión estaban llenos y que confinarlos allí sería vulnerar sus derechos y dignidad. Con esas observaciones, el togado determinó que todos los procesados debían ir a detención domiciliaria.