Durante sus cuatro décadas de vida política Julio Guerra Tulena nunca le dio la espalda a nada. Como congresista fue protagonista de primera fila y participaba con mucho carácter en la discusión de los problemas del departamento y de la costa caribe. Por eso, a los sucreños les ha sorprendido que el gobernador haya manifestado, a través de un boletín de prensa, que la decisión de adjudicar el negocio del chance en su departamento se hizo a sus espaldas. Y es posible que así haya sido, que la decisión haya sido tomada sin informarle. La única razón que explicaría la excusa del gobernador es la cada vez más extendida versión según la cual el mandatario regional padece alguna enfermedad que lo obliga a estar alejado de los reales problemas del departamento. Aseguran que tiene una posible pérdida de funciones cognitivas. Julio Guerra, quien es mayor de 80 años, aunque se ve bien físicamente, ha tenido una serie de equivocaciones en la lectura de discursos y en el trato con otras personas en actos públicos que han dado lugar a esta especulación. No existe un parte médico que así lo indique. Julio Guerra Tulena fue elegido en 2011 con el aval del Partido Liberal y fue apoyado por una coalición en la que estaban el Partido Conservador, el Polo Democrático y Cambio Radical –liderado en Sucre por su sobrino el senador Antonio Guerra De la Espriella-. Sus adversarios eran Ramón Emiro Muskus, del PIN, apoyado por Enilse López y su hijo Héctor Julio Alfonso, y el candidato de la U., Héctor Hernández Manotas, apoyado por Álvaro García Romero y su hermana Teresita García Romero. Un mes antes de las elecciones obligaron a Muskus a renunciar. Por su parte, Hernández abdicó después de que no lo dejaron subir a una tarima en Majagual. Ninguno de los dos tenía el respaldo de los jefes del PIN y de la familia García Romero, por lo que sus posibilidades de ganar las elecciones eran nulas. Pero como en Sincelejo todo es comidilla, en ese momento se supo que retiraron el apoyo a sus candidatos para respaldar a Julio Guerra. Ya en octubre se conoció que el candidato liberal recibió el apoyo de Enilse López y de Teresita García Romero. Esa relación salió a la luz pública cuando un diputado del Partido Liberal fue en busca de Julio Guerra a la casa de su hermano Salim y no lo dejaron entrar porque estaba reunido con Jorge Abisambra, exgerente de Aposucre, quien desapareció de Sincelejo hace varios meses. El hoy gobernador recibió el apoyo de Enilse López y sus aliados a cambio de mantener el negocio del chance a Aposucre, sociedad que tiene 21 socios, entre los cuales estaban el senador del PIN Héctor Julio y su hermano José, dos de los hijos de la empresaria, quienes tienen el 13 % del negocio, mientras que Unicat, sociedad de Enilse López concesionaria del chance en Bolívar tenía el 6 %, para un total del 19 % de acciones. Pero si el gobernador Julio Guerra ha perdido sus facultades mentales, como se dice en Sincelejo, la pregunta que todos se hacen es: ¿Quién manda, quién toma las decisiones? Se especula que el timón lo lleva su esposa, María Victoria Soto, quien acompaña al gobernador adonde quiera que vaya. También está la secretaria privada, Gina Harb Feris, prima del exrepresentante a la Cámara Jorge Luis Feris Chadid, actualmente preso por la parapolítica y quien comparte reclusión en la misma cárcel con el exgobernador Salvador Arana. Jorge Luis es hermano de Salomón, conocido con el alias de ‘08’, uno de los comandantes más importantes de las autodefensas. Los principales aliados políticos que tiene el gobernador son la familia Feris Chadid, a quienes habría entregado la Secretaría de salud. En segundo lugar, su sobrino Antonio Guerra de la Espriella, a quien habría dado la Secretaría de Educación, y en tercer lugar, su sobrino David Guerra de la Espriella, es decir, estamos ante un caso de nepotismo político clásico. Y para cerrar el círculo, su sobrino el senador Antonio Guerra ejerce un enorme poder desde los entes de control, la Contraloría departamental y los delegados de la Procuraduría General y de la gerencia de la Contraloría General. El único que está en su contra es su sobrino el exsenador Joselito, quien ha dicho por distintos medios y desde hace rato, que su tío debe renunciar porque en Sucre no hay gobierno. Lo cierto es que el gobernador no habla en público, no concede ruedas de prensa y su mirada ausente permite a muchos pensar que él les ha dado la espalda a los problemas de Sucre.