El 21 de junio de 2017 fue un día feliz para el Junior. El club, entonces con siete estrellas, llevaba seis años de sequía de títulos en la Liga y su afición estaba a la espera de un anuncio que les infundiera algo de esperanza. El alcalde Alejandro Char tomó esa vez la vocería: “Tengo que decirles que ya hubo un acuerdo con Sporting de Lisboa y Junior para la compra de Teófilo Gutiérrez Roncancio. Teo ya es de Junior”.Había encendido la mecha días antes la contratación del delantero Jimmy Chará, pero la fiesta estalló cinco días después cuando 45.000 personas asistieron al estadio Metropolitano para la presentación de Teo. La emoción llegó al extremo y tres personas resultaron heridas al caer al vacío luego de que una baranda cedió por la presión de la hinchada cuando el jugador se acercó para saludar. Un año después, el Junior ganó el torneo Finalización 2018 de la Liga y alcanzó el subcampeonato de la Copa Suramericana.Le recomendamos: Quiénes son los Char
El Junior genera tanta pasión, que algunos creen que si al equipo le va bien, el alcalde Alejandro Char mejora en las encuestas.Este es solo un capítulo de esta apasionada historia futbolera de 95 años que no tiene parangón en Colombia. Fuad Char, como parte de un grupo de empresarios aportantes, asumió las riendas del equipo en 1977 y lo sacó campeón por primera vez. Hoy su familia es la propietaria de este fenómeno de masas que trasciende lo futbolístico y forma parte de la identidad e idiosincrasia barranquilleras, como el propio Carnaval. Y va más allá: para la mayoría de los habitantes del Caribe no hay escuadra —con excepción de su eterno rival, el Unión Magdalena— que tenga en la zona la tradición y la trayectoria junioristas.“Junior es la identidad de Barranquilla y Barranquilla es la identidad del Junior. El equipo es el sentido de identidad con la ciudad. Está fusionado. Si perdemos, me da ansiedad en el estadio, me acuesto por la noche en la cama y empiezo a dar vueltas; es un guayabo, pero también un amor único”, dijo uno de sus principales hinchas, Gustavo Llano, más conocido como el Cole.Por eso muchos se preguntan si el Junior le da también una mano política a la familia Char y si su popularidad tiene algo que ver con el onceno. “Cuando al Junior le va bien, la gente en Barranquilla amanece contenta, somos felices”, dijo a SEMANA Jaime Pumarejo, aspirante del charismo a la alcaldía de Barranquilla, que puntea con 68 por ciento en intención de voto.Pero el candidato —cuyo abuelo fue senador, su padre alcalde de la ciudad y uno de sus tíos fue presidente del club— separó las cosas y señaló que “es una falacia que el Junior da réditos políticos y que si al equipo le va bien la gente tiene un buen concepto de sus funcionarios. Alejandro Char tiene una favorabilidad le vaya bien o mal al Junior. Ahora, por supuesto que preferimos que el equipo gane”.El editor de Deportes de El Heraldo, Rafael Castillo, consideró que Junior sí puede ser un factor que ayude políticamente a los Char, “pero no creo para nada que sea determinante. Lo cierto es que Junior, como canal, genera popularidad”.No es casualidad que el propio Alejandro Char anuncie la compra de los jugadores. “Definitivamente los equipos mueven pasiones. Podría decirse que el equipo tiene éxitos y resultados que pueden verse reflejados luego en la buena calificación que recibe la gestión del alcalde porque hay una primera asociación”, analiza el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Norte, Ángel Tuirán.Para el académico, este aspecto ha sido empleado “hábilmente”, aunque concuerda en que no es definitivo. Tampoco es el único ejemplo del matrimonio entre poder político y el fútbol. Están también los del presidente argentino Mauricio Macri, quien presidió a Boca Juniors, y el exprimer ministro italiano, Silvio Berlusconi, expresidente de AC Milán.Puede leer: Seis historias de cómo se mezclan fútbol y políticaLa salida abrupta del técnico Luis Fernando Suárez a comienzos de mayo por sus flojos resultados y que las directivas llamaran por novena vez a Julio Comesaña, su hombre de confianza para recomponer al equipo y buscar el título parecen mantener a la hinchada animada para las elecciones de octubre.Pumarejo tiene, por lo pronto, todos los indicadores a favor para que su grupo político mantenga la alcaldía de Barranquilla. Y la principal razón es la popularidad de Álex como alcalde gracias a su gestión y carisma. Pero el Junior como aliado político da una mano, y eso nadie lo duda.