La militancia de la Alianza Verde tiene la libertad de apoyar al candidato presidencial de su preferencia en las elecciones de 2022. Con esa decisión se acabaron las divisiones entre petristas y no petristas.
Sin embargo, eso no ha resultado favorable para armar una lista conjunta al Senado con la Coalición de la Esperanza, como quedó contemplado entre las directivas de los verdes.
SEMANA conoció que este lunes se dio la primera reunión entre los delegados de la Alianza Verde y la Coalición de la Esperanza. Y más que un acuerdo, hubo más de un desacuerdo que amaga con el rompimiento del posible matrimonio político.
Del lado de la Alianza Verde llegaron al encuentro los senadores Angélica Lozano, Antonio Sanguino, el copresidente Carlos Ramón González, Jorge Londoño y el representante legal de la colectividad, Rodrigo Romero. Del lado de la Esperanza estuvieron la mayoría de los precandidatos presidenciales.
Por los lados del precandidato Juan Manuel Galán no hay buen ambiente para que la Esperanza apoye las listas conjuntas al Senado con la Alianza Verde porque gran parte de sus congresistas respaldan a Gustavo Petro en las presidenciales.
El tema es complejo porque los verdes ya tomaron una decisión que les costó divisiones, peleas y un desgaste que fraccionó el partido. “Con cara gano yo y con sello pierdes tú”, dijo Galán ante la decisión del Verde de dejar en libertad a sus dirigentes en las presidenciales.
Por los lados de la Alianza Verde no están totalmente de acuerdo con que Humberto de la Calle encabece la lista al Senado. Contrario a los demás partidos políticos que integran hoy la Esperanza, los verdes creen que hoy tienen más representatividad en el Congreso y eso los hace fuertes para decidir quién podría ser la cabeza.
En la Alianza Verde, por ejemplo, no tienen certeza de cerrar la lista al Senado porque son conscientes de que cada quien debe llegar al Congreso por méritos y por el esfuerzo realizado en la campaña política. Pero Juan Manuel Galán propuso desde el Nuevo Liberalismo que la lista se debe cerrar y la debe encabezar Humberto de la Calle. Es decir, se tendrá que dirimir si se le hará caso a la Coalición de la Esperanza o al Nuevo Liberalismo.
Según SEMANA, un sector de los verdes cree que el nombre de la Coalición de la Esperanza tiene que modificarse. Como habrá candidatos al Senado apoyando a Petro en las presidenciales estiman que no se puede tener el mismo nombre que se utilizará en las parlamentarias.
Por último, estiman que los verdes pondrían el 40 % de los candidatos al Senado de la Esperanza; es decir, por todos los escenarios la ruta se vislumbra compleja para ambas partes. Por esto, internamente auguran que es posible que la Alianza Verde termine armando una lista propia al Senado.
Aunque varias de las diferencias se pueden dirimir, en la que no hay mayor posibilidad de negociación es en cerrar la lista. En ese aspecto, la mayoría de los verdes no están de acuerdo porque consideran que se les limita la opción de sostener o aumentar las curules al Congreso y, al contrario, se generaría un proceso de tensiones internas por la escogencia de los primeros lugares.
La Alianza Verde no pretende repetir la historia del Pacto Histórico que lleva desde agosto intentando conformar la lista cerrada al Senado, pero no ha sido fácil por las presiones internas. Menos lo logrará la Coalición de la Esperanza a menos de un mes para inscribir oficialmente las candidaturas en la Registraduría.