En la imputación de cargos, la Fiscalía fue directa y las pruebas soportaron los argumentos de los investigadores. Samuel David, un bebe de 18 meses, fue víctima de un “síndrome de maltrato infantil agudo y crónico”, según el dictamen de Medicina Legal. Los signos de violencia en el cuerpo del niño no dejaron dudas en los forenses, la muerte fue “violenta en un contexto de homicidio”. Pese a la contundencia de las pruebas, la defensa de Joel Mora, padrastro del bebé y único capturado por este doloroso hecho, afirma que es inocente.
SEMANA obtuvo detalles de los informes de policía judicial, entrevistas y documentos que fueron expuestos en la imputación de cargos en contra de Joel. Son las evidencias que usó el fiscal del caso para pedir al juez su inmediata detención, como efectivamente se dio.
En estos informes queda escrito el punto de partida del caso. Según los investigadores, el pasado 6 de julio, cuando a la morgue del Hospital de Kennedy llegó el cuerpo del pequeño Samuel David, los médicos identificaron algunos rastros que corresponderían a maltrato infantil, por eso se comunicaron con la Policía.
“El paciente ingresa con múltiples equimosis de cara, tórax anterior y en glúteos”, señala la epicrisis (resumen clínico) con la que se inició la investigación. Una vez conocieron el caso, los investigadores hablaron con la mamá del bebé, una menor de 17 años de edad, que en su entrevista relató de manera cronológica los hechos y cómo frente a una tragedia familiar terminaron en el hospital. Aseguró que el menor, supuestamente, presentó vómito y malestar estomacal. Al ver estos síntomas le dio un vaso con agua, con el fin de hidratarlo porque no quería recibir alimentos.
Ese mismo día, cuando fue reportada la muerte de Samuel David, el padrastro del bebé, Joel Mora, fue entrevistado por los agentes y en el informe quedaron consignadas sus primeras declaraciones acerca de lo ocurrido con el niño en la madrugada de ese 6 de julio de 2021. Indicó que ellos se encontraban dormidos y que alrededor de las cinco de la mañana, cuando se levantó, fue a revisar al niño, y se percató de que el menor se encontraba sin signos vitales. Llamaron a la línea 123 y el funcionario le dio indicaciones sobre las maniobras de reanimación que, según él, resultaron negativas.
Tras los análisis forenses, las conclusiones de Medicina Legal fueron determinantes en la medida de aseguramiento en contra del padrastro del niño. El reporte arrancó con hematomas en la cara y un ojo del bebé, luego los mismos rastros de violencia en el abdomen, el brazo y antebrazo izquierdo, y un hematoma más en el muslo de la pierna derecha. Todo en el cuerpo de un niño de 18 meses. El fiscal del caso, en el propósito de demostrar que el niño fue víctima de violencia sucesiva, llevó a la diligencia una historia clínica del pasado 15 de mayo, que dejó a Samuel David como víctima de una fractura en el brazo derecho, atendida en el Hospital El Tintal.
El proceso de recuperación o seguimiento lo hicieron en el Hospital de Kennedy, donde un médico hizo varias advertencias, según los informes de la Fiscalía, frente a “sospechas de maltrato”. Sobre este episodio, Joel, el padrastro del bebé, aseguró que el niño, efectivamente, sufrió una fractura, pero dijo que fue consecuencia de un accidente con un perro que tenían en la casa de sus papás. “El perro empujó al niño y terminó contra el filo de la entrada de la casa”. Cuando los investigadores le preguntaron si en ese momento llevaron al niño a un hospital, Joel respondió que no, lo hicieron cuando el brazo se inflamó al siguiente día.
En las entrevistas al padrastro y a la madre del niño, conocidas por SEMANA, y rendidas ante los investigadores de la Policía, los dos coincidieron en señalar que no hubo agresiones, que el bebé nunca fue maltratado o golpeado, “que recibía buen trato”. Además, no sufría de enfermedades y siempre “lo corregían con diálogo”. Estas declaraciones, en criterio del fiscal del caso, no guardaban relación o coherencia con las evidencias que fueron recaudadas a lo largo de la investigación que, 40 días después, llevó a la captura de Joel, el padrastro del niño.
Además de las declaraciones de los protagonistas de este caso, el padrastro y la madre del niño, los investigadores recabaron testimonios de familiares maternos del bebé, que no logran confirmar escenarios de maltrato, por el contrario, relataron que Joel se mostró como un joven tranquilo, comprensivo y hasta amoroso con el niño. “Ellos me hacían videollamadas y veía al niño, mi hija le decía que me mandara besos, todo parecía normal”, dijo la abuela del menor en entrevista con la Policía.
La defensa
Joel Mora es el único capturado por este aterrador crimen. Tiene 19 años edad, se dedicaba, junto a su papá, a la venta de productos de ferretería. Conoció a la mamá del bebé por redes sociales y en marzo viajó hasta Popayán para encontrarse presencialmente con ella. Luego regresaron a Bogotá, vivieron por algunos meses en la casa de los papás de Joel, después arrendaron un apartamento en una casa donde vivían otras familias. En sus entrevistas con la Sijín, Joel fue reiterativo, al igual que la mamá del niño, en señalar que el bebé no era víctima de maltrato, que incluso su propia familia lo acogió y que fue hasta esa madrugada cuando se despertó a revisar al menor que lo encontró muerto.
Estuvieron por más de 30 minutos recibiendo información en la línea 123 sobre cómo reanimar el niño a través del RCP (reanimación cardiopulmonar). Su defensa advirtió que durante el mes de investigación estuvo al tanto del proceso, se comunicaron en repetidas oportunidades con los agentes y todo el tiempo les informaron que estaban en trabajo metodológico, no había problema. Sin embargo, cuando se presentaron a la Fiscalía, los notificaron de la orden de captura. ¿Qué falta?
La Fiscalía avanza en la obtención de más pruebas que ayuden a determinar, por ejemplo, la participación de la mamá del niño en las presuntas agresiones o establecer su responsabilidad en posibles omisiones. No advirtió a las autoridades lo que, en criterio del fiscal del caso, fue un hecho repetido de maltrato intrafamiliar. Como la mamá del bebé es una menor de edad, el tratamiento fue diferente, pero fuentes de la Fiscalía aseguraron que trabajan en la recuperación de evidencia adicional que ayude a determinar la responsabilidad en los mismos hechos que tienen al padrastro del niño en una cárcel, bajo un estricto esquema de seguridad, pues fue víctima de ataques en el centro de reclusión.
La defensa del padrastro espera demostrar, ahora en juicio, que existen algunas dudas sobre el mecanismo y responsabilidad de las lesiones en el cuerpo de Samuel David, dudas que para la Fiscalía y los investigadores quedaron resueltas con los contundentes resultados de la necropsia al bebé. Los forenses dejan claro que se trató de una muerte violenta en un “contexto de maltrato infantil agudo y crónico”.